Shanghái inicia su reapertura tras dos meses de confinamiento domiciliario

Los 25 millones de habitantes de la ciudad china inician el regreso a una «nueva normalidad» con la arbitraria actuación de las autoridades todavía en mente

El encierro de la capital es el segundo más largo en China desde el inicio de la pandemia, después de los 76 días en Wuhan

La OMS confirma la alerta de Pedro Cavadas sobre las vacunas del coronavirus en su último informe

Conductores circulan libremente con el fin del confinamiento en Shángai REUTERS / Vídeo: ATLAS
Jaime Santirso

Jaime Santirso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iban a ser cinco días pero acabaron siendo sesenta y cinco, que por fin concluyen hoy. Shanghái ha iniciado esta mañana la reapertura después de dos meses de confinamiento domiciliario que han quebrado el espíritu de una de las ciudades más modernas y prósperas del mundo. La mayor amenaza hasta la fecha para la política de tolerancia cero del Gobierno chino, que este insiste en mantener vigente, queda de momento atrás.

Desde hoy, el 90% de los 25 millones de habitantes de Shanghái –todos aquellos que viven en zonas de bajo riesgo, sin casos en las últimas dos semanas–, podrán salir al exterior . Allí encontrarán una «nueva normalidad» en la que deberán portar mascarilla, evitar aglomeraciones, y donde restaurantes y otros locales comerciales permanecen cerrados. Los ciudadanos, además, deben someterse a una prueba cada 72 horas, procedimiento ya convertido en habitual en todo el país.

Estos no han desaprovechado la oportunidad, lanzándose a la calle. Anoche comenzó una celebración que ha continuado esta mañana, mientras los operarios públicos retiraban las últimas vallas que cuarteaban la ciudad . Aunque, más que alegría, para muchos se trata de un alivio superficial. « Nada que celebrar, mucho que recordar », sentenciaba en declaraciones a ABC un residente extranjero que prefiere no desvelar su identidad.

Un lamento extendido que hace referencia a la desprotección de los ciudadanos ante la arbitrariedad de las autoridades, manifestada, por ejemplo, en el desalojo de personas sanas y su desplazamiento a campos de cuarentena en condiciones precarias , la carestía paliada con alimentos en mal estado, la separación obligatoria de padres e hijos por pequeños que estos fueran; o la ejecución de mascotas en la vía pública.

«El Gobierno de Shanghái necesita hacer una disculpa pública para obtener la comprensión y el apoyo de la gente y reparar su relación dañada », apuntaba en su perfil de WeChat Qu Weiguo, profesor de la prestigiosa universidad de Fudan, según ha recogido la agencia Reuters. El comité local del Partido Comunista ha publicado un texto expresando su agradecimiento a los ciudadanos, aunque sin llegar a reconocer culpa alguna, y asegurando que «Shanghái hará todo lo posible por recuperar el terreno perdido al virus».

Economía sangrante

Concluyen así las restricciones motivadas por una oleada que ha dejado más de 600.000 casos y 500 muertes desde marzo ; cifras sin precedentes en un país cuyas cifras oficiales recogen en total 1,2 millones de casos y 5.200 muertes. Este rebrote, motivado por la alta transmisibilidad de las nuevas variantes, también ha provocado el confinamiento parcial de Pekín.

Pero, por encima de todo, este hecho manifiesta los límites de una política de tolerancia cero que mantiene al país atrapado. Contribuye a ello la baja tasa de vacunación entre ancianos y la reducida capacidad sanitaria, aunque no todos los motivos son científicos: también los hay propagandísticos. E l Partido Comunista no puede revertir a la ligera una estrategia que ha convertido en prueba de la «superioridad» de su modelo político y fundamento de su legitimidad. En particular en un momento en que la estabilidad prima por encima de todo, dada la proximidad del XX Congreso, celebrado cada cinco años, en el que Xi Jinping comenzará un histórico tercer mandato que le convertirá en el líder chino más poderoso desde Mao Zedong.

Quizá la economía represente la principal palanca de cambio. La actividad industrial cogió aire en mayo, pero sigue marcando mínimos similares a aquellos registrados en febrero de 2020. El objetivo anual de PIB, «alrededor del 5,5%», se antoja ya inalcanzable. La mayoría de expertos miran con suspicacia el 4,8% del primer trimestre y auguran una contracción para el segundo. « Las dificultades resultan en gran medida mayores que aquellas experimentadas cuando la pandemia golpeó al país », reconocía la semana pasada el primer ministro Li Keqiang en una reunión de emergencia de la Administración.

«El desarrollo es la clave para solucionar todos los problemas de China», concluyó, frase interpretada en ciertos sectores como una reacción al inmovilismo defendido por Xi Jinping. Shanghái ha reabierto, pero la pandemia en China sigue sin final.

 

 

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación