8-M: Así serán las dos marchas y así quedan las posiciones de partida para el Día de la Mujer

El feminismo se desgajará y discurrirá por separado en Madrid el próximo martes. La proclama de la guerra también divide al movimiento

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Érika Montañés

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Irene Montero tiene una frase fetiche y la emplea más que de costumbre cuando se aproxima el 8 de marzo , una efeméride que conmemora a la mujer trabajadora: hay que conseguir que hombres y mujeres luchen «en pie de igualdad». Lo que se traduce en mismos salarios por idénticos trabajos, más cuota de representación femenina en organismos de gestión y dirección y un reparto equitativo de las labores domésticas. En pleno siglo XXI, pocos ya están en desacuerdo con estos postulados. Pero estos días, Montero y su equipo han añadido una nueva proclama. La ministra lo dejó meridianamente claro el pasado jueves en el foro Forbes Summit Women: se niega al envío de armamento a Ucrania, con lo que desde muchos estamentos ya le afean que no quiera que combatientes ucranianos luchen «en pie de igualdad» con las tropas rusas que tienen enfrente.

Montero y parte de su partido apoyan la «vía pacífica» como solución (con notables discrepancias con los ministros Alberto Garzón, Joan Subirats o Yolanda Díaz, que se desmarcan de la postura oficial de los morados) y por eso, quieren que este 8 de marzo el mensaje de igualdad también haga referencia al ataque unilateral lanzado por Vladímir Putin . Ayer, la número dos del Ministerio de Igualdad , Ángela Rodríguez , apeló a que el feminismo piense en Ucrania: «Este 8-M tiene que ser el del ‘no a la guerra’, que el feminismo no sea ajeno a lo que está sucediendo en Europa». «Las feministas, las mujeres siempre hemos sido gentes de paz -continuó-. No es la primera vez en la historia de nuestra Humanidad que las mujeres hemos reivindicado que tiene que haber paz y que la violencia nunca es el camino para solventar nada. Las feministas lo sabemos mejor que nadie», comentó en la presentación de un spot especialmente destinado a celebrar el 8 de marzo, y que versiona la conocida canción de Rigoberta Bandini en 2020 ‘In Spain we call it soledad’, por ‘igualdad’ (’En España lo llamamos igualdad’).

El mensaje del ‘no a la guerra’ será coreado en la principal marcha de Madrid dentro de tres días, que discurrirá por un itinerario algo diferente al de los años prepandemia: saldrá de la glorieta de Atocha hasta la plaza de Colón, donde se leerá el manifiesto final. Otra marcha diferente, la que aglutine el Movimiento Feminista de Madrid, ha preferido desgajarse, como ha sucedido en otras ocasiones. No se sienten representadas por algunas «luchas» de la comisión organizadora, como la ‘ley Trans’ o la regulación de la prostitución, por poner solo dos ejemplos y plantean una alternativa. Esta segunda protesta partirá a las 19.00 horas de la Gran Vía, desde su intersección con la calle de Alcalá, y finalizará en la Plaza de España. Estará geográficamente de espaldas a la que organiza la Comisión 8-M a la misma hora, cuyo recorrido va desde Atocha a la Plaza de Colón. Donde estará Montero.

Patricia Aranguren , portavoz (o ‘vocera’) de la entidad Comisión 8-M Madrid, reconoció ayer en una rueda de prensa ofrecida en una céntrica plaza de Lavapiés, en la capital, que han optado por «el disenso», en vez de por los consensos que las unen. Ucrania estará presente en esta marcha y se colará entre los eslóganes, asumieron ella y las otras dos representantes de la entidad, Luisa Acevedo y Vivi Dipp Quitón.

La segunda marcha tampoco se siente identificada con el intento de inflar la movilización con la guerra. Su lema es 'El feminismo es abolicionista'. Ayer, tras escuchar las palabras de la secretaria de Estado de Igualdad, muchos grupos del llamado feminismo clásico -como la plataforma Alianza contra el Borrado de las Mujeres- se echaron las manos a la cabeza. Esta entidad, que agrupa a numerosas dirigentes del otro partido en el Ejecutivo, el PSOE, emplazó al equipo de Irene Montero a no empañar la convocatoria usando la manifestación para lanzar su posición ventajista sobre la guerra. Ángeles Álvarez , exportavoz socialista de Igualdad en el Congreso, reprobó que Montero «utilice el conflicto bélico para ocultar los enfrentamientos que ha provocado entre el movimiento asociativo de mujeres. Y para ocultar también su incapacidad de dar soluciones a muchos de los problemas específicos que sufren las mujeres, después de estar ya años en el Gobierno», dijo a la agencia Servimedia.

«No es una marcha de corte antibelicista ni es un día para reivindicar todos los males que afectan al mundo», enfatizaron a su vez desde el partido Feministas al Congreso.

Recursos al Constitucional

El malestar que divide al movimiento es evidente. Y, como en 2019, en las dos marchas quedará patente. Aranguren, portavoz de Comisión 8M, fue realista ayer al asumir que «el miedo, legítimo, al Covid, pasará factura» y el movimiento no espera que la movilización sea tan multitudinaria como las de 2018 y 2019, aseguró a ABC . Esta marcha se adscribe casi al cien por cien a los postulados del Ministerio de Montero, salvo -añadió- porque «para nosotras la ‘ley Trans’ es claramente insuficiente».

Se retrotrajo, además, a 2020, cuando la marcha se organizó en pleno estallido del coronavirus, y cinco días después, se había precintado el país con decenas de fallecidos y nula protección sanitaria. «En cambio, las únicas manifestaciones que se prohibieron en 2021 fueron las feministas», dijo la joven activista. «De los cinco recursos que interpusimos al Tribunal Constitucional, tres han sido admitidos a trámite -aseveró-, lo cual ya es un éxito».

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