Rusia dejará de permitir la entrada de chinos en su territorio a partir del jueves por el coronavirus
La medida afectará a los viajes privados, de negocios, estudios y turismo
El Gobierno ruso, en una directiva firmada por el primer ministro, Mijaíl Mishustin, ha tomado la drástica decisión de suspender la entrada de ciudadanos chinos en el territorio de Rusia a partir del 20 de febrero para impedir la propagación del coronavirus. Así lo acaba de anunciar la viceprimera ministra, Tatiana Gólikova, que dirige a su vez el operativo de lucha contra la enfermedad.
La medida afectará, según Gólikova, "a los viajes privados, de negocios, estudios y turismo". " Sólo se permitirá la entrada de pasajeros en tránsito ", añadió en declaraciones a los medios de comunicación rusos, aunque parece que la medida no se hará extensiva a los chinos que tengan residencia permanente en Rusia.
La viceprimera ministra explicó que la decisión se debe "al empeoramiento de la situación epidemiológica en China y a la continua entrada de ciudadanos chinos en territorio ruso". Aeroflot, la principal línea aérea rusa, será la única entre las existentes en el país que mantenga vuelos a China por el momento, aunque en la víspera anunció que reducirá su número considerablemente.
Las autoridades rusas informaron el pasado día 31 de enero de la detección de dos casos de COVID-19 en las regiones siberianas de Zabaikalie y Tiumén. Eran dos personas de nacionalidad china llegadas a Rusia el 26 y el 28 de enero respectivamente. Ambas han superado la enfermedad y han sido dadas de alta. La presencia de personas infectadas llevó entonces al cierre de los colegios en Zabaikalie.
El 30 de enero, Mishustin adoptó otra tajante medida consistente en cerrar la frontera terrestre con China , que tiene un trazado de 4.209 kilómetros y un total de 16 puestos de control para vehículos y ferrocarriles. También entonces se puso en funcionamiento el operativo de control sanitario en todos los aeropuertos rusos para detectar posibles casos de viajeros afectados por el coronavirus.
La emisión de visados quedó además restringida así como los vuelos a China. Desde el pasado día 14, las compañías chárter rusas han dejado de operar, una vez repatriados los rusos que se encontraban descansando en el país asiático. Los únicos rusos infectados por el coronavirus ha sido una pareja que estaban de crucero en el Diamond Princess y que se encuentran actualmente en Japón. A bordo del barco hay otras 24 personas de nacionalidad rusa.
Por otro lado, según la directora del órgano de control sanitario, Rospotrebnadzor, Anna Popova, los 80 rusos repatriados de Wuhan, el epicentro de la epidemia, han podido abandonar la cuarentena a la que fueron sometidos en Tiumén al no haber contraído ninguno de ellos la enfermedad. Sin embargo, más de medio millar de ciudadanos chinos continúan en cuarentena en centros sanitarios de las provincias limítrofes con China, en el Extremo Oriente.
Las radicales medidas del Gobierno ruso contrastan con una incidencia prácticamente nula del coronavirus en el país. Pero es que lo que menos necesita ahora el presidente Vladímir Putin es que el COVID-19 desaté en Rusia una epidemia justo cuando se propone someter en abril a consulta popular una polémica reforma constitucional que ha calificado de "plebiscito". Los institutos sociológicos vaticinan una participación muy baja mientras la oposición está llamando a boicotear la votación o pronunciarse en contra de las enmiendas propuestas por el Kremlin.
Tanto es así, que Putin se ha reunido ante las cámaras con Gólikova, Popova y el ministro de Sanidad, Mijaíl Murashko, en un intento de insuflar tranquilidad a la población . Aseguraron durante el encuentro que la comunidad científica rusa se encuentra "cerca" de crear una vacuna contra este nuevo tipo de neumonía.
La proximidad de China, no obstante, hace que entre los rusos exista una cierta preocupación y algunos desaprensivos han aprovechado estos temores para elevar la audiencia en sus cuentas en redes sociales . Un tayiko de 26 años llamado Koromatullo Dzhabórov se encuentra en prisión preventiva por simular, el pasado día 2 en el metro de Moscú, un ataque de neumonía. Se tiró al suelo del vagón en medio de convulsiones y los viajeros creyeron que se trataba de un caso de coronavirus. Al llegar a la siguiente estación, todos huyeron despavoridos. Ahora el bromista espera juicio y podría enfrentarse a una pena de cinco años de cárcel.
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