Mak, la rodilla biónica que acorta el tiempo de recuperación tras una cirugía
El precio de cambiar una articulación desgastada por una prótesis no solo se paga con el paso por el quirófano. Después queda un duro proceso de rehabilitación. Al menos, hasta ahora. Científicos españoles han diseñado un exoesqueleto miniaturizado que acorta el tiempo y recuperación del paciente
«Fisios», rehabilitadores y traumatólogos del Hospital de La Zarzuela en Madrid llevan meses revolucionados, como niños con zapatos nuevos. «Cuando llegó el exoesqueleto, no dábamos un euro por él. Pensamos “otro aparato más” y ahora casi nos peleamos por utilizarlo. Va fantástico. Mejora la cicatrización, la inflamación, se puede trabajar precozmente , con más intensidad y sin sufrimiento para el enfermo. Acortamos el tiempo de recuperación, el alta médica.., todo son ventajas», explica con entusiasmo Ana Luisa López Morón, médico rehabilitadora de La Zarzuela.
Este ha sido uno de los centros sanitarios que han puesto a prueba la primera ortesis robotizada de rodilla totalmente portátil que aprende con el paciente. Se llama Mak y es un diseño con sello español, desarrollado por Marsi Bionics. Esta empresa está vinculada al Centro de Robótica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En La Zarzuela lo ensayaron con diez pacientes que necesitaron una artroplastia de rodilla , la mayoría de una edad avanzada. Los dividieron en dos grupos: cinco fueron tratados con la rehabilitación clásica (movilización manual, ejercicios en el gimnasio, ultrasonidos…) y el resto con MAK, el exoesqueleto. Petra, con 18 cirugías a sus espaldas y 83 años, fue una de las elegidas. Ella, que llevaba más de seis años resistiéndose a pasar de nuevo por el quirófano para mejorar su rodilla dolorida, se lamenta ahora de no haberse decidido antes. «Vecinos y amigos que habían pasado por la operación me decían que era una recuperación muy dura, que duraba meses. A mí, al mes, me dieron el alta y nadie se creía que estaba recién operada cuando me veían caminar . Mentiría si te dijera que lo pasé mal, fue molesto pero no doloroso», dice.
Su rehabilitadora lo corrobora: «Deberías verla con qué garbo camina ahora. Sin el exoesqueleto no hubiéramos podido rehabilitar a Petra como lo hicimos . Esta tecnología nos permite hacer movilizaciones más controladas sin riesgos para los pacientes. Trabajamos precozmente para evitar trombos y también prevenimos la artrofibrosis, una complicación que provoca la rigidez de la rodilla por hacer movilizaciones muy agresivas. Cuando sucede es muy difícil de tratar. Con el exoesqueleto nos adaptamos a la necesidad de cada persona. Analiza la biomecánica de la marcha y trabaja para mejorarla».
MAK nació en el laboratorio de Elena García Armada , una ingeniera industrial que se formó trabajando en robótica con aplicaciones para la industria. Hasta que un día recibió la llamada de una familia. Su hija pequeña había quedado parapléjica por un accidente. Necesitaban ayuda para que volviera a caminar y nadie les daba una solución. Así surgió el germen de Marsi Bionics , una empresa diseñada para fabricar exoesqueletos infantiles. Con sus ingenios, García Armada está ayudando a caminar a niños sin fuerza muscular que nunca lo hubieran logrado sin su tecnología.
La revolución de los exoesqueletos
El nuevo ingenio diseñado para la rodilla es un nuevo paso en el mundo de los exoesqueletos, una nueva industria en pleno desarrollo que confía en resolver problemas donde la medicina no llega. O convertirse en una ayuda técnica esencial para una población envejecida . En Japón ya se utilizan exoesqueletos ligeros para ayudar a personas mayores a cargar peso o a adultos con trabajos que exigen movimientos repetitivos.
La revolución no ha hecho más que comenzar y Elena García Armada está liderando este campo en España . La ortesis de rodilla que ha diseñado es mucho más sencilla que Atlas, el exoesqueleto infantil con el que irrumpió en las terapias robotizadas, pero «no había ningún dispositivo similar en el mercado», apunta. «MAK se acopla al cuerpo y cuando la persona que lo lleva hace intención de moverse, el robot le sigue y lo hace con un movimiento natural e intuitivo». Más fácil de comercializar que los grandes exoesqueletos, su desarrollo podría beneficiar hasta los 40 millones de personas en el mundo que deben rehabilitar su rodilla. Esta primera versión se ha diseñado como una ayuda hospitalaria que debe utilizarse con personal bien entrenado . Si se logran miniaturizar los elementos y abaratar costes, quizá pueda convertirse en una ayuda diaria que contrarrestaría la fragilidad muscular.
Ictus, esclerosis múltiple...
El desarrollo de la rodilla biónica es mucho más sencillo, aunque su utilidad está fuera de dudas. En La Zarzuela han ensayado esta rodilla biónica con enfermos que necesitaban una cirugía de rodilla, pero podría ser el mejor aliado para rehabilitar la marcha de personas con esclerosis múltiple , atrofia muscular o aquéllos que han sufrido un ictus. En estas enfermedades tan diferentes hay un nexo de unión: la marcha o acción de caminar se ve afectada en mayor o menor medida.
Quien no haya tenido un problema similar puede pensar que andar es fácil. Lo hacemos de forma natural, sin pensar, casi como respirar. Sin embargo, este gesto tan natural requiere que muchos músculos se coordinen y se activen al mismo tiempo. Y en este proceso la rodilla es un punto clave, la zona que requiere más actividad muscular para asegurar el inicio de la marcha. MAK se fija a la rodilla y no solo ayuda a caminar y a hacerlo con rapidez (un metro por segundo). Permite sentarse y levantarse de una silla y, lo más difícil, subir y bajar escaleras. «Todo un hito porque no solo requiere potencia sino estabilidad» , señala Elena García Andrade.
El Hospital Aita Menni de Mondragón ha ensayado el ingenio con pacientes con daños en el sistema nervioso: esclerosis múltiple, ictus, síndrome postpolio y traumatismo craneoncefálico. La experiencia también fue muy buena, según Juan Ignacio Marín, médico rehabilitador del servicio de daño cerebral del centro vasco. «Los pacientes lo toleran muy bien, se adaptan con rapidez y les resulta cómodo, gracias a que el dispositivo intuye lo que debe hacer. Si debe frenar el movimiento, bloquear la rodilla… Con otros aparatos necesitas adaptarte a lo que la máquina te indica». Aunque Marín aclara: « No hay milagros. La ortesis es una ayuda . Si una persona no puede andar no va a caminar solo por ponerle el dispositivo. Pero es útil para conseguir ese objetivo con ayuda de un terapeuta, de ejercicios…»
Otra ventaja para los enfermos neurológicos, según este especialista, es que favorece la rehabilitación precoz. En el caso de la cirugía de rodilla, a los dos días de la operación. Para los enfermos neurológicos, incluso cuando apenas hay actividad muscular, sin esperar a ganarla . En pacientes que ya están caminando les ayuda a caminar más rápido, más simétrico y una mayor distancia
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