Protestas en las calles de Italia por la entrada en vigor del certificado de vacunación obligatorio para trabajar
A Draghi no le importa el desgaste de la presión de los antivacunas en la calle, porque «el gobierno no sigue el calendario electoral»
Italia no se paralizó este viernes, como habían amenazado los movimientos antivacunas , al entrar en vigor el certificado de vacunación contra Covid, obligatorio para entrar en los lugares de trabajo públicos y privados, incluso para el servicio doméstico. La obligatoriedad se había impuesto ya para acceder en lugares cerrados como cines, teatros, museos o restaurantes . Los que todavía no se han vacunado, han tenido que presentar un test de antígenos realizado dentro de las 48 horas previas a la incorporación a su empleo, para demostrar que es negativo al coronavirus. Tras una jornada no exenta de tensión, en la que se temía la posibilidad de enfrentamientos entre grupos extremistas, el primer ministro italiano, Mario Draghi, ve reforzada su posición de ser inflexible sobre la dura medida del certificado de vacunación obligatorio en el trabajo. A Draghi no le importó el posible desgaste por la movilización de los antivacunas en la calle y no cedió ante la presión social y de algunos partidos, porque considera imprescindible culminar con éxito la campaña de vacunación para lograr la recuperación económica del país.
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Se temía un viernes negro, con dificultades en algunos sectores, ante la oposición, a veces violenta, de los que se oponen al certificado de vacunación . Pero, con la excepción de las protestas de pequeños grupos en muchos puntos del país, la jornada transcurrió con cierta normalidad y no se paralizó el país como amenazaron los antivacunas, aunque en algunos lugares se registraron momentos de tensión. La mayor preocupación para el gobierno la constituye el sector del transporte y el portuario, donde el 20% de los trabajadores no está vacunado. Todavía hay casi cuatro millones de italianos que ni siquiera recibieron la primera dosis de la vacuna , entre ellos 350.000 transportistas por carretera, 60.000 miembros de las fuerzas policiales, incluidos 18.000 policías, y 250.000 empleados públicos. Es también considerable el número de los sanitarios no vacunados: a final de septiembre, los médicos suspendidos del registro de los colegios médicos italianos, por no estar vacunados, eran 644 . Según la Federación de médicos. Llegó a haber 820 suspensiones, pero 176 fueron eliminadas después de que los médicos se vacunaron. En principio puede parecer sorprendente el alto número de servidores públicos no vacunados, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno estableció un calendario de vacunación, dando prioridad a policías, fuerzas armadas, sanitarios y personal de otros servicios públicos.
Un movimiento heterogéneo
En realidad, el mundo de los movimientos hostiles a las vacunas es muy heterogéneo en Italia, incluyendo algunas tendencias muy radicales y extremas : Algunos incluso teorizan sobre ideas conspirativas, desde la hipótesis de los diseños ocultos para el control de la población hasta los de una dirección clandestina de las multinacionales farmacéuticas. Según el conocido divulgador científico Mario Tozzi, entre los antivacunas hay también «negacionistas del clima, defensores de la tierra plana y muchos seguidores de un sector curiosamente con notable predicamento en Italia: astrólogos, zahoríes, magos, curanderos y charlatanes de diversas tendencias». Además, el fenómeno incluye a grupos o individuos que no tienen la intención de clasificarse como antivacunas y justifican su rechazo a la vacunación contra el Covid apelando a la «libertad de elección» u objeción de conciencia.
No solo hay gentes que se declaran antivacunas entre grupos extremistas de extrema derecha , también se dan en la extrema izquierda, incluso un par de conocidos filósofos italianos se han expresado contra el certificado de vacunación. Por ejemplo, el famoso politólogo y filósofo Massimo Cacciari, exalcalde de Venecia, ha reiterado en numerosas ocasiones que «el certificado sanitario obligatorio crea una vulnerabilidad legal-institucional», algo en lo que no están de acuerdo numerosos expertos constitucionalistas. Precisamente, para evitar este interminable debate, el gobierno, que en principio consideró también la opción de imponer como obligatoria la vacuna, se decantó por imponer la obligatoriedad del certificado sanitario Covid, confiando en alcanzar el mismo objetivo: La vacunación de al menos el 90% de la población.
Por qué tal la rebeldía
Ante tal diversidad de corrientes entre los antivacunas, el sociólogo Giuseppe Roma, exdirector del prestigioso Instituto de investigación socioeconómica (Censis), da una explicación sobre esa rebeldía que, para la gran mayoría del país, no está justificada ni es razonable: «No creo que sea una rebelión provocada por la marginación y la pobreza , porque los que suelen protestar en las manifestantes contra las vacunas y el certificado sanitario Covid pertenecen sobre todo una clase media baja. La lectura a realizar es biopolítica: cuando el poder y la política intervienen en tu cuerpo, en la esfera más íntima del individuo (con la vacuna y certificado sanitario Covid), pueden surgir reacciones emocionales e irracionales. Sorprende que seamos un pueblo que se adapta a todo mientras no se toque el ámbito individual. Estamos dispuestos a apartarnos de nuestros principios para adaptarnos a la situación de la forma más conveniente. Pero con la vacuna y pasaporte digital mantenemos posiciones intransigentes: reconocemos el principio de la persona pero no el de la comunidad. Y para mantener nuestro principio salimos a la calle. Es un universo de personas que no es homogéneo. Pero exigir el pasaporte Covid es una necesidad, como lo demuestra el que un 90 % de los italianos lo aceptan».
Los antivacunas y los contrarios al pasaporte verde digital Covid amenazaron con paralizar hoy el país. Pero no han logrado su objetivo, aunque ha habido algunos incidentes. No ha habido convocatoria única para una manifestación nacional de protesta, sino numerosas iniciativas en diversos lugares del país , frente a los lugares de trabajo, con los contrarios al certificado de vacunación tratando de evitar que algunos empleados entraran a sus puestos de trabajo.
Los antivacunas se han coordinado en la plataforma Telegram, con diversos chats, entre ellos 'No Green Pass (así es llamado en Italia el certificado de vacunación) - Ganemos juntos', 'No Green Pass – Basta ya'.
Protesta ante base militar
La mayor preocupación para las fuerzas del orden se concentró en el puerto de Trieste, en la región de Friuli Venecia Giulia, al noreste de Italia. Desde hace días, los más intransigentes contra el certificado habían amenazado con bloquear el puerto . El certificado de base que ha organizado la mayor protesta cuenta con 260 inscritos entre los 1.600 empleados en el puerto de Trieste. Ha habido un intento de bloqueo a la entrada del trabajo , pero el puerto funciona, según ha manifestado el presidente de la región, Massimiliano Fedriga. En la mayoría de los puertos la situación es tranquila y se trabaja con normalidad.
Entre los incidentes llamativos, cabe destacar la primera «sentada» de miembros de la Fuerza Aérea frente a las puertas de entrada de la base militar italiana de Sigonella (Sicilia) contra el certificado de vacunación obligatorio . La protesta, en la que participaron algunas decenas de manifestantes, fue promovida por el sindicato Air Force Union (Sindicato de la Aeronáutica Militar, SIAM), y se llevó a cabo en el horario previsto: de 7 a 07.25 de la mañana.
Algunas protestas se han producido también en el sector escolar. En la Piazza Tribunale di Bolzano (Tirol del Sur) , tuvo lugar una manifestación del movimiento 'No green pass' (el pasaporte verde de vacunación), con la participación de padres de escolares. Se congregaron unas 200 personas por iniciativa del movimiento Padres Activos cuyo lema es «Nadie tiene derecho a obedecer», la famosa frase de la politóloga y filósofa Hannah Arendt, frase escrita en uno de los edificios de la plaza.
Objetivo del gobierno
Con la obligatoriedad del certificado sanitario Covid, el gobierno pretende que se llegue a final del mes de octubre con el 90 por 100 de la población vacunada y alcanzar así la inmunidad de grupo o rebaño. Actualmente, más del 80 % de los italianos mayores de 12 años ha recibido ya las dos dosis de vacuna. Sin duda, el certificado de vacunación ha dado un notable resultado. En menos de un mes, desde que el gobierno anunció el 16 de septiembre que la medida sería obligatoria, hasta el 13 de octubre se administraron 559.954 primeras dosis de vacuna más de lo esperado: 1.768.226 en lugar de 1.208.272, con un incremento del 46%.
Según el célebre virólogo Roberto Burioni, hoy Italia está dividida en relación con las vacunas , de la siguiente forma: «Por un lado, los vacunados (85%), que en caso de enfermar lo hacen levemente e infectan poco. Por otro lado, están los no vacunados (15%), que pueden enfermarse gravemente y son extremadamente contagiosos. A unos y a otros los divide una vacuna, mucho más segura que las que se suministran para la infancia».
Muchas personas reacias a vacunarse están cediendo ante las duras sanciones previstas.
El empleado que entra en su puesto de trabajo sin certificado sanitario se arriesga a una sanción de 600 a 1.500 euros. Cada día que falte al servicio, hasta que exhiba el certificado de vacunación, se considera una ausencia injustificada. Durante los días de ausencia no percibirá el salario , pero en ningún caso la falta del pasaporte verde Covid conlleva el despido laboral. El empresario que no controle el pasaporte Covid corre el riesgo de una multa desde 400 euros hasta 1.000.
Politización de la protesta antivacunas
La mayor parte de los italianos, el 90% según las encuestas, es partidaria del certificado de vacunación. Pero el sector antivacunas, muy minoritario, ha sido muy ruidoso, organizando numerosas manifestaciones contra el certificado sanitario Covid. Especialmente grave fue la protesta del pasado sábado en Roma, con el asalto a la sede del principal sindicato del país, la Confederación General del Trabajo (CGIL), que fue devastada. Fueron detenidos 12 manifestantes, entre ellos los dos líderes del partido de extrema derecha Forza Nuova, neofascista, que dirigieron el asalto al sindicato, culpable , según ellos, de no defender a los trabajadores que se oponen al certificado de vacunación. La magistratura estudia la posible ilegalización de Forza Nuova y también el gobierno Dragi reflexiona sobre la disolución de la formación neofascista.
La izquierda ha acusado a la Liga y a Hermanos de Italia de ambigüedad en la condena y rechazo de los grupos antivacunas , un movimiento que ha sido instrumentalizado sobre todo por los neofascistas. La ambigüedad de Hermanos de Italia y Liga ha tenido un motivo electoralista: Pescar votos en las aguas del heterogéneo movimiento antivacunas.
La Liga y sobre todo Hermanos de Italia intentaron que no fuera obligatorio el certificado de vacunación. La Liga pidió que al menos los test fueran gratuitos. Pero el gobierno se opuso a la gratuidad por considerarla injusta , ya que ofrecer gratis el test supondría una discriminación para lo que se han vacunado. En definitiva, el gobierno se ha opuesto a la gratuidad de los test , porque en ese caso el certificado de vacunación habría perdido su capacidad de vencer la última resistencia que algunos mantienen contra las vacunas. El test es posible hacerlo en las farmacias, con un precio que fue fijado por decreto: máximo 8 euros para una prueba rápida de antígenos para menores, máximo 15 euros para mayores de 18 años.
Draghi, inflexible
La obligatoriedad del certificado de vacunación es una medida única en Europa . Hasta las vísperas se pensó que quizás el gobierno podía ceder o flexibilizar el duro decreto ley, ante las presiones y amenazas de los antivacunas. Una cierta cesión hubiera sido incluso comprensible en un país acostumbrado a que muchas veces las leyes queden muy diluidas en el paso desde la promulgación hasta su puesta en práctica. Pero Mario Draghi, ha sido inflexible, no permitiendo posponer la medida, porque considera que la recuperación económica depende de la campaña de vacunación, que hasta ahora ha sido un éxito. A Draghi no le ha preocupado enfrentarse al desgaste que puede representar para su gobierno una jornada de protesta en la calle, pero recientemente el primer ministro dejó muy claro con una frase de siete palabras que él solo mira por los intereses del país: «El gobierno no sigue el calendario electoral».