Coronavirus
De producir neveras a respiradores: «Fabricaremos todo lo que la Sanidad necesite, cómo no hacerlo»
Cientos de empresas reorientan su actividad industrial en España para paliar la escasez de material sanitario
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Nunca se imaginaron en Callaghan que pasarían de fabricar calzado a mascarillas en tan solo tres días. «Y haremos respiradores si es lo que hace falta», afirma Basilio García, consejero delegado e hijo del fundador de la empresa riojana. Es una emergencia nacional. Una guerra, no contra ningún país, sino contra un virus que se está cobrando la vida de miles de personas. «Tenemos un enemigo que se esconde y no hay ningún medio que, por sí solo, pueda con él. Ni siquiera el Gobierno», asevera.
Son cientos las empresas que se han puesto a disposición del Gobierno para reconvertir sus instalaciones y fabricar los materiales que sean necesarios para luchar contra el coronavirus. En la fábrica de Arehucas , en Gran Canaria, se ha paralizado la producción de ron y ya solo se destila alcohol de uso sanitario. El grupo Inditex prevé enviar ya 300.000 mascarillas quirúrgicas, que se sumarán a las 10.000 donadas esta semana. Nivea ha movilizado su red de suministro y espera producir 500 toneladas de desinfectante en Hamburgo, Waldheim y Madrid. Son apenas unos ejemplos de la avalancha que se está produciendo.
En las instalaciones de Callaghan la transformación ha sido muy rápida. Nadie se lo pidió, pero no pudieron evitar actuar al ver que se rozaban los 10.000 infectados y que los hospitales trabajaban casi sin suministros. En tres días sacaron un patrón para confeccionar las mascarillas, buscaron las materias primas necesarias dentro de sus proveedores habituales y se hicieron con un troquel para poder producirlas a nivel industrial. El primer día fabricaron 20 unidades, el segundo 100 y el tercero 1.000 . Y seguirán multiplicando el número, con ayuda de otras empresas de la zona que se han ofrecido a ayudar, movidas por un sentimiento de solidaridad. «Creo que esto refleja el país que somos» , asegura Basilio García. Un país que, reflexiona, se une ante la adversidad y es más fuerte de lo que se podía pensar.
Así es como los aplausos en los balcones se han transformado en un esfuerzo común por crear el material sanitario que escasea. El trabajo viene de lugares como las fábricas de tapizados de Montealegre del Castillo (Albacete), que han facilitado su material a voluntarios para confeccionar batas y mascarillas. De militares de la base aérea de Alcantarilla (Murcia), que han cambiado el paracaídas por la máquina de coser. O de pequeños negocios , como el de patchwork (unión de retales) de Daimiel (Ciudad Real), que está preparando unidades para el Hospital de Tomelloso (Ciudad Real).
Respiradores
Los mismo ocurre con la producción de respiradores, «bajo un estrés cercano al límite», según reconoció el viernes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Buena parte de la industria automovilística, con grupos como Fiat Chrysler, General Motors o Ford, se han ofrecido para ayudar en la producción; aunque es un reto importante de adaptación y que llevará tiempo. Mientras, en una empresa de neveras portátiles y plásticos de Lepe (Huelva), Polisur , ya están ultimando las máquinas para poder empezar a producirlos en masa.
«Vamos a fabricar todo lo que la Sanidad necesite» , asegura a ABC el gerente de la empresa, José Luis Fernández Santana. «Es lo que toca ahora, cómo no hacerlo». Cuando se empezó a complicar la situación por el coronavirus en Italia, comprobó que uno de los principales problemas para asistir a quienes lo necesitaban era la falta de respiradores, así que encontró en internet un vídeo de una bioingeniera de EE.UU. que había fabricado una máquina casera. «Lo vi sencillo y hablé con mis técnicos». Se podía hacer, aunque realizando cambios en sus instalaciones . No titubearon en ejecutarlos . «Es algo que necesitamos», explica el responsable de Polisur. Desde entonces han trabajado a marchas forzadas, y se han multiplicado las llamadas de empresas para colaborar. Tras pasar el periodo de pruebas, el lunes comienzan la producción en masa, que esperan que pueda alcanzar a los 200 respiradores diarios .
Estos empresarios podrían haber optado ya por realizar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), pero están trabajando de forma altruista. «La consejería de Salud nos ha dicho algo sobre ayudas, pero no sé, me da igual, no tengo eso en la cabeza. Mi vía económica es el calzado», asegura Basilio García, que reconoce no saber si acierta o se equivoca con sus decisiones en lo que respecta al futuro de su compañía. Pero en un momento de emergencia nacional, dice, todos pueden ayudar. Unos, quedándose en casa. Otros, trabajando. Y en las instalaciones de la empresa de Arnedo ahora el equipo se siente útil, aunque mientras producen «se les caen las lágrimas», dice García.
El número de negocios, fundaciones y particulares que están ayudando ya es difícil de cuantificar. Hay más de 300 personas que, con impresoras en 3D, se han unido para fabricar respiradores de bajo coste. No es una idea descabellada. En un hospital de la ciudad italiana de Brescia, en la región de Lombardía, este recurso solucionó su escasez. Todos ellos saben que su aportación puede ayudar a salvar vidas . Como asegura Basilio García: «Lloraré lo que tenga que llorar después». Ahora lo que toca es trabajar.
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