Las primeras vacunas irán para ancianos de residencias, sanitarios y quien no teletrabaje
Sanidad ultima una estrategia de vacunación que priorizará a los más vulnerables, a quien pone en riesgo su vida y ayude a mantener la economía
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El mundo se prepara para la campaña de inmunización más complicada de la historia. Las primeras vacunas llegarán con cuentagotas y cada país deberá decidir a quién destina las primeras dosis. España trabaja desde hace dos meses con varios grupos de expertos, con contratos de confidencialidad, para definir una logística endiablada que no solo debe decidir a quién priorizará en la vacunación sino cómo se repartirán las dosis por todo el territorio nacional. ¿Se distribuirán con un criterio equitativo?, ¿se enviarán a las localidades con más casos?, ¿a las comunidades con la población más envejecida? Muchas de estas preguntas aún no tienen respuesta; se tendrán «hacia el 23 de noviembre», fecha en la que el Ministerio de Sanidad confía en tener atada su estrategia de vacunación para empezar a vacunar a finales de este año.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, solo ha adelantado que tendrán prioridad para vacunarse las personas mayores y el personal sanitario. Esta es la misma propuesta de países como Alemania que ya han presentado su estrategia de inmunización. Pero con las primeras dosis que, previsiblemente, llegarán a finales de diciembre, no se podrá proteger a un grupo tan amplio.
Según ha podido saber ABC, la propuesta con la que trabaja el Ministerio de Sanidad es empezar con los más vulnerables entre los vulnerables: los mayores que viven en residencias , el grupo donde el Covid se cebó en la primera oleada de la pandemia y donde hubo, al menos, 20.268 fallecidos.
Además de a los ancianos que viven institucionalizados se daría prioridad al personal destinado a su cuidado en los asilos, así como a los médicos y enfermeros que trabajan en primera línea, tanto en hospitales como en centros de salud.
Economía y ética
Los expertos que asesoran al Gobierno se basan en criterios éticos de proteger a los vulnerables y a los que ponen en riesgo su vida. Por eso, conforme vayan llegando las vacunas, se inmunizará también a los mayores que vivan en sus hogares con más posibilidades de tener complicaciones por el Covid y a los enfermos crónicos.
A la hora de elegir entre este grupo más amplio de personas con problemas de salud se tendrá en cuent a el riesgo de que puedan evolucionar peor en caso de contraer el nuevo coronavirus, tanto por la edad como por todas las enfermedades asociadas. Así como el riesgo de transmitir a terceros , en el caso de los cuidadores.
A diferencia de lo que sucedió en la primera oleada de la pandemia, cuando hubo que practicar una medicina de catástrofe y salvar a los que más posibilidades tenían, se ha optado por un criterio en el que prima la ética y no es utilitarista.
La priorización se hará teniendo en cuenta la equidad y la vulnerabilidad , lo que significa proteger a los más débiles, no a los más útiles.
Sin embargo, quienes trabajan en la estrategia no olvidan tampoco los criterios económicos. Sin economía no hay salud . Por eso, uno de los grupos marcados como preferentes son los trabajadores que por su profesión no puedan teletrabajar. Es decir, tendrán más posibilidades de recibir antes la vacuna un camarero o un repartidor que alguien que trabaje en una oficina y pueda desempeñar su labor a distancia.
Sociólogos, matemáticos...
En la estrategia de vacunación frente al Covid participan todas las comunidades autónomas, además de técnicos independientes de diferentes disciplinas, no solo con un perfil especializado en vacunas. Entre ellos hay matemáticos, sociólogos o juristas. El ministro, Salvador Illa, detalló que forman parte de este grupo, además del Ministerio y ocho comunidades, dos miembros del Comité de Bioética, un sociólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, un experto en la metodología sobre la investigación de la evaluación de programas de vacunación, cuatro especialistas en modelización matemática del Instituto de Salud Carlos III, representantes de sociedades científicas como la Asociación Española de Vacunología o la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, el Centro Nacional de Epidemiología, el Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias y Emergencias Sanitarias, que dirige Fernando Simón, o la Agencia Española de Medicamentos.
Ellos son los encargados de establecer una relación de grupos y subgrupos que irán adaptando sus recomendaciones en función de las dosis que España vaya recibiendo, como recordó ayer Simón. También trabajan en aspectos logísticos, formación específica que debe proporcionarse a los profesionales sanitarios o cómo se comunicará a la población estas medidas.
Las propuestas aún están en elaboración . Se espera tener el informe final a últimos de mes. Después, deberá ser debatido en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, donde están representadas todas las comunidades autónomas.
La campaña de vacunación del Covid no será fácil y no solo porque habrá que elegir quién se beneficia primero. Se requiere casi una estrategia militar para llegar a toda la población española y hacer 94 millones de pinchazos, si se necesitan dos dosis por habitante, como sucede con algunas de las vacunas desarrolladas para proteger del coronavirus.
Una logística complicada
La logística se complicará aún más si se elige finalmente la vacuna de Pfizer o la del laboratorio Moderna. Ambas se basan en una tecnología diferente –ARN mensajero– que obligará a transportarla a temperaturas en algunos casos a -80 grados centígrados.
Aunque la propia farmacéutic a ha pensado y desarrollado una solución para mantener la cadena de frío, se necesitará formar al personal. Los sanitarios que trabajen con ella deben saber cuánto tiempo aguanta sin perder eficacia una vez descongelada, por ejemplo. La logística deberá tener como objetivo perder el menor número posible de vacunas.
España ha firmado ya cuatro contratos con la Comisión Europea para el suministro de vacunas. Las primeras dosis que empiecen a distribuirse por Europa y España llegarán de los laboratorios AstraZeneca, Sanofi, Janssen y Pfizer. Todas poseen tecnologías diferentes y aún no han completado sus ensayos clínicos que permitirán conocer su perfil de seguridad y eficacia frente al coronavirus.
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