Primer apoyo institucional del Vaticano a Benedicto XVI contra los abusos sexuales
Su diario oficial publica un editorial en apoyo del Papa emérito
El Vaticano ha publicado un «editorial» en la primera página de su periódico oficial 'L'Osservatore Romano' en el que reivindica la labor de Joseph Ratzinger en la lucha contra los abusos en la Iglesia, primero como cardenal y después como Papa.
Cuando el jueves pasado, un informe de un estudio de abogados de Alemania acusó a Ratzinger de no haber actuado correctamente contra cuatro denuncias de abusos entre 1977 y 1981, el portavoz de la Santa Sede aseguró que se prestaría «la debida atención al informe». También mostró su solidaridad con todas las víctimas y su repulsa de cualquier abuso, pero no mencionó a Benedicto.
El editorial de este jueves rompe ese discreto silencio ante la delicada situación, y constituye un primer apoyo institucional al Papa emérito, de 94 años. El texto, firmado por Andrea Tornielli , director editorial de los medios de comunicación del Vaticano, no aborda las acusaciones del informe alemán, pero dice que «es justo recordar la lucha de Benedicto XVI contra la pedofilia clerical y su disposición a reunirse y escuchar a las víctimas y pedirles perdón durante su pontificado».
Confirma que «el Papa emérito emitirá una declaración detallada cuando haya terminado de examinar el informe», y añade que «mientras tanto, se puede repetir con contundencia la condena de estos delitos, siempre reiterada por Benedicto XVI, y se puede revisar lo que se ha hecho en la Iglesia desde su pontificado ».
El texto oficial condena sin matices cualquier abuso a menores y añade que «si lo comete un sacerdote es aún peor, como han repetido sucesivamente los dos últimos pontífices».
Añade que Joseph Ratzinger, «como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe combatió el fenómeno en la última fase del pontificado de San Juan Pablo II». Además, como Papa, «promulgó normas durísimas contra sacerdotes abusadores, auténticas leyes especiales para combatir la pederastia».
Atribuye a Benedicto XVI un papel protagonista en el «cambio de mentalidad para combatir el fenómeno de los abusos» en la Iglesia, que suponía « escuchar y estar cerca de las víctimas a las que siempre hay que pedir perdón».
Para explicar este cambio cultural, recuerda que «desgraciadamente» durante mucho tiempo ante cada denuncia se tenía a mantener las distancias con las víctimas y sus familiares, «e incluso se les señalaba como de la Iglesia y de su buen nombre», en vez de «personas heridas a las que hay que acoger y acompañar por caminos de curación».
Reivindica que Benedicto XVI «fue el primer Papa que se reunió con víctimas de abusos». Además, destaca que «durante la tormenta de escándalos en Irlanda y Alemania, propuso el rostro de una Iglesia penitente, que se humilla pidiendo perdón, que siente consternación, remordimiento, dolor, compasión y cercanía, contra la opinión de muchos autodenominados», que aconsejaban hacer oídos sordos. Éstos veían los abusos como meras denuncias con fines económicos, exageraciones o ataques de los medios.
Andrea Tornielli pide no considerar el informe de Múnich ni como una «investigación judicial ni una sentencia definitiva». Añade que «ayudará a combatir la pederastia en la Iglesia» si el resultado “no se reduce a buscar chivos expiatorios fáciles y a juicios sumarios». Según Tornielli, esta actitud impide «buscar la justicia en la verdad y hacer un examen de conciencia colectivo sobre los errores del pasado».
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