Artículo de José Augusto García Navarro
El presidente los geriatras: «Deberíamos pasar las vacaciones en una residencia de mayores»
Mientras, seguiríamos sin ver los planes de contingencia en marcha para el previsible rebrote del coronavirus del otoño
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Es la hora de las soluciones . Ahora necesitamos incrementar el número de profesionales que cuidan a nuestros ancianos más vulnerables y pagarles mejor, más control a las empresas de provisión tanto públicas como privadas, participación de los familiares en la decisiones, planes de contingencia de cada residencia y reservas estratégicas de material sanitario y test diagnósticos para el rebrote, protocolos de derivación a hospitales pactados y razonables, planes de atención sanitaria en nuestras residencias.
«Todos nosotros deberíamos pasar este verano unas vacaciones en una residencia de mayores. Sería un buen destino vacacional para ver de cerca otra realidad, para reflexionar. Y también para darnos a todos un poco de autoridad a la hora de hablar y de opinar.
Así veríamos cómo los trabajadores que allí están cada día nos ofrecen atención próxima y de calidad, intentando servir a nuestras necesidades y personalizar nuestra atención , mostrándose cercanos y conociendo cuáles son nuestras áreas más débiles y también nuestras potencialidades. Además, se interesan por nuestras aficiones y por nuestros gustos, intentando complacernos. Así, viviríamos en primera persona cómo intentan darnos lo mejor y cómo se esfuerzan por tenernos bien atendidos.
Viviríamos en primera persona su dedicación encomiable, su entrega y en la mayoría de ellos su enorme vocación. Pero también veríamos cómo van estresados porque no tienen tiempo para atender a todos como les gustaría. También nos daríamos cuenta de cómo desearían tener más disponibilidad y espacios para hablar a gusto con las familias, para intercambiar experiencias con los residentes, para compartir miedos, esperanzas, frustraciones … y también para cuidar. Más tiempo para cuidar, más tiempo para poder ofrecer una atención de forma personalizada.
Y, mientras tanto, nos llegarían noticias a través de los medios de comunicación de los intereses de las empresas de provisión de servicios sociosanitarios. Si a ellos les tocaba o no hacer según qué servicios o si el problema era la desprotección del sistema de salud, si se les cuestiona por su condición de empresas privadas, si no tienen más financiación para dar más tiempo a los cuidadores para que cuiden, si el sistema de control es el adecuado o no…una discusión enormemente alejada de la atención personal a personas vulnerables.
Y también viviríamos, al poner la televisión o la radio o al leer la prensa, cómo nuestros políticos se pelean por la gestión de las residencias de mayores durante la epidemia del coronavirus. Ruido. Más ruido. Pim pam pum.
Desgraciadamente, aparte del pim pam pum, seguiríamos sin ver los planes de contingencia en marcha para el previsible rebrote del coronavirus del otoño -quizá antes- y sin noticias de las reservas estratégicas suficientes de equipos de protección individual (EPI) con los que proteger a nuestros trabajadores. Tampoco tendríamos ninguna noticia de cómo derivar a pacientes a hospitales cuando llegue la nueva crisis (si es que está indicado), seguiríamos sin saber cómo «se medicalizarán» las residencias y sin información a nosotros ni a nuestros familiares sobre cómo abordarán una nueva onda epidémica.
Ningún partido político se ha preocupado por las residencias de mayores en las últimas décadas. Ninguno. Sólo hay que mirar los programas electorales de todos ellos. La gran tristeza es que ahora sólo utilizan este asunto en su guerra para mantener o para ganar un puñado de votos, en lugar de para mejorar el sistema de atención a las personas mayores más vulnerables.
Después de nuestra experiencia estival en la residencia, probablemente pensaríamos que hemos pasado unos fantásticos días de vacaciones, pero afortunadamente son sólo unas vacaciones, y volveríamos a casa. No nos quedaremos en la residencia esperando el rebrote.
Al llegar a casa casi seguro que todos recordaríamos a esos cuidadores que nos han ofrecido atención cada día con cercanía y dedicación. Y con unos salarios muy justos…Mejor dicho, con unos salarios muy injustos.
Pero también pensaremos que no nos merecemos un debate de tan bajo nivel ante la crisis humanitaria que hemos vivido en las residencias de mayores. Ni por parte de nuestros políticos ni de las empresas proveedoras de servicios. Ni de los medios de comunicación. Ni de la sociedad en general.
Y queremos soluciones de futuro. No sólo luchas sobre lo que ha pasado, que es una terrible tragedia humana.
Ya resolverán los tribunales las actuaciones que hayan podido ser irregulares. Este es otro tema que habrá que seguir porque nos dará transparencia al sistema público de provisión de servicios sociales.
Ahora necesitamos menos pim pam pum. Es la hora de las soluciones. Ahora necesitamos incrementar el número de profesionales que cuidan a nuestros ancianos más vulnerables y pagarles mejor, más control a las empresas de provisión tanto públicas como privadas, participación de los familiares en la decisiones, planes de contingencia de cada residencia y reservas estratégicas de material sanitario y test diagnósticos para el rebrote, protocolos de derivación a hospitales pactados y razonables, planes de atención sanitaria en nuestras residencias.
Ahora necesitamos estar a la altura. Y eso comienza por ver y conocer la realidad. Y por dialogar y buscar soluciones. Ahora no necesitamos pim pam pum, sino diálogo y trabajo. Sería muy bueno que todos nosotros pasásemos las vacaciones en una residencia de mayores».
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*JOSÉ AUGUSTO GARCÍA NAVARRO, PRESIDENTE DE SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GERIATRÍA Y GERONTOLOGÍA.
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