Preguntas sobre la salud del Papa
En tiempos anteriores a Pablo VI la prensa decía que «los Papas no enferman, solo mueren»
El Papa llega a un encuentro en silla de ruedas
En tiempos anteriores a Pablo VI la prensa decía que «los Papas no enferman, solo mueren» . Juan Pablo II, con su ironía eslava, solía confesar que se enteraba de su salud por la prensa. No hace falta leer el libro del médico y periodista argentino, Nelson Castro , «La Salud de los Papas . Medicina, Complots y fe desde León XIII hasta Francisco», para darnos cuenta de que la salud de los papas es una cuestión de Estado y un motivo de inquietud y preocupación para la Iglesia .
Llevamos varios días en los que la salud del Papa Francisco es la protagonista de la actualidad eclesial. La espontaneidad con la que habla de sus dolencias es la fuente más acreditada sobre su estado y evolución . Va por delante de las comunicaciones oficiales del Vaticano. Que reiteradas veces se haya cancelado la agenda papal dispara la siempre interesada rumorología sobre causas ignotas, por no reveladas, patologías ocultas y enfermedades de mayor trascendencia. Da la impresión de que si las enfermedades del Papa importan no es tanto por lo que suponen de limitación, dolor y sufrimiento, sino por el deseo de algunos de pasar pronto página . «Siempre que el Papa está enfermo, corre brisa o huracán de cónclave» le dijo Francisco a Carlos Herrera. Para determinadas mentes deudoras de la sospecha, la información nunca es suficiente. Padecer determinadas dolencias que limiten la actividad no implica que entremos en una fase del pontificado condicionada por terceros . Cabe la posibilidad de la renuncia, aunque no parece que, a priori, encaje con la psicología de Francisco.
Me ha llamado la atención que una de las personas más cercanas al papa, el cardenal Óscar Á. Rodríguez Madariaga , en el reciente libro entrevista con el claretiano Fernando Prado sobre la Constitución «Praedicate Evangelium», haya señalado que «el mismo Francisco ha dicho varias veces que lo que hizo el Papa Benedicto XVI no era una excepción, sino una «institución» y, por ello, entendemos que Francisco se siente libre para actuar como mejor le parezca, desde el discernimiento y la lucidez. El desenlace del pontificado del papa Benedicto fue modélico».
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