Ni para ricos, ni clasista: así es la verdadera concertada

No selecciona a sus estudiantes, ni los discrimina. Aunque sobre ella pesan mitos históricos, la escuela concertada defiende un modelo educativo de acogida a inmigrantes y alumnado vulnerable

Patio del colegio Asunción de Vallecas ISABEL PERMUY

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María José Castinellas lleva 30 años dando clase. Primero, lo hizo en Santa María de Los Rosales, el colegio de Aravaca donde se forman la Princesa Leonor y la Infanta Sofía , y donde también estudió Don Felipe. Ahora, Castinellas se ha cambiado a los pupitres del colegio Asunción, en el barrio de Vallecas, donde también es directora. «Fui muy feliz en Los Rosales pero aquí me abrí a otros mundos que me hicieron crecer como persona», cuenta esta bióloga.

En este centro conviven 858 alumnos de 38 nacionalidades distintas (incluida la española) y creencias diferentes: católicos, musulmanes y evangelistas . También han pasado por allí matrimonios de etnia gitana de tan solo 15 años. Los jóvenes que se forman en la Asunción provienen, en su mayoría, de familias trabajadoras como es el caso de la de Luisa G. , colombiana de 17 años, cuya madre tiene dos empleos para salir adelante, mientras su padre trabaja o como electricista o como cuidador de personas mayores. Parecido es el caso de Kevin E. , de 18 años, nacido en España y de padres ecuatorianos. Sus progenitores se afincaron en nuestro país pero tuvieron que marcharse con la llegada de la crisis. Pensaron que la tienda de la abuela de Kevin los sacaría adelante al otro lado del charco, pero no fue así y volvieron a Madrid. Ahora, sobreviven como pueden con el trabajo de su madre, en una empresa de limpieza, y el de su padre, en una cristalería . Kevin estudia en la Asunción desde los tres años y sus padres eligieron este centro por las buenas referencias. «Les dijeron que de este colegio se sale muy bien preparado y no se lo pensaron; son mis padres y, lógicamente, quieren lo mejor para su hijo ».

La escuela que ni selecciona ni podría hacerlo

El centro de Kevin y Luisa es concertado . Fue fundado por la Congregación de las Religiosas de la Asunción hace 65 años y mantiene hoy sus valores originarios: «Su fundadora, María Eugenia de Jesús, decía que lo importante era la cultura, con valores cristianos y abierta al mundo. Es lo que seguimos haciendo . El compromiso con los más desfavorecidos de la Asunción es total», cuenta su directora. «¿Es realmente necesario negar el cliché de que la concertada es clasista o discrimina? En este colegio se ve la realidad. Aquí no se selecciona a los alumnos, el Estado establece por ley un proceso de admisión que los concertados están obligados a cumplir ; aquí no se cobra nada, salvo el material, tal como se hace en los colegios públicos, o las aportaciones, que son voluntarias. El dinero de la congregación se destina al centro, pero también al barrio. Los niños, vivan en Aravaca o Vallecas, han de tener derecho a todo », sentencia Castinellas.

Cristina D. es madrileña y cursa, como Kevin y Luisa, 2º de Bachillerato. Entró en la Asunción en Secundaria porque su hermano estudiaba allí y, al graduarse, « se convirtió en una persona completamente diferente . Antes era muy problemático», confiesa. De ahí que sus padres eligieran este centro para la hermana pequeña, que también intervino en la decisión. «En este colegio descubrí otra realidad, donde no se discrimina ni por el color del piel, ni por el país de origen ni por la condición sexual . He podido expresarme libremente, tienen una mente muy abierta », cuenta esta alumna de 18 años.

De izq. a dcha. Luisa G., Kevin E. y Cristina D. Estos tres jóvenes comparten centro pero no origen: Colombia, Ecuador y España, respectivamente ISABEL PERMUY

El Asunción de Vallecas no es el único concertado con gran población inmigrante en sus aulas . Según el informe «Las cifras de la educación en España. Estadísticas e indicadores» de 2019 (con datos del curso 16-17) del Ministerio de Educación, en los centros españoles hay un total de 687.774 alumnos extranjeros . De ellos, 549.907 están en centros públicos y 101.640 (casi el 15%) en concertados. Por etapas, en la ESO, Formación Profesional y Bachillerato se concentran en la concertada un 18,9, 17,3 y 10,9 por ciento de población extranjera, respectivamente . En esta última cifra se suma también el Bachillerato privado ya que este suele estar integrado dentro de colegios concertados en niveles inferiores.

En el colegio Padre Piquer, en el barrio de La Ventilla (Madrid), gestionado por los Jesuitas, hay un 60 por ciento de población inmigrante. En sus aulas de ESO, Bachillerato y FP conviven españoles, latinoamericanos, marroquíes, filipinos o blangladesíes . «Las familias trabajadoras del barrio vienen aquí buscando un buen colegio, tenemos un proyecto educativo basado en valores que a las familias les gusta , aparte de que abordamos bien la diversidad y somos innovadores desde el punto de vista digital. También, lógicamente, lo escogen porque no cobramos y estamos en la zona donde viven», señala Luis Alberto Rodríguez de Rivera , director del centro. «Podrán decir lo que quieran pero la concertada no es clasista; al igual que la pública, atiende a la población que tiene cerca», añade.

Las leyes socialistas detrás de los guetos escolares

La concertada ha sido precisamente la que siempre ha criticado que los alumnos tengan que matricularse en los barrios donde residen. ¿Por qué? Porque no permite la libertad de elección de centro ni tampoco que un joven de una zona socioeconómicamente desfavorable pueda a ir un colegio de una zona favorable , creándose los indeseados «guetos». La conocida como zonificación o proximidad del centro escolar al domicilio fue impuesta por los socialistas en sus leyes educativas , la LODE de 1985 y la LOE de 2006. La primera señalaba, en sus artículos 20 y 53 dedicado a la admisión de alumnos en centros públicos y concertados, que cuando no existan plazas suficientes, la admisión se regirá «por los siguientes criterios prioritarios: rentas anuales de la unidad familiar, proximidad del domicilio y existencia de hermanos matriculados en el centro ». Dichos artículos de la LODE fueron derogados y sustituidos por los artículos 84 y siguientes de la LOE, que añadieron, entre otros criterios, que también se tendrá en cuenta «el lugar de trabajo de alguno de sus padres, madres o tutores legales». Como el valor que se le otorga a la zonificación lo determinan las comunidades autónomas , en las socialistas (por ejemplo, Extremadura) este criterio puntúa más que en las del PP (por ejemplo, Madrid donde incluso hay zona única , es decir, toda la capital tiene la misma puntuación, con un pequeño plus de 0,5 puntos por distrito).

Estos criterios de admisión de alumnos están establecidos por el Estado y los centros (públicos y concertados) están obligados a cumplirlos . Por ende, es imposible que se haga una «selección de alumnos», otro de los mitos en contra de la concertada. «Las admisiones se gestionan mediante aplicaciones informáticas de las consejerías y los centros reciben una lista de admitidos, es imposible discriminar a nadie, el que pide plaza entra», señala Alfonso Aguiló , presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE). En cualquier caso, Aguiló aclara que «no se pueden comparar los inmigrantes de la pública respecto a los de la concertada porque la primera es más grande y porque la concertada no está en zonas rurales ni en miles de pequeños municipios con mucha inmigración , donde acaba siendo expulsada por falta de natalidad».

La concertada, excluida de las ayudas al comedor y el transporte

Por último, Aguiló denuncia que en determinados sitios la concertada no puede ser elegida por las familias de rentas más bajas porque «algunas consejerías de Educación niegan ayudas de comedor y transporte a los alumnos de la concertada». Es el caso de Andalucía, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla La Mancha o Extremadura , según un estudio que está realizando el Observatorio de Normativa Excluyente con el Alumnado y el Profesorado de Concertada.

Pero además de las becas de comedor y transporte, hay otro tipo de ayudas públicas que discriminan a la concertada, como los premios o incentivos al estudio para el alumnado, el acceso a cursos o formación en el extranjero al profesorado o los auxiliares de conversación para lengua extranjera, solo ofrecidos a centros públicos.

«No son Cristianos Ronaldos»

Al encontrarse en zonas deprimidas, la labor de muchos colegios concertados no se limita al proyecto educativo sino también a la ayuda a la comunidad. Es el caso del Colegio de Nuestra Señora del Carmen y San José de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, ubicado en el casco antiguo de Zaragoza, en el barrio de San Pablo, « con una población con niveles de pobreza importante », lamenta la directora y religiosa, María Luz Rived .

Cuenta Rived que casi el cien por cien de los alumnos son inmigrantes, como las familias gitanas portuguesas que subsisten con trabajos y viviendas precarias e, incluso, problemas de alimentación. « No son Cristiano Ronaldo », ironiza. «Hay que conocer la concertada un poco más, nos movemos por clichés de todo tipo, pero si se acercaran a las aulas muchos cambiarían de opinión. Hay una enorme labor social de la concertada, no solo se trabaja desde lo puramente educativo», concluye Rived.

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