El Vaticano rectifica y cancela un encuentro con el patriarca Kirill de Moscú
El Papa explica que podría generar «muchas confusiones» la reunión con el líder de la Iglesia ortodoxa rusa
El Papa, a Kirill: «Somos hermanos»
Francisco llama al patriarca de Moscú para detener la guerra
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La diplomacia del Vaticano hila fino. Se abre paso sin levantar polvaredas, discreta, pero con paso firme, siempre encauzada a tender puentes de diálogo en los conflictos más peliagudos. Esta vocación posibilista todavía no ha dado frutos en la guerra con Ucrania donde los llamamientos continuos a una tregua han caído de momento en saco roto. Desde que las tropas rusas entraron en el país el pasado 24 de febrero, el Vaticano ha tenido que ensayar un difícil equilibrio que ha acabado pulverizando el encuentro que el Papa tenía previsto con el patriarca Kirill de Moscú . La reunión entre ambos iba a producirse en el marco del viaje del Pontífice a Beirut el próximo 12 de junio , pero finalmente no tendrá lugar.
«Lamento que el Vaticano haya tenido que levantar una segunda reunión con el patriarca Kirill, que teníamos programada para junio en Jerusalén. Pero nuestra diplomacia entendió que una reunión de los dos en estos momentos podía prestarse a muchas confusiones» , ha reconocido Francisco en una entrevista con el diario 'La Nación' de Argentina.
A mediados de marzo el Papa y el patriarca Kirill mantuvieron una reunión telemática distendida para indicar como pastores «un camino para la paz», tal y como destacó en un comunicado el Vaticano. Tres semanas después Francisco reconocía en su vuelo de regreso de Malta que se estaba trabajando en un encuentro presencial. Pero la guerra es impredecible y cambia el tablero de juego de forma vertiginosa.
El Vaticano ha puesto cuidado en romper los puentes diplomáticos con Moscú, pero tampoco ha querido descuidar su relación con Ucrania. El Vía Crucis de Viernes Santo en el Coliseo fue prueba de ello. Dos mujeres, una ucraniana y una rusa, llevaron la cruz en la estación XIII, lo que desató una tormenta de críticas por parte del Gobierno ucraniano y la iglesia local. Incluso algunos canales de comunicación católicos se negaron a retransmitir el acto. Sin entrar en la polémica, el Vaticano optó finalmente por sustituir el texto que acompañaba a las mujeres mientras caminaban con sus brazos entrelazados en la Cruz por uno mucho más breve.
Para agradecérselo, el alcalde de Melitopol, Ivan Fedorov, quien fue arrestado por los rusos y rescatado en un intercambio de prisioneros, y tres parlamentarios de Ucrania visitaron al cardenal secretario de Estado Pietro Parolin y asistieron a la Vigilia Pascual del Sábado Santo en la que Francisco condenó la «crueldad» de la guerra.
«No puedo arriesgar objetivos superiores»
El Pontífice ha asegurado que está «dispuesto a hacer todo» para frenar la guerra en Ucrania: «Para serle sincero, quisiera hacer algo para que no haya una sola muerte más en Ucrania. Ni una más», dice al periodista de 'La Nación'. Sin embargo, ha reconocido que un viaje a Kiev en este momento no es apropiado: «No puedo hacer nada que ponga en riesgo objetivos superiores, que son el fin de la guerra, una tregua o, al menos, un corredor humanitario. ¿De qué serviría que el Papa fuera a Kiev si la guerra continuara al día siguiente?».
La Santa Sede nunca ha dejado de mover los hilos diplomáticos y hasta ha enviado sobre el terreno a dos representantes de la Curia Romana: el polaco y limosnero papal Konrad Krajewski y el checo Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
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