El Papa tiende una mano al patriarca de Moscú para que denuncie la guerra en Ucrania
Francisco mantuvo esta semana una entrevista con el Patriarca Kirill, líder de la Iglesia ortodoxa rusa
Ante el rearme alemán, en 1935, Pierre Laval , ministro de exteriores francés, viajó a Rusia para arrancar a Molotov y Stalin un pacto de no agresión entre París y Moscú. Les explicó cuántas divisiones tenía Francia para defenderse del ejército alemán, y solicitó a la URSS que redujera las presiones contra los católicos, pues eso ayudaría a París en sus relaciones con la Santa Sede. “¡Ah, el Papa!”, respondió irónico Stalin. “¿Pero cuántas divisiones tiene el Papa?”, le preguntó.
No le faltaban razones al líder soviético, pues la Guardia Suiza llega apenas a los 200 soldados y no es una amenaza militar para ningún Estado. Pero se equivocaba al escatimar la capacidad geopolítica de la Santa Sede.
En la famosa piazza della Minerva de Roma, a espaldas del Panteón, tiene su sede la llamada 'Pontificia Accademia Ecclesiastica', donde casi ininterrumpidamente desde 1706 se preparan los diplomáticos del Vaticano. Cada año recibe doce nuevos alumnos. Son sacerdotes, que, además de estudiar 'Historia de la diplomacia', 'Estilo diplomático', o 'Diplomacia eclesiástica', deben pasar un año en territorio de misiones para no olvidar los problemas de la gente real.
De esta 'escuela' salió en 2004 el lituano Visvaldas Kulbokas . Primero fue enviado como secretario a las nunciaturas de Líbano y Rusia; después, desde 2012, a la Secretaría de Estado. Y el pasado junio, el Papa convirtió a este sacerdote de 47 años en nuncio en Ucrania. Es uno de los pocos embajadores que siguen en Kiev y uno de los principales rostros de la estrategia del Vaticano para detener la guerra. “Sigo aquí porque no sólo represento a la Santa Sede ante Ucrania; represento al Papa ante la gente”, explicó.
Aunque asegura que la nunciatura está en una zona alejada de los ataques, trabaja y duerme lejos de las ventanas del edificio, y lleva siempre consigo una mochila con lo necesario, por si tiene que escapar deprisa. Por supuesto, está en continuo contacto con sus jefes, incluido el Papa Francisco.
El pontífice está movilizando todos sus recursos para parar la guerra. Espiritualmente, junto a todos los obispos del mundo, consagrará este viernes ambos países, Rusia y Ucrania, a la Virgen María. Políticamente, su línea sigue el milenario 'manual' vaticano, que consiste en tener siempre abierto un canal con el agresor. Por algo 'pontífice' significa 'constructor de puentes'.
Tiempo para el acuerdo
La estrategia vaticana va en dos direcciones. Por un lado, el Papa está elevando exponencialmente el tono de sus condenas de la guerra para que Rusia acepte un alto el fuego. Por otro, la secretaría de Estado Vaticana pide a todos los actores que eviten declaraciones que provoquen una escalada aún peor y que apuesten por una salida negociada.
“No es tarde para alcanzar un acuerdo”, insiste el cardenal Pietro Parolin , número dos de la Santa Sede. En público y en privado repite que el Vaticano está dispuesto a mediar entre Kiev y Moscú. Se lo transmitió a Serguéi Lavrov en una conversación telefónica. “Por ahora no ha querido servirse de esta posibilidad”, explicó el purpurado. Lo cierto es que tampoco ha sido necesario, pues la mediación turca y la israelí están dando frutos.
Visto que los canales están abiertos y que en este momento la mediación directa no es urgente, el Papa ha emprendido una campaña de “diplomacia religiosa” para llegar a personas de confianza de Vladimir Putin .
Poco más de 24 horas después de la entrada de tanques rusos en Ucrania, el Papa se plantó en la embajada de Rusia ante la Santa Sede para que su voz llegara hasta Moscú. El actual embajador ruso ante el Vaticano, Aleksandr Avdeev , fue ministro de Cultura en el periodo en el que Vladimir Putin fue primer ministro.
Pero mucho más relevante fue la conversación que esta semana el pontífice consiguió mantener por Zoom con el Patriarca Kirill, líder de la Iglesia ortodoxa rusa. En una de sus pocas declaraciones tras la invasión, el patriarca ha justificado esta guerra como una defensa de los valores y la fe del pueblo ruso ante la agresiva cultura occidental, que tiene por icono el “gay pride”.
A pesar de las delicadas relaciones entre católicos y ortodoxos, Francisco, usó palabras insólitamente duras, y le dijo que esta guerra es injustificable. “En el pasado, incluso en nuestras Iglesias, se hablaba de guerra santa o guerra justa. Hoy ya no podemos hablar así. Se ha desarrollado una conciencia cristiana de la importancia de la paz”, le dijo el Papa. Además, “como pastores religiosos tenemos el deber de estar cerca y ayudar a todas las personas que sufren por la guerra”, una referencia explícita a las víctimas civiles en Ucrania.
Influencia de Kirill
Es poco probable que Kirill haya hablado con el Papa sin el permiso de Putin. Por eso, entre las posibles interpretaciones de ese encuentro, hay quien lo ve con optimismo como un primer paso del Kremlin para avalar un eventual alto el fuego. Lo que está claro, es que el Patriarca de Moscú es uno de los pocos con posibilidades de influir sobre Vladimir Putin.
Este viernes, en su mitin-concierto por el octavo aniversario de la anexión de Crimea en el estadio moscovita de Luzhnikí, Vladimir Putin citó un versículo del evangelio de san Juan: “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos ”, dijo en referencia a los soldados rusos que están en el frente. No suelen acabar bien quienes usan la Biblia para justificar la violencia. Quizá Kirill le recuerde el Libro del Éxodo, donde aparece el quinto mandamiento, que es bastante explícito: “No matarás”.