El Papa no recibe a Mike Pompeo porque viene en campaña electoral
El Vaticano renovará el acuerdo con China precisamente porque ayuda a la libertad religiosa
![Papa Francisco](https://s3.abcstatics.com/media/sociedad/2020/09/29/papa-francisco-kkVB--1200x630@abc.jpg)
A diferencia del año pasado, el papa Francisco no recibirá este jueves al secretario de Estado americano Mike Pompeo precisamente porque viene a Roma en campaña electoral a favor de Trump para las presidenciales del 3 de noviembre, aparte de haber tenido el mal gusto de arremeter contra la renovación del acuerdo entre el Vaticano y China sobre nombramiento de obispos, que es un elemento de defensa de la libertad religiosa.
Pompeo será recibido este jueves 1 de octubre por el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, a quien trasladará cualquier mensaje que traiga del presidente Trump para el Santo Padre en estos momentos de dificultades internas de Estados Unidos y grave pandemia a nivel mundial.
En realidad, el mundo se enfrenta a una triple crisis -sanitaria, económica y ambiental-, ante la que el presidente americano responde con acentos nacionalistas mientras el papa Francisco no hace más que pedir cooperación internacional para evitar que se agraven los tres desastres. En esa línea, se niega a sumarse a la campaña contra China.
En términos estrictamente diplomáticos, el interlocutor del ministro de asuntos exteriores de un país es el secretario vaticano de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, aunque el secretario de Estado suele estar disponible, y el Papa recibe a veces a los jefes de la diplomacia de países muy importantes.
El 19 de septiembre, Pompeo manifestó en un tuit que «hace dos años la Santa Sede logró un acuerdo con el Partido Comunista Chino esperando ayudar a los católicos. Pero el abuso del PCC sobre los fieles ha empeorado. El Vaticano pondría en peligro su autoridad moral si renovase el acuerdo».
Aparte de que el acuerdo -rubricado el 22 de septiembre de 2018 y entrado en vigor un mes más tarde por un período de dos años- se firmó con el gobierno chino y no con el partido comunista, su mera existencia reconoce por primera vez oficialmente al Papa y, sobre todo, su derecho a nombrar obispos dentro de China.
Al mismo tiempo, ha contribuido a normalizar la vida de la Iglesia católica, afectada por una división interna, en una etapa de empeoramiento general del trato a los creyentes de distintas religiones, llegando a persecución despiadada en el caso de los musulmanes uigures de Xinjiang.
Los comentarios positivos del gobierno chino sobre la aplicación del acuerdo -cuyo texto insiste en mantener secreto- han contribuido a dar carta de ciudadanía a los 12 millones de católicos de China, menos maltratados que los 38 millones de protestantes, en rápido crecimiento numérico, y a veces demasiado ruidosos para los gustos de Pekín.
Gracias al acuerdo, que el Vaticano va a renovar, el Papa ha reconocido a los obispos nombrados sin permiso por Pekín, mientras que el gobierno chino ha reconocido a los nombrados por el Papa. En estos momentos toda la jerarquía católica China está unida a Roma.
Ante la ofensiva diplomática y mediática de Estados Unidos contra la renovación del acuerdo, el Vaticano ha reiterado este martes que el texto «no se refiere a las relaciones diplomáticas ente la Santa Sede y China (que no se han establecido ni parecen cercanas para tranquilidad de Taiwán), ni al estatuto jurídico de la Iglesia en China», sino que se limita «exclusivamente al procedimiento para el nombramiento de obispos», lo cual ha permitido «a los católicos chinos tener obispos en comunión con el sucesor de Pedro».
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