El Papa lanza la pregunta «¿Soy misericordioso con los demás? Solo así la fe estará viva»

Celebra la misa para algunos presos, refugiados, discapacitados y personal sanitario

El Papa Francisco a la salida del santuario romano de la Divina Misericordia este domingo AFP
Juan Vicente Boo

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En el santuario romano de la Divina Misericordia , a solo unos cientos de metros de la plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha celebrado misa este domingo para unas ochenta personas que representaban grupos muy significativos como presas y presos de las cárceles de la ciudad, refugiados de Siria, Nigeria y Egipto, inmigrantes, discapacitados, voluntarios de Cáritas y personal sanitario.

Como, debido a las limitaciones de la pandemia, los asistentes eran pocos, el Santo Padre ha podido saludar personalmente a todos al final de la misa. Se le veía sonriente y feliz.

En su homilía del Domingo de la Divina Misericordia -la fiesta instituida por san Juan Pablo II el día de la canonización de Faustina Kowalska en el Gran Jubileo del Año Dos Mil-, el Papa ha hecho preguntas muy directas: «Hermana, hermano, ¿quieres una prueba de que Dios ha tocado tu vida? Comprueba si te inclinas ante las heridas de los demás».

Y ha añadido que «hoy es el día para preguntarnos: ‘Yo, que tantas veces recibí la paz de Dios, su perdón, su misericordia, ¿soy misericordioso con los demás? Yo, que tantas veces me he alimentado con su Cuerpo, ¿que hago para dar de comer al pobre? ’. No permanezcamos indiferentes».

Francisco ha urgido a no vivir «una fe a medias , que recibe pero no da, que acoge el don pero no se hace don. Hemos sido ‘misericordiados’, seamos misericordiosos. Porque si el amor termina en nosotros mismos, la fe se seca en un intimismo estéril. Sin los otros se vuelve desencarnada. Sin las obras de misericordia muere».

El Papa ha exhortado a pedir «la gracia de convertirnos en testigos de misericordia»

En tono intimista pero a la vez perentorio ha exhortado a pedir «la gracia de convertirnos en testigos de misericordia. Solo así la fe estará viva. Y la vida unificada. Solo así anunciaremos el Evangelio de Dios, que es Evangelio de misericordia».

En su homilía, seguida en televisión y «streaming» por millones de fieles en todo el mundo, el Papa ha recordado que « en el centro de la Confesión no estamos nosotros con nuestros pecados, sino Dios con su misericordia, la mano del Padre para volver a ponernos en pie y hacer que sigamos adelante».

Según Francisco, «es el Sacramento que vuelve a levantarnos, que no nos deja tirados, llorando contra el duro suelo de nuestras caídas. Es el Sacramento de la resurrección, es misericordia pura. Y el que recibe las confesiones debe hacer sentir la dulzura de la misericordia de Jesús, que perdona todo. Dios perdona todo».

El santuario de la Divina Misericordia se encuentra en la iglesia del Espíritu Santo «in Sassia», situada en una calle paralela a la Vía de la Conciliación. Esta segunda visita del Papa en tiempos de pandemia ha vuelto a ser uno de los encuentros más emotivos del año.

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