Papa Francisco: «la precariedad que hemos experimentado por la pandemia es constante en la vida de los desplazados»

Advierte que «el drama de los desplazados internos se ha agravado por crisis mundial» causada por el coronavirus

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El Papa Francisco EFE
Juan Vicente Boo

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En un llamamiento a no olvidar a los 50 millones de desplazados internos, el número más alto de la historia, el Papa Francisco ha recordado este viernes que « los migrantes y desplazados no son números, sino personas . Si las encontramos, podremos conocerlas. Y si conocemos sus historias, lograremos comprender».

Entre otras cosas, según Francisco, «podremos comprender que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados».

Según el Centro Internacional de Observación de Desplazamientos Internos (IDMC), el número personas obligadas a huir de sus casas pero que -a diferencia de los 30 millones de refugiados-, permanecen en algún otro lugar de su país ha subido velozmente al máximo histórico de 50 millones ya que 34 millones de personas que entraron en esa situación en 2019 debido a guerras y desastres ecológicos.

En su Mensaje para la Jornada Internacional de los Migrantes y Refugiados, el Papa advierte que «el drama de los desplazados internos se ha agravado por crisis mundial causada por la pandemia». Al mismo tiempo, « la pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco . Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo».

Francisco recuerda que « acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses».

El Santo Padre ha advertido que «en el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se esta perdiendo la capacidad de escuchar». Durante la cuarentena de la mitad de la población mundial «el silencio se apodero de nuestras calles semanas enteras. Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables , de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo».

La prioridad es ayudar a las personas a recuperar la normalidad -una tarea gigantesca que llevará años- pero evitando volver al destrozo irresponsable de la naturaleza y al despiadado enfrentamiento entre países.

Según Francisco, «para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional , la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie».

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