El Papa envía sus condolencias a las familias de los pescadores fallecidos en Terranova

El Papa Francisco ha seguido de cerca el naufragio y las tareas de rescate del Villa de Pitanxo en aguas de Terranova (Canadá). Unas horas después de la suspensión definitiva de las tareas de rescate , ha enviado un mensaje de condolencias a las familias de los pescadores.

«Al conocer la triste noticia del naufragio del barco pesquero Villa de Pitanxo, acaecido el día 15 de febrero , cerca de las costas de Canadá, y en el que perdieron la vida varias personas, el Santo Padre expresa sus sentidas condolencias, así como su solidaridad , en estos momentos de aflicción », recita el telegrama firmado de parte del Papa por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin.

En el texto asegura que el Papa está rezando «por el eterno descanso de l as víctimas y manifiesta también su cercanía a las familias que lloran a sus seres queridos». El obispo de Roma asegura que está «encomendando a la misericordia del Señor y al maternal cuidado de la Madre de Dios las personas afectadas por ese percance », y envía su bendición a los familiares, amigos y conocidos de los pescadores fallecidos.

El mensaje de apoyo se ha enviado, como es habitual, a través de vías eclesiásticas , por lo que ha llegado hasta el arzobispo de la diócesis de Santiago de Compostela, Julián Barrio.

En el momento del naufragio, en el barco Villa de Pitanxo se encontraba en aguas de Terranova (Canadá), a unos 450 kilómetros de la costa. De sus 24 tripulantes , tres fueron rescatados con vida en una lancha salvavidas. Además, se recuperaron 9 cadáveres . Los otros doce tripulantes siguen desaparecidos en el Atlántico norte.

El texto recuerda el encuentro del Papa con pescadores del este de Italia, hace dos años, en enero de 2020. Allí Francisco elogió esta profesión pues «salís tanto si el tiempo es bueno como si es malo para sacar del mar lo necesario para vivir , con tanta pasión, tantos sacrificios e incluso algún peligro. Y vuestros seres queridos comparten las dificultades y la precariedad que implica este tipo de vida». Francisco pidió ya entonces que la sociedad « valore vuestro trabajo, a menudo arriesgado y duro, apoyando vuestros derechos y vuestras aspiraciones legítimas».