El Papa dice que «lo que acumulamos y desperdiciamos es el pan de los pobres»
En un mensaje enviado a las agencias de la ONU, que celebran el Día Mundial de la Alimentación, Francisco recordó que frente a los 820 millones de «personas hambrientas», hay casi 700 millones de personas con sobrepeso
El Papa Francisco ha advertido este miércoles que «lo que acumulamos y desperdiciamos es el pan de los pobres» , en una nueva crítica a «las lógicas del mercado», en su mensaje enviado con ocasión del Día Mundial de la Alimentación celebrado por Naciones Unidas.
En su mensaje enviado a las agencias de la ONU con sede en Roma que hoy celebran el Día Mundial de la Alimentación bajo el lema «Nuestras acciones son nuestro futuro», Francisco recordó que «frente a los 820 millones de personas hambrientas , tenemos al otro lado de la balanza casi 700 millones de personas con sobrepeso, víctimas de hábitos alimenticios inadecuados».
«Resulta cruel, injusto y paradójico que, hoy en día, haya alimentos para todos y, sin embargo, no todos tengan acceso a ellos, o que existan regiones del mundo en las que la comida se desperdicia, se desecha, se consume en exceso o se dedican alimentos a otros fines que no son alimenticios», observó.
Y señaló que «estos ya no son simplemente emblemas de la dieta de los pueblos de opulencia sino que comienzan a habitar incluso en países de renta baja, donde se sigue comiendo poco y mal , copiando modelos alimenticios de las áreas desarrolladas».
El pontífice argentino advirtió que la lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará «mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque sólo la ganancia a toda costa, relegando los alimentos a un mero producto de comercio, sujeto a la especulación financiera y distorsionando su valor cultural, social y marcadamente simbólico».
Simplicidad y sobriedad
«No podemos olvidar que lo que acumulamos y desperdiciamos es el pan de los pobres», aseveró. Para Francisco, la solución es « volver a la simplicidad y a la sobriedad , y vivir cada momento de la existencia con un espíritu atento a las necesidades del otro».
Así como cambiar a un estilo de vida «que nos permitirá cultivar una relación saludable con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con el entorno en el que vivimos».
Para salir de esa espiral, agregó, «es necesario impulsar instituciones económicas y cauces sociales que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos básicos».
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