El Papa denuncia en Chipre la «terrible laceración» del territorio ocupado por Turquía
Afirma que «el continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía»
En un vigoroso mensaje dirigido al expansionismo militar turco e indirectamente a Europa, el Papa Francisco ha denunciado este jueves a su llegada a Chipre que «la herida que más sufre esta tierra es la terrible laceración padecida en los últimos decenios » en el territorio del norte, invadido y ocupado por Turquía desde 1974 sin que Naciones Unidas ni ningún país, salvo el invasor, hayan reconocido al gobierno turcochipriota.
En su discurso ante el presidente de la República de Chipre, Nicos Anastasiades, las autoridades y el cuerpo diplomático en el palacio presidencial de Nicosia, el Papa ha puesto de nuevo ante los ojos del mundo «el sufrimiento interior de quienes no pueden regresar a sus casas y lugares de culto» en el tercio norte de la isla, donde buena parte de las iglesias han sido saqueadas para vender los objetos de valor en el mercado negro, o han sido destinadas a otros usos.
Reivindicando «poner las exigencias de la población en primer lugar», el Santo Padre ha invitado «a una implicación cada vez más activa de la comunidad internacional; a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural; y a la restitución de lo más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados».
Consciente de que, al cabo de casi cuarenta años de ocupación, muchos chipriotas han perdido la esperanza, el Papa ha añadido que «ante la tentación del desánimo, pensemos en las generaciones futuras, que desean heredar un mundo pacificado, colaborador, unido. No invadido por rivalidades perennes y contaminado por conflictos no resueltos».
Por si faltasen problemas, Turquía lleva dos años intentando arrebatar a Chipre parte de su «Zona Económica Exclusiva» en las aguas del Mediterráneo, donde se han descubierto yacimientos de gas natural.
Es un conflicto que Ankara ha extendido también a Grecia -a donde el Papa viajará el sábado- afirmando que las islas de Rodas y Creta están en la «plataforma continental de Turquía», una pretensión sin pies ni cabeza ante el derecho internacional.
El mensaje de Francisco en Nicosia no se limitaba a Chipre, el estado miembro más oriental de la Unión Europea, y lo ha dejado claro subrayando que «todo el continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía e impulso para caminar hacia delante» en un momento de dificultad. El Papa se aloja en la nunciatura apostólica, por cuyo patio pasa la «línea verde», vigilada por Naciones Unidas, que marca la división de la isla.
Al mismo tiempo que daba su apoyo en el problema de los territorios ocupados, Francisco ha advertido al gobierno que debe esforzarse más en resolver otros mediante «una decidida lucha contra la corrupción y contra las plagas que atentan contra la dignidad de la persona; me refiero, por ejemplo, al tráfico de seres humanos» en esa encrucijada del Mediterráneo.
El Papa ha rendido homenaje «al primer presidente de esta República, el arzobispo Makarios cuyo nombre –‘beato’ en griego- evoca las palabras iniciales del primer discurso de Jesús: las Bienaventuranzas», la «brújula que orienta, en todas las latitudes, las rutas de los cristianos en el viaje de la vida».
Recordando a los tres primeros evangelizadores de la isla, Pablo de Tarso, Bernabé -nativo de Chipre- y Marcos el evangelista, Francisco ha hecho notar que, además de la alegría de las Bienaventuranzas , «los primeros cristianos dieron al mundo, con la fuerza humilde del Espíritu, un inaudito mensaje de belleza».
Poco antes, en un encuentro con la comunidad católica, el Santo Padre había elogiado que «la Iglesia en Chipre tiene los brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe. No sirve para nada ser impulsivos y agresivos, nostálgicos o quejumbrosos. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, sobre todo a las nuevas generaciones».
El Papa dedicará la mañana del viernes a una visita al arzobispo Crisóstomo, un encuentro con el Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa de Chipre, y una misa para la minoría católica en el estadio de fútbol de Nicosia.
Por la tarde se reunirá con inmigrantes para una plegaria ecuménica en la que pedirá mayor esfuerzo para acoger e integrar a los refugiados, tanto en Chipre como en el resto de la Unión Europea.
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