Francisco sobre su visita a Chipre y Grecia: «Es un viaje bonito, pero tocaremos heridas»
Antes de partir al aeropuerto de Fiumicino ha saludado a emigrantes que él mismo trajo en su avión desde Lesbos
Una hora después de que el Airbus 320 del Papa despegara desde Roma, Francisco ha mantenido su costumbre de adelantar a la prensa la clave del viaje que entre este jueves y el lunes le llevará a Chipre y Grecia, con una visita el domingo al campo de refugiados en Lesbos.
«Es un viaje bonito, pero tocaremos heridas. Espero que todos podamos acoger los mensajes que encontraremos», ha dicho Francisco con un saludo breve y emocionado.
Poco antes de partir le han despedido en Santa Marta doce refugiados de guerra acogidos en Italia. Tienen en común que todos pasaron por Lesbos antes de ser acogidos. A Francisco le ha alegrado volver a ver entre ellos a algunos que él mismo trajo en el avión en 2016 y que han podido encontrar trabajo y echar raíces en Roma.
A bordo del avión, la periodista española Eva Fernández, de la cadena Cope, le ha entregado una abeja maya de peluche que perteneció a un niño que intentaba cruzar el Mediterráneo . Los socorristas encontraron el muñeco en una playa de Lesbos.
También la periodista le ha recordado entre bromas que cuando Bergoglio era obispo auxiliar de Buenos Aires, le nombraron obispo con un título simbólico, el de la antigua diócesis de Auca, nombre medieval de Villafranca de Montes de Oca, a los pies del Camino de Santiago. «Un motivo más para que viaje a España», le ha dicho al pontífice arrancándole una carcajada.
El Papa ha recibido emocionado también una cometa realizada con restos de tiendas usadas por emigrantes en Calais, antes de lanzarse a la ruta por el Canal de la Mancha. Se le ha entregado el corresponsal de La Croix, el francés Loup Besmond de Sennonville.
Francisco tocará en Chipre la herida de la emigración , pero también la de la violenta división nacionalista y la de la separación entre católicos y ortodoxos.
Chipre es el país número 55 que visita el Papa Francisco. Ni aquí ni en Grecia le esperan multitudes. Ni siquiera ha hecho falta traer el papamóvil. La mayor parte de los 850 mil habitantes de la isla, un 80%, son ortodoxos. El 5% de la población son católicos, que suman unas 38 mil personas, la mayoría emigrantes polacos, filipinos o latinoamericanos. El resto, maronitas y armenios. Verán al Papa muy de cerca, pues Francisco se desplazará en coche privado y a pie.
Bruselas y Ankara siguen con atención sus pasos estos días, pues el Papa se dispone a lanzar un fuerte desde Chipre, uno de los lugares más tensos del Viejo Continente. La isla tiene una posición estratégica que a lo largo de los siglos ha sido ambicionada por fenicios y egipcios, y también aragoneses, venecianos, otomanos e ingleses.
Este enclave que marca la frontera de Europa con Oriente Medio, a 100 kilómetros de Siria y a 70 de la costa turca es uno de los puntos de llegada de emigrantes a Europa, que atrae a mafias de tráfico de personas. Por si no fuera poco, los recientes descubrimientos de yacimientos de gas natural en su costa sur lo han puesto en el punto de mira de Ankara que reclama un trozo del pastel para los turco chipriotas.
En 1974 Turquía invadió el norte de Chipre para evitar que la isla se anexionara a Grecia y concentró allí a la población turco chipriota. En 1983 proclamó allí la República del Norte de Chipre, que sólo Ankara reconoce. En 2004 fracasó el referéndum para convertir al país en una única confederación, y desde entonces han naufragado todas las esperanzas para reunificar la isla. Hace un año, fue elegido presidente de esa zona norte el nacionalista Ersin Tallar, completamente contrario a esta causa.
El Papa en principio no tiene previsto pasar a la zona dominada por Turquía, pero curiosamente la nunciatura en la que se alojará en Nicosia está en plena «línea verde», una tierra de nadie controlada por la ONU entre las líneas militares greco chipriotas y las turco chipriotas.
Francisco ha viajado por primera vez en la nueva compañía de bandera italiana, Ita Airways, tras el cierre de Alitalia a mediados de octubre.