El Papa advierte que «los nacionalismos cerrados resquebrajan tanto el mundo como la Iglesia»

Invita a «recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, sin excluidos»

El Papa, en una imagen reciente REUTERS
Juan Vicente Boo

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En un nuevo toque de atención, el Papa Francisco ha advertido este jueves que «los nacionalismos cerrados y agresivos y el individualismo radical resquebrajan o dividen el ‘nosotros’, tanto en el mundo como dentro de la Iglesia».

Ante esa deriva, «el precio más elevado lo pagan quienes más fácilmente pueden convertirse en ‘los otros’: los extranjeros, los migrantes, los marginados, que habitan las periferias existenciales ».

En su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el Santo Padre lanza «un doble llamamiento a caminar juntos hacia un ‘nosotros’ cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo».

En primer lugar, recuerda a los católicos que «el Espíritu Santo nos hace capaces de abrazar a todos para crear comunión en la diversidad , armonizando las diferencias sin nunca imponer una uniformidad que despersonaliza».

Por eso, «en el encuentro con la diversidad de los extranjeros, de los migrantes, de los refugiados y en el diálogo intercultural que puede surgir, se nos da la oportunidad de crecer como Iglesia, de enriquecernos mutuamente».

Rechazando la tentación de las iglesias «nacionalistas», el Papa subraya que « todo bautizado, donde quiera que se encuentre , es miembro de pleno derecho de la comunidad eclesial local, miembro de la única Iglesia, residente en la única casa, componente de la única familia».

Al mismo tiempo, Francisco añade «un llamamiento a todos los hombres y mujeres del mundo a caminar juntos hacia un ‘nosotros’ cada vez más grande, a recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, asegurando que nadie quede excluido».

Es la llamada universal, iniciada en Jerusalén el día de Pentecostés , cuando peregrinos de quince áreas geográficas distintas oían milagrosamente a los Apóstoles en su respectiva lengua materna: «Partos, medos y elamitas, los que vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia…».

Por otra parte, según el Papa, «para que a nuestra casa común se le garantice el cuidado adecuado, tenemos que constituirnos en un ‘nosotros’ cada vez más grande, cada vez más corresponsable, con la firme convicción de que el bien que hagamos al mundo lo hacemos a las generaciones presentes y futuras».

En la línea marcada por Pío XII ante el nazismo, y subrayada vigorosamente por el Concilio Vaticano II , Francisco urge a «no tener miedo de soñar y de hacerlo juntos como una sola humanidad, como compañeros del mismo viaje, como hijos e hijas de esta misma tierra que es nuestra casa común, todos hermanos y hermanas».

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