El Papa aconseja seleccionar bien a las religiosas extranjeras en las comunidades envejecidas
«Se debe discernir bien la vocación verdadera, y ayudar a que crezca»
En un encuentro con cinco mil religiosas y religiosos de todo el mundo, el Papa Francisco ha aconsejado el lunes mucha prudencia a la hora de traer religiosas extranjeras para resolver el problema de envejecimiento de algunas comunidades.
Sin referirse a ningún caso concreto, pero después de haber mencionar que el numero de conventos con pocas religiosas y ya ancianas es alto en España, el Santo Padre comentó que «algunas comunidades practican la inseminación artificial… y después hay problemas». Por eso, con las religiosas o religiosos de otros países, «se debe discernir bien la vocación verdadera, y ayudar a que crezca».
Es un problema que ha abordado en ocasiones anteriores refiriéndose a Italia, donde hay también muchas comunidades con números menguantes que han sobreviven gracias a las religiosas venidas de Asia o de África .
Después de haber pedido disculpas de antemano porque pensaba abordar un tema «feo, pero que considero que debo mencionar», el Papa se refirió al problema de algunas comunidades con pocas vocaciones que, «cuando se vuelven pequeñas y envejecidas se apegan al dinero… y el dinero es el estiércol del diablo ».
Aunque los temas eran incómodos, las palabras del Papa, que había dejado aparte su discurso escrito, eran de esperanza. Les animaba a pedir vocaciones , al tiempo que aplaudía especialmente el valiosísimo trabajo que realizan las religiosas en los hospitales, escuelas, parroquias, etc.
La esperanza era el tercero de los temas que abordaba en el encuentro con religiosos y religiosas de todo el mundo con motivo de la clausura del Año de la Vida Consagrada.
El primero había sido «la profecía de la obediencia», y el segundo la absoluta necesidad de evitar la murmuración, que puede llegar «al terrorismo de la murmuración, pues murmurar es como lanzar una bomba verbal contra una persona, y después marcharse…».
Aunque les hablaba de temas exigentes, Francisco lo hacía sin levantar la voz y con dulzura, intercalando algunos comentarios humorísticos, lo cual provocaba risas, lo mismo que abordar con claridad temas exigentes solía provocar aplausos.
Se notaba que el Papa ha sido religioso la mayor parte de su vida. Que hablaba por experiencia. Y por eso podía hablar sin herir susceptibilidades, en un encuentro de especial intimidad.
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