«Soy padre y haberle salvado la vida a un bebé es lo mejor de ser policía»

Dos agentes salvan la vida de un niño de once meses que se asfixiaba, se encontraba convulsionando y no respondía a los estímulos

Álvaro Frías / Diario Sur

Salva y Alberto recuerdan perfectamente la expresión de esa madre que se bajó del coche en el que iba para pedirles ayuda . Los nervios le recorrían el cuerpo y el miedo se reflejaba en sus ojos. Su pequeño, de solo once meses, estaba en peligro y, en ese momento de desesperación, tuvo la suerte de encontrarse con estos dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que acabaron salvándole la vida al bebé, según informa Diario Sur .

Fue hace unas semanas. Aquel día los dos agentes habían ido a la Comisaría Provincial –ellos forman parte de la del Distrito Norte– para dejar en los calabozos a un detenido. Fue al salir de las instalaciones policiales cuando se encontraron con la escena. «Observamos un coche parado en la zona de seguridad y nos llamó la atención. Así que nos fijamos e, inmediatamente, vimos como una mujer se bajaba y corría muy exaltada hacia nosotros pidiendo ayuda», explica Salva, que al igual que su compañero prefiere mantenerse en el anonimato porque trabajan de paisano y no quieren ser reconocidos.

Alberto salió corriendo hacia el coche con la mujer mientras Salva aparcaba el vehículo policial. Al llegar, se encontró a la abuela con el pequeño. «Fue todo muy rápido y solo recuerdo que en cuestión de segundos estaba sentado en el asiento trasero del vehículo con el pequeño en brazos. Ya ves, que cuando mi hija era pequeña casi ni quería cogerla por no hacerle daño», bromea el policía.

Los agentes pusieron al niño en posición de seguridad y comenzaron a darle unos golpecitos en la espalda para que reaccionara. Pero el pequeño «tenía la mirada perdida, respiraba con mucha dificultad y estaba un poco rígido».

Los segundos se hacían eternos, pero al final el pequeño reaccionó. Salva explica que el niño «expulsó una gran bola de mocos, nunca había visto algo igual». «Yo creo que se estaba asfixiando con ella», apunta.

El bebé iba mejorando y unos compañeros de estos policías nacionales, que habían sido alertados por la sala, se ocuparon de trasladar al menor y a sus familiares hasta el hospital Materno Infantil. Allí estuvo ingresado unos días en la Unidad de Cuidados Intensivos, pero finalmente mejoró y fue dado de alta.

Alberto se enteró justo cuando esta mujer entraba a su casa con el pequeño. «Nos quedamos preocupados y llamamos al hospital. También conseguí su teléfono y contacté con ella. Me dio la mejor noticia posible, que habían vuelto a casa», asevera el agente.

Y es que hasta que no se enteraron de ello no descansaron. «Es como una cosa que tienes ahí dándote vueltas en la cabeza y que solo esperas que acabe bien. Por eso nos alegramos mucho cuando supimos que estaba en casa», insiste Salva.

Entonces la recompensa sí fue completa . Los dos agentes cuentan que son padres y que el hecho de salvarle la vida a un bebé es lo «mejor de ser policía». «Los servicios de este tipo son los mejores», apunta Salva.

Aun siguen recibiendo felicitaciones de sus compañeros, familia y amigos . En la sala en la que trabaja el grupo una gran palmera de chocolate da buena cuenta del reconocimiento que les ha supuesto esta actuación. Aun así, el mejor sabor de boca para estos policías nacionales se lo dejó la llamada que les hizo la madre del pequeño para agradecerles su ayuda.

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