Las olas de calor en España serán hasta un 300% más letales entre 2030 y 2080
Un estudio proyecta la mortalidad por episodios de temperaturas extremas en 20 países si no se toman medidas para adaptarse y frenar el cambio climático
Más frecuentes, más intensas y más mortales. Así evolucionarán las olas de calor a lo largo de este siglo si no se toman medidas, llegando incluso a hacer incompatibles con la vida algunas zonas habitadas del planeta, como la poblada llanura del norte de China. Es la tendencia a la que apuntan diversos estudios científicos publicados esta semana, mientras Europa registra un verano de temperaturas récord y España sufre el primer episodio de calor extremo del año.
En el peor escenario futuro posible, la mortalidad en España por las olas de calor podría aumentar un 292% entre 2031 y 2080 en comparación con las cifras registradas entre 1971 y 2010, según un estudio internacional coordinado por la Universidad de Monash (Australia). Una proyección que juega con factores como las emisiones de gases de efecto invernadero -vinculadas al cambio climático-, el aumento de la población y las medidas paliativas que gobiernos e individuos adopten frente al calor.
Aun así, España no será el país más afectado de los 20 analizados en el estudio. En Colombia las muertes podrían aumentar un 2.000%; en Filipinas, un 1.309% y en Brasil, un 854%. En Estados Unidos y Europa las cifras son menores. El incremento sería del 496% en EE.UU., en Italia del 248% o en Suecia del 322%. Según la investigación, murieron 79 millones de personas por los efectos de las olas de calor en los treinta años estudiados.
«En las zonas tropicales vimos que había más riesgo de mortalidad por olas de calor. Al ser más calurosas, tienen mayor riesgo de base», explica a ABC el investigador del CSIC, Aurelio Tobías , que ha participado en el estudio publicado en «PLOS Medicine». Si no se encuentra una manera de mitigar el cambio climático, de reducir los días de ola de calor, y de ayudar a las personas a adaptarse a ellas, dice, «en el futuro habrá un incremento sustancial de fallecimientos , particularmente en los países más pobres». Ayer se publicó el Informe Anual del Clima y no arrojó datos esperanzadores: reveló que la cantidad de gases de efecto invernadero alcanzaron un máximo histórico en 2017.
La vida en episodios de calor
No obstante, los investigadores también quisieron comparar estos resultados con otros escenarios más optimistas: que las emisiones se acerquen a los objetivos fijados por el Acuerdo de París y que el crecimiento de la población sea menor. En ambos casos la mortalidad crecería, pero no tanto . En España se limitaría a un 46% más; en Colombia al 450% y en Brasil al 255%.
El último eslabón para reducir la mortalidad sería la planificación de la vida frente al calor . Según apunta el estudio, reforzando los sistemas de alerta y de salud , ampliando las zonas verdes y fuentes en las ciudades o proveyendo de mejores recursos a la población, se reduciría drásticamente el número de muertos. Una hipotética adaptación que, reconoce el estudio, «podría ser muy difícil de alcanzar a corto plazo , ya que depende de muchos factores». Añadiendo estas medidas el crecimiento de las muertes bajarían hasta el 7% en España, el 35% en Colombia y el 23% en Brasil.
«La mortalidad va a seguir aumentando por las olas de calor, incluso aunque el riesgo individual disminuya», dice Tobías. Pero lo que se haga con las emisiones y las estrategias de adaptación será «fundamental».
Zonas incompatibles con la vida
Al mismo tiempo, otro estudio del MIT (Massachusetts Institute of Technology) ha localizado el que será el lugar más mortífero del planeta por las futuras olas de calor extremas. A menos que se tomen medidas drásticas para limitar las emisiones, dice, ese lugar será la llanura del norte de China, una de las regiones más densamente pobladas del mundo y la zona productora de alimentos más importante de la nación. Según los investigadores, China podría alcanzar los límites de habitabilidad entre 2070 y 2100 .
Aunque se registrarán temperaturas más altas en el Golfo Pérsico , el estudio explica que la mayor vulnerabilidad al calor de la llanura norte de China surge de la humedad. Hay más agua susceptible de evaporación, lo que provoca una mayor humedad en el aire. Y es esta combinación la que determina la capacidad de supervivencia. En China se superaría el umbral que el cuerpo humano es capaz de soportar, cuando el aire es tan caliente y húmedo que el cuerpo humano no puede enfriarse sudando, incluso a la sombra.
«China es actualmente el mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, con implicaciones potencialmente graves para su propia población: la continuación del patrón actual de emisiones globales puede limitar la habitabilidad de la región más poblada del país más poblado de la Tierra», concluye el estudio.
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