No utilizar el aire acondicionado, uno de los consejos esenciales de Toxicología para los habitantes de La Palma

El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha emitido una serie de recomendaciones tanto para los vecinos de la zona como para los trabajadores de los equipos de emergencias

Sigue en directo toda la actualidad sobre la erupción del volcán de La Palma

La ceniza cubre el barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane Efe

S.S.

Desde que entrara en erupción el pasado domingo 19 de septiembre, el volcán de Cumbre Vieja , en la isla de La Palma, no ha dejado de emitir gases y cenizas a la atmósfera además de la propia lava. Entre los elementos tóxicos emitidos se encuentran el dióxido de azufre, el dióxido de carbono, ácido clorhídrico, mercurio, bromo o arsénico, entre otros.

El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro, fuertemente irritante y con un olor característico. En concentraciones por encima de 10 ppm (partes por millón) puede generar ciertos efectos tóxicos, provocando irritación de la mocosa ocular, nasal, faríngea y laríngea, así como tos, espasmo y broncoconstricción del tracto respiratorio, según informa el el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF). Las exposiciones amenazantes para la vida son aquellas que superan los 150 ppm. Según los datos recopiladas por la Agencia Estatal de Metereología (Aemet) y del sistema de vigilancia de Copernicus, los niveles de SO2 en las capas inferiores son bajos en La Palma, y no hay riesgo para la salud . Sí que se concentran a mayor concentración a una altura de 2.500 metros o superior.

En contacto con el agua, el dióxido de azufre se convierte en ácido sulfuroso (el componente de la lluvia ácida ), que también se desprende a la atmósfera. Basadas en las medidas para la autoprotección publicadas por el Center for Desease Control and Prevention (CDC) estadounidenses, el Servicio de Información Toxicológica ha hecho públicas una serie de recomendaciones con las que la población de la 'isla bonita' y los trabajadores pueden protegerse de la inhalación de gases tóxico y cenizas.

Para evitar la exposición a las cenizas se recomienda: seguir las indicaciones de quienes dirigen el dispositivo de seguridad local, alejarse del foco de emisión para reducir la exposición y, en caso de permanecer en interiores en ambientes de ceniza o de lluvia ácida, cerrar puertas y ventanas y apagar los aparatos de aire acondicionado, ventilación o calefacción.

En cuanto a las personas expuestas (los que trabajan en las labores de contención y seguridad), desde el organismo público recomiendan: utilizar mascarilla protectora (preferiblemente las de tipo FFP2 o N-95), protegerse la piel y los ojos en ambientes de ceniza, utilizar prendas que cubran cabeza, brazos y piernas además de utilizar guantes y, por último, evitar utilizar lentes de contacto (usar gafas correctoras o protectora).

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