Montero intenta relajar la tensión con el feminismo y cambia el nombre del Instituto de la Mujer
Las organizaciones feministas miran con recelo esta decisión y dudan de las intenciones del Ministerio
Nunca el feminismo había sido tan crítico públicamente con un Ministerio de Igualdad. Desde el nombramiento de Irene Montero han sido muchas las voces que se han posicionado en contra de las políticas que la titular de Igualdad quiere llevar a cabo. La intención de aprobar en breve la Ley para la Igualdad Plena y Efectiva de las Personas Trans ha supuesto el punto más alto de las discrepancias, con asociaciones de mujeres que se han agrupado para mostrar su descontento y tratar de impedir que se lleve a cabo . Sin embargo, Igualdad ha dado un paso para suavizar la guerra: cambiar el nombre del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades por Instituto de las Mujeres .
Ha sido la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Noelia Vera , quien ha anunciado este cambio de nomenclatura durante su intervención en la Comisión de Igualdad del Congreso para explicar el proyecto de presupuestos generales del Estado. Vera ha remarcado que aunque puede parecer un «cambio simbólico menor» no lo es, ya que «pretende dar respuesta al clamor que quiere incorporar la diversidad de las mujeres» en España. Pero por otra parte, este cambio de nombre del organismo se interpreta como un guiño hacia esta parte del feminismo -tradicionalmente socialista- que se ve cada vez más alejado de las políticas de Montero . Precisamente fue el grupo parlamentario socialista el que en 2018 solicitó este cambio de nombre en la Comisión de Igualdad del Senado con motivo del 35 aniversario de la creación del Instituto de la Mujer.
Este intento de relajar la tensión, sin embargo, no convence a sectores del feminismo, que recelan de las intenciones del Ministerio. Explican que en realidad responde a una iniciativa puesta en marcha por Silvia Buabent cuando estaba al frente del Instituto de la Mujer con la intención de poner énfasis en el concepto político «nosotras, las mujeres». «Si el objetivo de este cambio de nombre fuera el mismo que en aquel momento, una organización feminista como la nuestra no tendría que decir nada. Nos parecería estupendo», explica Lola Venegas, de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres. «Ahora bien, con los precedentes de este Ministerio de Igualdad y con su urticaria a utilizar la palabra mujer no sabemos si este cambio responde al mismo objetivo puesto en marcha anteriormente o si es una excusa para desdibujar conceptos», lamenta.
Alude a un tuit reciente de Irene Montero en el que, para recordar que el próximo 25 de noviembre es el Día Internacional contra la eliminación de la violencia contra las mujeres, no mencionaba la palabra mujer, sino que la ministra de Igualdad escribía: «Todas las víctimas, todas las violencias, todas las obligaciones». «Todas las víctimas no. Las víctimas son mujeres y las violencias son las que ejercen los hombres contra las mujeres por el hecho de serlo», apunta Venegas.
La polémica, por tanto, reside en cómo se está interpretando este cambio de nomenclatura por parte de sectores del feminismo. «En principio no tendría que levantar ninguna suspicacia, pero lo está haciendo. Parece que hay bastante consenso en interpretarlo en una determinada dirección», afirma Venegas, que recuerda que cuentan con el precedene de que el Ministerio de Igualdad no se reúne con organizaciones feministas mientras sí recibe a otro tipo de movimientos. «Hay un clarísimo ninguneo de este Ministerio a las organizaciones de mujeres, y por tanto la suspicacia está justificada». Habrá que esperar, dice, para comprobar si el cambio de nomenclatura a Instituto de las Mujeres responde de verdad a una intención de visibilizar más a las mujeres o «a un intento de borrar la categoría mujer a favor de categorías más fluidas, en la que caben hombres que se autoidentifican como mujeres».