Llega a Italia el autobús sin conductor que se equivoca como máximo un centímetro
El primer experimento en Italia causa asombro por la seguridad y precisión, pero es acogido con opiniones para todos los gustos
Ha sido acogido como algo revolucionario, con una multitud de curiosos cuyas reacciones han sido variopintas. Llega a Italia el primer autobús eléctrico sin conductor, con una autonomía de 9 horas, capaz de reconocer a un pasajero registrado al servicio extrayendo, por ejemplo, una pequeña plataforma para que pueda subir una persona discapacitada. Se trata de un primer experimento en Italia, iniciado el pasado domingo y que se concluye mañana. Se está realizando en Merano, bello municipio turístico de 40.000 habitantes de la provincia de Bolzano, en el corazón de la región Trentino Alto-Adige, al norte de Italia .
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En el lateral del minibus dos carteles indican que es «100 % eléctrico» y «100 % autónomo». Está homologado para 15 personas -11 sentados y 4 de pie- y para una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora, aunque en algunos casos, en las autopistas australianas, llega a 60. De forma continua realiza un trayecto de poco menos de 10 minutos, por un trazado que toca el centro histórico. Inevitable el escepticismo y recelo inicial de los lugareños ante un vehículo sin conductor, sin volante, sin pedales y con un diseño futurista que podía dar pie a imaginarse un gran robot casi extraplanetario. Para dar confianza, durante el viaje los pasajeros, a los que no se cobra billete, son acompañados por dos técnicos a bordo del microbús: Uno para dar explicaciones sobre su funcionalidad y otro para intervenir en caso de necesidad sobre el vehículo con un «joystick», una especia de palanca de mando como el utilizado en los videojuegos.
Seguridad y precisión
Se ha demostrado que el riesgo es mínimo. Todo lo hace la inteligencia artificial, asistida por 17 satélites y el GPS, con velocidad y movimientos regulados por un ordenador conectado a numerosos sensores y telecámaras. La exactitud de sus maniobras es extraordinaria, asombrando por su seguridad a los pasajeros que suben o descienden. «Después de haber memorizado el recorrido, el margen de error es de un centímetro, y está en condiciones de ‘leer’ las señales de trafico y reaccionar ante los peligros o incluso ante un sombrero que vuela de repente con el viento», afirma Roberto Maldacea, profesor universitario de Mobilidad sostenible . El vehículo sin conductor ha sido ya experimentado en numerosas ciudades del mundo, entre ellas Helsinki, Oslo, Goteborg, Groningen, Orlando, Berlín, Sidney, Lille, Lyon y Sion.
«En Europa ha recorrido un millón y medio de kilómetros y nunca hubo un choque con otros vehículos o heridos entre los 500.000 pasajeros transportados», añade el profesor Maldacea. Ningún incidente, salvo el de una señora que en Viena que atravesó la calle usando el teléfono móvil: e l microbús se paró, ella también, pero continuó con el chat hasta que chocó con el vehículo . Acabó siendo multada.
Este minibús, lanzado por la empresa francesa Navya, que está entre los líderes mundiales para la conducción autónoma, cuesta 300.000 euros, pero también se puede alquilar a largo plazo. Está pensado para usos en zonas de tráfico limitado, para unirlas, por ejemplo, con paradas de autobuses y del metro.
Las reacciones
A punto de acabar el experimento, las reacciones de los pasajeros se dividen en tres capítulos, según las opiniones que leemos en Facebook: unos rechazan el minibús, por considerar que, al igual que los robots, servirá para mandar al paro a los conductores; otros consideran que las autoridades podrían ocuparse de necesidades más urgentes de los ciudadanos; en fin, están los que aplauden este proyecto innovador. Es el futuro. Muy pronto, unos y otros tendrán que acostumbrarse a no ver ya nunca más este cartel en el autobús: «Prohibido hablar con el conductor».