¿Por qué liberar las patentes no significa que haya vacunas para todos?
Fabricar una vacuna como las de ARNm necesita más que la receta con instrucciones

La suspensión de patentes es c ondición necesaria pero no suficiente para que se fabriquen de forma masiva vacunas genéricas contra el nuevo coronavirus. He aquí seis motivos por los que no será una solución a corto plazo.
Consenso en la OMC
El apoyo de EE.UU. a ... levantar de forma temporal las patentes de las vacunas contra el Covid-19 es un impulso formidable a una decisión que países como India y Sudáfrica han exigido desde octubre . Pero se necesita más que eso. Pero para ello la Organización Mundial del Comercio (OMC) debe llegar a una decisión al respecto de manera consensuada y ya se ve que hay posturas diferentes, incluso dentro de la Unión Europea.
No será un proceso rápido
La representante comercial de EE.UU., Katherine Tai, advirtió desde el primer momento del anuncio del apoyo de su administración a levantar las patentes que «tomará tiempo» por la necesidad de una decisión consensuada y por la complejidad de los procesos para producir vacunas. La situación desbordada que vive India y el aumento dramático de casos en países de Sudamérica ha podido servir para redoblar las presiones sobre Washington para dar el paso en propiedad intelectual, pero no significa que tendrá un impacto a corto plazo.
Escasez de vacunas y de sus ingredientes
La industria farmaceútica ha defendido que el cuello de botella para conseguir más dosis está sobre todo en sus ingredientes. «El problema está en los materiales, que hay escasez. Son materiales muy especializados, no son simples químicos», aseguró recientemente Albert Bourla, consejero delegado de Pfizer, a Yahoo Finance. Según sus predicciones, si una compañía recibiera la tecnología que maneja su farmacéutica u otras que han conseguido la vacuna, tardarían al menos dos años en ser capaces de disparar la producción. Y aún así, en la visión de la industria, se aumentaría la competencia global por esos ingredientes, lo que no contribuiría a agilizar la fabricación de dosis.
Obstáculo a la innovación en el futuro
La decisión de EE.UU. es sorprendente porque siempre se ha posicionado como un defensor a ultranza de la protección a la propiedad intelectual. Tai defendió la postura como «medidas excepcionales para una situación excepcional», pero la industria farmacéutica y los inversores en EE.UU. lo han recibido con mucha preocupación. «¿Quién desarrollará otra vacuna la próxima vez?», protestó en Twitter Brent Saunders, ex consejero delegado de la farmacéutica Allergan.
La industria asegura que la decisión desincentiva la inversión en innovación en el futuro, pero olvida que buena parte de los proyectos para la vacuna contra el covid vienen con respaldo financiero de las arcas públicas, en muchas variantes: inversión para desarrollo, contratación de dosis a fondo perdido, colaboración con laboratorios públicos, etc.
La solución más rápida: compartir
La decisión de EE.UU. se produce en un momento de presiones crecientes ante la desigualdad profunda en la respuesta a la pandemia: mientras en EE.UU. sobran dosis y las autoridades tienen que ofrecer 'cerveza o donuts' a los reacios para que se vacunen, en los países en desarrollo la vacunación va a un ritmo muy lento. EE.UU. tiene contratadas cientos de millones de vacunas más de las que va a necesitar. La semana pasada se comprometió a donar 60 millones de dosis de la de AstraZeneca. Ahora la industria reclama a los países desarrollados que, en lugar de levantar las patentes, redoblen los esfuerzos en las líneas de producción existentes y que compartan sus dosis. Al mismo tiempo, claro, se aseguran muchos más beneficios que si se liberan las patentes y las vacunas se producen en otros lugares.
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