Los obispos se plantan

El cardenal Omella envió el pasado lunes un claro mensaje de descontento a Sánchez: nos estamos empezando a cansar

El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez (2i), conversa con el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella (i), durante un encuentro mantenido el pasado 24 de enero en Madrid EFE

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Da la impresión de que al Gobierno Pedro Sánchez lo que diga la Iglesia, a estas alturas, le importa bien poco. Al fin y al cabo, los obispos están en el bucle social de la pederastia, lo que hace que el Gobierno se frote las manos. Hay quienes piensan, en la nueva y vieja izquierda, y no sé si en alguna derecha, que los obispos pueden hacer las declaraciones que quieran, pronunciar los discursos que consideren, que su influencia en la sociedad, incluso en su parroquia, viene a ser, también en términos de votos, cada vez más escasa. Ni montan manifestaciones como antaño, ni colocan a sus medios de comunicación mirando a La Moncloa, ni tienen líderes que hagan temblar a la opinión pública, ni están los católicos tan motivados como para darle la vuelta a las cosas.

Pero convendría que el Gobierno le dedicara cinco minutos, al menos, a lo que dijo el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Juan José Omella , el pasado lunes en la inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. Y no solo por lo que dijo, sino por cómo lo dijo. El cardenal Omella ha sido hasta ahora un interlocutor no difícil con el Gobierno. Llegó incluso a recibir a Pedro Sánchez en la sede de la Conferencia Episcopal. Pero las tornas han mudado ante el descontento generalizado de los obispos por cómo les trata el Gobierno.

Con el discurso del día pasado, el cardenal Omella ha enviado un mensaje claro a Sánchez: se acabó la barra libre, nos estamos empezando a cansar. Está bien la coincidencia en los temas sociales, la pobreza, la inmigración –diría Omella-, pero ¿qué pasa con la educación, con la concepción de la persona, con la libertad de la Iglesia, con el servicio que la Iglesia presta a la sociedad?

Son varios ya los momentos en los que la Iglesia le ha tendido la mano la Gobierno y lo que ha recibido es un mordisco . ¿Acaso la Iglesia no propuso para la reforma educativa una creativa solución sobre la religión que no se tuvo en cuenta?

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