Religión

Francisco: «La Iglesia necesita misioneros apasionados, no funcionarios»

El Papa ha pedido cercanía con los que sufren como las personas pobres o los refugiados.

Los asistentes al Ángelus en la plaza de San Pedro EFE

ÁNGELES CONDE

Un domingo más el Santo Padre ha dirigido la oración del Ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico aunque con menos peregrinos en la plaza de lo habitual porque durante este fin de semana, puente en Italia, Roma se vacía.

El Papa Francisco ha pedido una vez más a la Iglesia y a los cristianos que se dejen guiar por el Espíritu Santo, « una fuerza que purifica y renueva, que arrasa cada miseria humana, cada egoísmo, cada pecado, que nos transforma desde dentro, que nos regenera y nos hace capaces de amar».

Es esa misma fuerza la que ha deseado que tenga la Iglesia, muchas veces, -ha explicado el Papa-, sujeta a cálculos y temerosa de ir más allá de «las fronteras seguras» . Ha denunciado que cuando esto sucede, la Iglesia se hace fría o tibia, incapaz de «ponerse en movimiento para caminar por caminos inexplorados o incómodos ofreciendo esperanza a cuantos encontramos».

Misioneros apasionados

Es el conocido discurso de las periferias del Papa Francisco, empeñado en que la Iglesia no se convierta en «una Iglesia funcional que no arriesga nunca» sino que salga al encuentro de quienes más lo necesitan . Este domingo ha explicado una vez más cual es su modelo de Iglesia: Una que «no necesita a los burócratas o a los funcionarios diligentes sino a misioneros apasionados , devorados por el ardor de llevar a todos la consoladora palabra de Jesús y su gracia».

Por eso, ha reconocido «con admiración» la labor de los sacerdotes, religiosos y religiosas que en todo el mundo se dedican a la causa del Evangelio, incluso a riesgo de la propia vida : «Este es el fuego del Espíritu Santo que la Iglesia debe dejar entrar dentro de sí».

Y ha insistido en que los cristianos están llamados a dejarse transformar por esta acción del Espíritu Santo porque « hoy más que nunca se necesitan sacerdotes, consagrados y fieles laicos con la mirada atenta del apóstol para conmoverse y hacer frente a las dificultades y a la pobreza material y espiritual, caracterizando así el camino de la evangelización y de la misión con el ritmo curativo de la proximidad».

Una cercanía que el Santo Padre ha solicitado este domingo especialmente hacia los que sufren , los necesitados o los refugiados y que debe salir «del corazón». Así que como hace en tantas ocasiones, ha invitado a cada peregrino en la plaza de San Pedro a preguntarse si en su interior hay un corazón frío o tibio o un corazón que late, «que es capaz de recibir el fuego Divino» para participar de «las alegrías o los sufrimientos de nuestros hermanos».

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