Los hospitales se humanizan para facilitar el último adiós a las víctimas por coronavirus
Algunos centros avisan ya a la familia para que acompañen a los enfermos terminales de coronavirus
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En la batalla contra el coronavirus , hay un frente que duele tanto o más que la propia enfermedad. Es la muerte en aislamiento . Después de tres semanas sin poder dar un último adiós, sin velatorios y con funerales limitados y a distancia, cada vez más hospitales se esfuerzan por humanizar las últimas horas de los enfermos de Covid-19 y, también, de facilitar el duelo de sus familiares. Se trata de que la pandemia no gane frente a lo humano.
Cuatro pacientes terminales de coronavirus han podido despedirse de sus seres queridos en la madrileña Clínica Universidad de Navarra. Lo hicieron en una zona habilitada para ello, cercana a la Unidad de Cuidados Intensivos, en boxes individuales. Por cada uno de ellos pudieron pasar dos familiares . Y aunque la barrrera que imponen los equipos de protección es persistente, pudieron compartir un tiempo precioso. «Gracias a Dios ha habido muchos éxitos y hemos atendido a pocos pacientes en esta situación, pero las familias lo han agradecido profundamente, estando un tiempo con ellos, de forma individual, en ese box», explica el director médico del hospital, Luis José Prieto.
Aun así, las despedidas siguen siendo sin contacto, sin abrazos ni besos. La enfermedad lo impone. Lo mismo que ocurre en el hospital temporal de Ifema, que desde el pasado viernes ha habilitado varias salas para que pacientes con coronavirus en sus últimos momentos de vida puedan estar acompañados . «Hemos establecido tanto en el módulo 7 como en el 9 cuatro habitaciones a las cuales puede acceder desde la puerta el familiar que lo quiere acompañar», explicó el director de la instalación, Antonio Zapatero.
El Covid-19 es una enfermedad que no admite visitas, aunque la Consejería de Sanidad de Madrid ha enviado una directiva para la humanización del final de la vida en estos pacientes. Cualquier pequeño acercamiento es un regalo. «Los familiares que han podio despedirse son muy agradecidos, ha sido muy confortable ayudarles en eso», cuenta Luis José Prieto, que ve razonable que el resto de hospitales vayan adoptando este tipo de protocolos según lo permitan sus instalaciones.
Porque con más de 13.000 muertos en España, han sido días de despedidas en la distancia . «La ausencia de una despedida, rituales y no poder ver el cuerpo de la persona querida» pueden agravar el duelo, explica la profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Cataluña, Xusa Serra. «No hay que olvidar que el duelo es un proceso natural, de manera que la persona tenga la oportunidad de expresar los sentimientos y con el tiempo, aprender a cuidar del ser querido más allá de la vida».
Poder visitar al enfermo no solo evita su sentimiento de soledad, sino que ayuda a la familia a encajar el golpe. Pero, en caso de no llegar a tiempo, también puede suponer un apoyo al duelo el poder ver el cadáver . El servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos ha dispuesto un procedimiento extraordinario para que el familiar tenga tiempo de llegar rápidamente al hospital y ver el cuerpo unos minutos.
Videollamadas
Asimilado el golpe inicial de la pandemia, las comunidades empiezan a adaptar protocolos para facilitar el acompañamiento y humanizar la atención a los pacientes. A la directriz de Madrid, se suman nuevos protocolos en Cataluña o Castilla y León . También hospitales de todo el país, que han puesto en marcha videollamadas entre los ingresados y sus allegados. «Soy la enfermera que está con tu padre y quería hacer una videollamada, para que hables con él», comenzaba Susana, del hospital del Mar, en Barcelona, en un vídeo difundido por el centro. «Mira, ya respira bien, ¡está con mascarilla!», continuaba. Al otro lado del teléfono se multiplicaban las «gracias» de la familia.
Todas estas iniciativas, puestas en marcha dentro de las posibilidades de cada centro, responden a un esfuerzo colectivo por humanizar la atención de las víctimas de la pandemia. Porque, según denunciaba hace unos días la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), «no deberíamos permitir que ninguna persona muera sola. Ni ahora ni nunca» .
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