Reto Pelayo
La historia de superación de cinco supervivientes en un barco contra el cáncer: «La vida sigue»
Marián, Lorena, Fátima, María y Nuria participarán en la 6ª edición del RetoPelayoVida que consiste en circunvalar la península Ibérica en un velero de regata para demostrar que se puede vencer al cáncer
Cinco mujeres, un barco V70 de la regata extrema Volvo Ocean Race y una travesía de casi dos semanas dando la vuelta a España. Su historia no sería noticia sin el denominador común que une a las cinco supervivientes: el cáncer de mama . Marián, Lorena, Fátima, María y Nuria participarán en la 6ª edición del RetoPelayoVida bajo el nombre RetoPelayoVida Vuelta España 2020 .
Acompañadas por un equipo de siete personas más, partirán el 12 de octubre desde Bilbao hasta Barcelona navegando por el Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo; atravesando el Estrecho y realizando paradas en los puertos de Cádiz, Málaga y Valencia para finalizar en Barcelona el 24 de octubre. ¿El motivo? Visibilizar la enfermedad para ayudar a otras mujeres en la misma situación, concienciar a los líderes de opinión de la importancia de invertir en investigación contra el cáncer (día que se conmemora este jueves) y transmitir a la sociedad sobre los beneficios de llevar una vida sana y realizar ejercicio físico para prevenir cualquier tipo de enfermedad.
Para Nuria , circunvalar la península Ibérica en barco es «una de esas cosas que no están en la agenda ni mucho menos cuando vienes de pasar un cáncer», relata a ABC. Tiene 44 años y superó la enfermedad en 2016 , pero hace 21 meses tuvo que someterse a una operación del hígado para extraer células tumorales que había detectado su oncóloga. «Volver a entrenar sí que me ha costado muchísimo porque la operación fue complicada, llevaba 30 grapas en todo el tórax. Fue como si empezara de cero a hacer deporte», detalla.
Para Nuria el reto fue «una inyección de moral y de superación»
Descubrió el reto cuando le acababan de diagnosticar el cáncer. «Para mi aquello fue como un flash y dije: “Ostras, que me voy a poner buena, que voy a poder hacer deporte, que la vida sigue”. Fue una inyección de moral y de superación y la verdad es que me aferré a ello y al deporte», recuerda.
El deporte fue algo que llegó a su vida tras el cáncer, cuando su marido le regaló unas zapatillas. Nuria reconoce que ha tenido mucha suerte porque desde el minuto uno tras las operaciones, su suegro, que es fisioterapeuta, le guiaba para ejercitar el brazo y así no perder movilidad. Ahora tiene un brazo con un 98% de funcionalidad.
Ella llevaba intentando participar en el reto desde que consiguió recuperarse en 2017, pero cuando anunciaron que este año era de vela pensó que era su reto a la carta ; es bióloga marina y su pasión es el mar. Gracias a su profesión había practicado submarinismo, pero la navegación era una gran desconocida.
Nuria vive en Teruel y, al no tener el mar cerca, tenía que ir a la costa Valenciana para cumplir con los objetivos marcados por los instructores. Empezaron a prepararse en junio y desde entonces todo ha sido «un chute de náutica y de vela exprés».
El caso de Fátima, de 56 años , es diferente porque ella sí sabía un poco más del mundo de la vela. Natural de Jerez de la Frontera y ahora residente en Sancti Petri, siempre ha estado vinculada al mar. A finales de los 80 navegaba en tabla de windsur y su marido tiene un barco de vela, por lo que su experiencia de «dominguera» le ha ayudado a llevar mejor el reto. « Mi instructor ha sido mi marido, él y yo nos conocimos navegando . Pero no es lo mismo prepararte para un reto que para un paseíto un domingo», explica.
«El barco es como un sueño totalmente irrealizable. Es como si te dicen: "toma un Fórmula 1 y vete para Madrid»
Además, el barco en el que van a completar el reto no es un barco cualquiera. Señala que para ella «el barco es como un sueño totalmente irrealizable. Es como si te dicen: "toma un Fórmula 1 y vete para Madrid". Es muy técnico, hay muchas piezas que no tiene un barco normal».
Para Fátima, que ha superado dos veces el cáncer (de riñón en 2004 y mama en 2012), “el reto es importante por la visibilidad que se da a la enfermedad”. Además, desde el punto de vista personal, supone demostrarle al mundo que ha vuelto. “Soy una persona muy pesada, muy revuelta, siempre rompiendo moldes y el cáncer me comió, desaparecí. En mi vida había silencio y la sensación que tengo ahora es que he vuelto”.
Nuria afronta el reto con la misma voluntad: «Hay gente que fallece, que sufre muchísimo, pero por suerte la investigación está avanzando mucho y se puede tirar para adelante. A mí me gustaría que, igual que un día yo vi a esas chicas estupendas en la portada de un periódico por el Reto Pelayo, un día alguien que esté aterrado, en su casa, con incertidumbre y miedo, vea que se puede, que la vida sigue ».
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