«Hay que hacer una revisión profunda de los avisos meteorológicos, la gente no sabe qué es un aviso rojo»

Hace falta mejorar la divulgación de los riesgos que entrañan las alertas y contar con las aportaciones de comunicadores y sociólogos, señalan los expertos

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Si las predicciones meteorológicas sobre la nevada acertaron, otra cosa tuvo que fallar para que cientos de personas se quedaran atrapadas por el temporal. Para quien fuera jefe del Área de Predicción y después portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel Rivera, la respuesta está en el sistema de avisos: «Hay que plantear una revisión profunda del sistema», dice. ¿El motivo? «La gente no sabe lo que significa un aviso rojo».

La infomación e stuvo sobre la mesa horas e incluso días antes del episodio. Por ello, plantea Rivera, hace falta mejorar la divulgación de los riesgos que entrañan las alertas y contar con las aportaciones de comunicadores y sociólogos, además de meteorólogos o miembros de Protección Civil. «Si se estableció un aviso rojo desde las 18 horas, probablemente a mediodía tenían que haberse tomado medidas», asegura, en lo referente a salidas de centros de trabajo, centros públicos o comerciales. «Cuando se da un aviso rojo hay bastante seguridad de que eso va a pasar y que es gordo».

También la catedrática de Física de la Atmósfera de la Universidad de Barcelona, Carmen Llasat, coincide. «La falta de percepción del riesgo es una de las asignaturas pendientes». Pone como ejemplo las ocasiones en las que, pese a las alertas por inundaciones, la gente coge el coche pensando que resistirá el embate del agua, y eso les acaba costando la vida. «Es necesario mejorar la cadena de alertas y la comunicación a la población, eso segurísimo».

Un buen sistema para el exportavoz de la Aemet sería utilizar todos los medios técnicos al alcance, como mensajes directos al teléfono, para indicar a cada ciudadano lo que es probable que pase, cómo le puede afectar dependiendo de la zona en la que se encuentre, y qué se le recomienda que haga. Es el modelo estadunidense ante la llegada de huracanes, y que también establece niveles de riesgo no solo por la cantidad sino por el impacto que tendrán los eventos en la población. No es lo mismo una nevada como la vivida en una zona densamente poblada como Madrid, que en otra de alta montaña como Candanchú (Huesca).

Así se evitaría el riesgo y la dificultad de que cada persona integre lo que le llega de la Aemet, de Protección Civil o de los periódicos, dice Rivera.

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