Enterrar a un ser querido en Gerona cuesta casi el doble que en Zamora
Los tributos posmortem acrecientan la desigualdad fiscal entre las regiones y dividen a la opinión pública y los expertos
Al dolor de perder a un ser querido, muchas personas añaden en lo económico el grueso de impuestos y costes que deben abonar para sortear el pesaroso trance. En España, no cuesta lo mismo morirse en un lugar u otro de residencia, una denuncia que entonan estos días responsables fiscales, expertos y sociólogos con motivo de las celebraciones de Todos los Santos (ayer) y el de Difuntos (hoy). Sin embargo, se sigue sin tomar medidas desde la Administración para armonizar precios, tributos y recursos disponibles.
De media, según el informe que publica la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa), el precio medio en el país se acerca a los 3.500 euros por defunción. Este monto se dispara en Gerona, la provincia donde más se engorda el presupuesto por el sepelio, casi un 30% por encima de la media nacional.
El trabajo elaborado por la patronal de las aseguradoras señala que la cuantía varía con diferencias harto notables, incluso de un 70%. En concreto, las provincias donde resulta más costoso fallecer son, por este orden, Gerona (un 29,2% por encima de la media), Madrid (un 27,4% de más) y Barcelona (20,8%). Les siguen Lérida (19,4%) y Huesca (15,7%). En el lado opuesto se encuentran Zamora , donde el sepelio cuesta casi un 40% menos de la media, Santa Cruz de Tenerife (36,2%), Palencia (29,7%), Soria (27,1%) y Cuenca (26%).
Para el estudio, Unespa analizó 216.404 sepelios (de los 426.053 fallecimientos) ocurridos en 2018, una cantidad que representa en torno al 80% de los servicios que atendió el seguro en España durante el pasado ejercicio. El mismo anáisis, glosado por municipios de más de 250.000 habitantes, revela que Madrid, Vigo y Valencia son las ciudades donde fallecer resulta más costoso. En Bilbao, Murcia, Zaragoza, Las Palmas de Gran Canaria, Córdoba y Málaga, no obstante, el entierro cuesta menos que en el conjunto de país.
Además del sepelio, también los impuestos que conlleva heredar fluctúan mucho entre autonomías. El Impuesto de Sucesiones y Donaciones , transferido a las regiones, construye diferencias de miles de euros según la autonomía. En el caso de un soltero que hereda de su padre 800.000 euros (de los que 200.000 corresponden a la vivienda del finado) paga 0 euros en Andalucía y 155.393 euros en Aragón, la comunidad donde más se paga en este ejemplo. Una diferencia de cientos de miles de euros entre comunidades. Mientras, en Canarias, con 143 euros, o Madrid, donde se pagan 1.586 euros, frente a los 103.135 euros de Asturias.
Rebajas ya aprobadas
Ello ha hecho de este tributo uno de los más sensibles entre la opinión pública. Comunidades como Madrid han hecho bandera en los últimos años de bonificar el tributo con un 99% entre herederos directos, lo que ha llevado a los sucesivos gobernantes a una carrera «a la baja» por reducirlo, mientras el Gobierno de Pedro Sánchez aboga por fijar un suelo y armonizar impuestos. Andalucía -con bonificación al 99% para las transmisiones entre abuelos, hijos y nietos este año-, Castilla y León -que ya ha iniciado trámites para suprimir el 99% del impuesto, y Galicia -con un mínimo exento de un millón de euros desde 2020 para familiares directos- han aprobado rebajas para eliminar el tributo. Canarias lo ha recuperado para 2020. Toda una trinchera política para un tributo cuya recaudación en 2017 ascendió a 2.458 millones de euros, un 0,2% del PIB, en la media de la OCDE y de la Eurozona.
El grupo de expertos para la financiación autonómica propuso una armonización del impuesto, en aras de acotar la brecha. Por su parte, el grupo de «sabios» para la reforma fiscal enfatizó que los tipos de Sucesiones en España eran los más altos de la OCDE - puede llegar a tipos del 81,6% -, por lo que instaba a bajarlos, pero también proponía recortar el umbral exento que fijan las comunidades hasta 20.000 euros, con tipos crecientes desde ahí. La clave era aumentar el número de personas que lo pagan con menos tipos.
Las diferencias entre comunidades han abierto la puerta a la pillería, si bien sortear el impuesto post mortem es más complicado de lo que parece. Los inspectores de Hacienda piden al Ministerio mayor dureza para perseguir a los que cambian ficticamente de residencia fiscal. A efectos de Sucesiones, los herederos tributarán en la autonomía donde más tiempo hubiera residido el fallecido en los cinco años inmediatos anteriores al deceso. Esta regla trata de evitar que una persona muy anciana o gravemente enferma decida cambiar de residencia para que sus herederos paguen menos.
Pero el impuesto sobre Sucesiones no es el único tributo que grava las herencias en España. Otro impuesto, menos conocido y que depende de cada ayuntamiento, también irrumpe en numerosos casos de forma más gravosa. Se trata del impuesto sobre el incremento de valor de los terrenos de naturaleza urbana , la llamada plusvalía municipal en su modalidad «mortis causa». Cuando el propietario de un inmueble fallece y lo transmite a sus herederos, estos deben pagar la apreciación del inmueble desde que el finado se hizo con la casa hasta que la lega. Esta modalidad de plusvalía municipal ingresa 600 millones al año, según los datos de grandes capitales. Solo en el Ayuntamiento de Madrid, los ingresos «mortis causa» de la plusvalía ascendieron a 166 millones en 2017, un 27% de la recaudación por plusvalía municipal (612 millones).
«Dado que se trata de un impuesto hoy en día fuertemente bonificado en muchas comunidades, la carga tributaria por el impuesto de plusvalías municipales puede superar en algunos casos el 1.000% de lo pagado en Sucesiones », reflexiona Juan José Rubio, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, miembro de las comisiones para las reformas de la financiación autonómica y local.
Noticias relacionadas