La Generalitat de Cataluña deja morir su proyecto estrella para predecir el cáncer
El científico Manuel Perucho, director del programa de medicina predictiva, denuncia la pérdida de un banco con miles de datos genéticos «por dejadez»

El Instituto de Medicina Predictiva y Personalizada del Cáncer de Barcelona (IMPPC) era uno de los proyectos científicos estrella de la Generalitat de Cataluña. Nació como un ambicioso centro para la investigación oncológica con el que se quería entrar en una nueva era de la medicina. El objetivo era predecir desde el nacimiento el riesgo personal de sufrir un cáncer analizando el genoma.
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El primer paso para ese ambicioso proyecto era crear un banco de ADN de la población catalana sana y estudiar las variantes genéticas que hacen que a un individuo le pueda tocar la lotería del cáncer y a otros no. Y, al mismo tiempo, estudiar otras enfermedades comunes como la obesidad, la hipertensión o la diabetes. Otra de las posibilidades que se abrían, y más inmediata, era la de poder conocer la respuesta individual a los tratamientos de cáncer cuando la enfermedad ya había hecho aparición. Pero este proyecto y gran parte del dinero invertido, están en dique seco, según denuncia a ABC su director, el científico Manuel Perucho.
Un tesoro de datos
El banco se diseñó para acoger las muestras de sangre de 50.000 individuos que quedaron finalmente en 20.000 porque se paralizó la recolección de muestras por falta de fondos. «De estas 20.000 hemos analizado las variantes genéticas de más de 5.000 voluntarios y ya tenemos la secuencia completa del genoma de cerca de 1.000 de ellos . Lo hicimos con un crédito de seis millones de euros, un dinero que se agotó en 2017. Ahora nadie parece tener interés en continuar con esta investigación. Lo que tenemos es un tesoro de datos muerto de risa», asegura el director del centro.
El Instituto de Medicina Predictiva se anunció a bombo y platillo en 2009. El propio fichaje de Manuel Perucho (La Roda, Albacete, 1948) fue el comienzo de ese proyecto estrella. Para demostrar la importancia que tenía el proyecto para la ciencia catalana, la Generalitat fichó a uno de los investigadores con mayor prestigio en ese campo . Perucho poseía una gran experiencia como responsable del programa de Genética y Epigenética del Cáncer del Instituto Burnham , en La Jolla, California. Su equipo halló, por ejemplo, genes mutadores desencadenantes del cáncer de colon, entre otros méritos. El traslado a Barcelona se contó como la recuperación de uno de los «cerebros» fugados y recuperados para la ciencia. «Pero si lo sé no vengo», confiesa.
No tardaron en llegar los problemas económicos. El Instituto de Medicina Predictiva y Personalizada se difuminó dentro del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud «Germans Trias i Pujol» (IGTP). Cambió la consideración de instituto para convertirse en un programa más.
Seis millones a la basura
Para financiar el banco de datos se pidió un crédito de 6 millones de euros al Instituto de Salud Carlos III , dependiente entonces del Ministerio de Economía, que está devolviendo la Generalitat. Ese presupuesto ya se ha acabado, la plantilla se ha recortado y solo quedan tres personas de aquel proyecto estrella «a las que pagamos a trancas y barrancas», reconoce Perucho. Se ha generado, dice, «una situación absurda» en la que el Gobierno catalán está devolviendo un crédito por un trabajo que está dejando morir. «Es un desperdicio de seis millones y se va a perder todo».
Aunque el actual Programa de Medicina Predictiva del Cáncer está asociado al Instituto German Trias Pujol (IGTP) de Badalona, las muestras de sangre de los voluntarios se conservan en el banco de tejidos y los datos genéticos en el Centro de Supercomputación de Barcelona . El mantenimiento de ambos tiene un coste diario que se está solventando de manera oficiosa.
El departamento de Salud ha dado orden al banco de tejidos que no cobre al instituto por conservar congeladas las muestras de sangre en los tanques de nitrógeno líquido. No es suficiente. El programa está esperando la jubilación de Perucho para disponer de su sueldo y contar con más recursos.
Un fichaje estrella
A Perucho le duele la inacción de la Generalitat y apunta al director de Investigación de Salud, Albert Barberá: «Llevo varios años peleándome, solicitando financiación para la continuación y explotación del banco de datos genéticos sin obtener ninguna respuesta. Esto no es por mí porque me van a jubilar el mes que viene sino por un sentido patriótico del deber. ¡Por la ineptitud de estos politicastros se van a tirar a la basura seis millones de euros! No quiero irme frustrado».
Su jubilación y salida del centro no llevará aparejado su retiro científico. Perucho seguirá investigando fuera del programa de medicina predictiva. Esta no ha sido su primera decepción en España. Desde que despuntó con su trabajo en Estados Unidos ha sido tentado por varias comunidades autónomas y proyectos que nunca llegaron a buen puerto. El de Cataluña le había atrapado porque se diseñó sobre un concepto puntero: la posibilidad de contar con un perfil genético del individuo antes de que se convierta en enfermo, la verdadera medicina predictiva y personalizada de la salud.