Francisco: «Voy a Lesbos por solidaridad con los refugiados y el pueblo griego, tan generoso en la acogida»
El primer ministro de Grecia y el Patriarca de Constantinopla le mostraran la situación crítica en la isla
El Papa Francisco ha manifestado que viaja a la isla de Lesbos este sábado «para manifestar mi cercanía y solidaridad tanto a los refugiados como a los ciudadanos de Lesbos y a todo el pueblo griego, tan generoso en la acogida».
Al término de la audiencia general, pidió a decenas de miles de peregrinos y a los católicos del mundo entero que le acompañen «con la oración, invocando la luz y la fuerza del Espíritu Santo y la intercesión materna de María».
En el aeropuerto de la isla le estarán esperando el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, y el arzobispo de Atenas, Ieronimos, en representación del país que mejor acoge a los refugiados de Siria y de dos de las institución que más les ayudan: las Iglesias católica y ortodoxa.
El Papa y sus acompañantes se visitarán a los refugiados en el centro de detención de Moria, donde firmaran una declaración conjunta sobre la tremenda crisis humanitaria. Después visitaran el puerto de Mitilene, para reunirse con los ciudadanos de la isla y celebrar una plegaria conjunta. La visita de Francisco durará apenas cinco horas.
El Papa hará un llamamiento a la conciencia de Europa desde un «lugar de vergüenza», donde se bloquea a miles de refugiados a la espera de devolverles a Turquía, un país al que no quieren ir y que muchos de ellos detestan por su ayuda al Estado Islámico que ha multiplicado las catástrofes en Siria e Irak.
En estos momentos, el panorama en el centro de detención de Moria, con capacidad para 2.700 personas pero que retiene a 3.200, es desastrosa pues faltan médicos, comida y mantas, según las organizaciones humanitarias. La situación es parecida en otras islas griegas cercanas y, por supuesto, en campos del continente como el de Idomeni.
El Papa y el Patriarca Ecuménico podrán ver la «colina de los chalecos salvavidas», de color negro y naranja, cuyo nombre es otra ironía macabra. Son de pésima calidad, fabricados clandestinamente en Turquía para los traficantes –los grandes beneficiados del sistema de puertas cerradas- y dejan de flotar al cabo de unas horas. Muchos de ellos han sido retirados a cadáveres de las 400 personas ahogadas en la travesía en lo que va de año.
Francisco pondrá ante los ojos del mundo la vergüenza de la Unión Europea que, según datos de este martes, ha acogido solo a 1.145 de los 160.000 refugiados –una cifra muy baja comparada con otros países- que pensaba repartir entre sus estados miembros.
Hace unos días, el presidente Prokopis Pavlopoulos manifestó en una carta al Papa que «muchos miles de personas forzadas a dejar su tierra de origen a causa de la guerra, el terror y la pobreza, están en una situación de marginación extrema».
El presidente helénico confía en que «su visita a Lesbos mejorará notablemente el esfuerzo por comprender el drama de los refugiados y pondrá en evidencia los valores humanitarios de nuestra común civilización europea».
A su vez, el Patriarca Ecuménico Bartolomé pidió, en la Cumbre Euroasiática celebrada la semana pasada en Estambul, «acciones colectivas para ayudar a los refugiados y cooperar con los países implicados para hacer frente a las causas de las guerras» que han provocado el mayor éxodo de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
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