La estrategia alemana frente al coronavirus: ponerse en lo peor
Lejos de llamar a la calma, Merkel avisó de que entre un 60% y un 70% de la población terminará contagiada
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![Angela Merkel ha lanzado duros mensajes a la población alertando sobre el coronavirus Covid-19](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2020/03/14/merkel-coronavirus-kFcD--1248x698@abc.jpg)
En Alemania los contagios por coronavirus Covid-19 confirmados superan ya los 3.000 y se han registrado 7 fallecidos. La tasa de mortalidad, según estas cifras, es unas 20 veces más baja que en España y 40 veces menor que en Italia, diferencia relacionada seguramente con el hecho de que en Italia se han realizado más test post mortem. El presidente del Instituto alemán Robert Koch, Lothar Wieler, espera que con el paso de las semanas las tasas de mortalidad convergerán en niveles similares, pero lo cierto es que Alemania está logrando escalonar el contagio por coronavirus debido a una política de comunicación de titulares gruesos. En lugar de emitir mensajes tranquilizadores, la canciller Merkel se ha puesto en lo peor y ha declarado personal y públicamente que «dado que no contamos con vacuna ni terapia, entre un 60% y un 70% de la población terminará contagiada», explicando que a ese nivel de extensión del virus, el porcentaje de población inmunizada irá bloqueando el contagio.
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A partir de esta realidad, una vez asumido que casi todo el mundo pasará tarde o temprano la enfermedad, el gobierno ha marcado tres claras prioridades. La primera es blindar a los grupos de riesgo, enfermos crónicos y ancianos, para los que se establecen pautas muy serias de aislamiento. La opción que toman muchas familias españolas, por ejemplo, de dejar los niños sin colegio al cuidado de los abuelos, se presenta en Alemania como extremadamente desaconsejable. Los colegios alemanes, salvo contadas excepciones, siguen abiertos. Las universidades, en cambio, han suspendido las clases y se está estudiando la posibilidad de retrasar este año los exámenes de selectividad.
La segunda prioridad es no colapsar el sistema sanitario y por ello la primera recomendación, si se sienten posibles síntomas o se ha estado en contacto de riesgo, es no acudir al médico en ningún caso. Tampoco a urgencias. La asistencia tiene lugar a través de los teléfonos habilitados o del teléfono del médico de cabecera y se realizan muchos test a domicilio. El hospital de Groß Gerau, en Brandemburgo, ha ideado incluso la forma de realizar los test sin que los pacientes salgan de su propio automóvil, en el aparcamiento, y los resultados son comunicados por teléfono en el transcurso de 48 horas. Tanto ese tiempo como el de la enfermedad, se pasa en el propio domicilio. A los hospitales llegan solamente casos con complicaciones. Las clínicas privadas, por supuesto, se hacen cargo de sus propios casos de coronavirus, debido a que la legislación alemana permite pasar del seguro público al privado, pero sin posibilidad de vuelta atrás, de manera que aquí es la seguridad pública la que no se ocupa de los asegurados de forma privada.
Y el tercer objetivo es proteger la economía. El gobierno alemán ha lanzado ya ayudas por 12.400 millones de euros para financiar fundamentalmente cuarentenas y jornadas reducidas, para proteger puestos de trabajo, y el Ministerio de Finanzas se ha comprometido a «garantizar la liquidez de las empresas». Se considera necesario que el país continúe funcionando. El Bundestag, el parlamento alemán, ha cancelado las votaciones nominales, pero sigue abierto. Los aeropuertos alemanes registran una caída de pasajeros de entre el 15% y el 40% y hay operadores que han cancelado ya sus vuelos a Mallorca en Semana Santa porque si bien administración y empresas deben seguir trabajando, sometidas a unas medidas estrictas de higiene y teletrabajo, el ocio se ha congelado. Teatros, óperas, conciertos y discotecas han cerrado. Incluso la Bundesliga, a pesar de la resistencia de algunos equipos. En las fronteras se efectúan controles sanitarios y todas las instituciones culturales, públicas y privadas, han recibido una petición de colaboración, por parte del Gobierno, para cancelar sus actividades. En los supermercados faltan determinados productos, como desinfectantes y papel higiénico, pero en caso necesario son prescritos con receta médica y se obtienen en farmacias.
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