MATERNIDAD SUBROGADA

Esperando a Ricardo

Josefa N. una futura madre por gestación subrogada relata a ABC como es la espera a miles de kilómetros de la mujer que está gestando a su hijo

Josefa muestra una foto de la mujer que gesta a su hijo Guillermo Navarro

ABC

Lo nuestro es un largo calvario que dura catorce años. Cuando nos casamos, quisimos esperar un año para ampliar la familia, y al comenzar a intentarlo, no podíamos. Nos hicimos todo tipo de pruebas, pasamos por varios intentos de fecundación in vitro... Tras años de pruebas me diagnosticaron un problema inmuno lógico , que consiste en que mi organismo, cuando nota un cuerpo extraño, como un embrión, lo expulsa.

Empezamos a ir al psicólogo. Que te digan que no vas a poder quedarte embarazada es muy duro. Ahí toqué fondo. El mayor problema de la infertilidad es que sientes que nadie te entiende. Hay momentos en los que me he sentido muy sola . A veces, no necesitas que te digan nada, solo que te dejen llorar sin parar.

Nos planteamos la adopción. La mayoría de las personas cree que cuando empiezas un proceso de adopción vas a ser madre sí o sí, pero no siempre es así. Empezamos las gestiones, aunque paralelamente nos hablaron de la gestación subrogada y empezamos a informarnos. Si hubiésemos seguido con la adopción y no hubiera salido bien, en ese momento, tal como estaba, no sé qué habría sido de mí.

«Dicen que lo hacemos por no estropear nuestro cuerpo. Yo hubiese dado mi vida por estropearlo»

Viajamos a Ucrania con una agencia de maternidad subrogada para ver con nuestros propios ojos que lo que contaban algunos reportajes no era verdad. Ahí conocimos a gente maravillosa y a parejas de todo el mundo que estaban como nosotros. Al volver, dimos el paso.

Lo que se dice muchas veces es que quienes recurrimos a esto somos mujeres que no queremos estropear nuestro cuerpo. Yo hubiese dado mi vida por estropearlo. Y nadie sabe lo que he pasado , ni siquiera mi marido, y ha estado a mi lado. Sé que va a ser el mejor padre del mundo, y muchas veces me he sentido culpable por no poder darle un hijo.

«Nuestra gestante se llama Liuda. Hablamos mucho con ella. No es consciente del regalo que nos hace»

Nuestra gestante se llama Liudmyla, pero la llaman Liuda. Hablamos mucho por Skype . Tiene tres hijas y una vida encarrilada. Es como una hermana. Creo que ni ella es consciente del regalo que nos está haciendo. Es una cosa que no se puede explicar. Queremos mantener la relación con ella y que, en el futuro, si mi hijo Ricardo quiere, la conozca. A ella ya se lo he preguntando y me ha dicho que sí.

Sabíamos que iba a ser difícil, pero cuando uno tiene un sueño , nadie se lo puede quitar, y este era el nuestro.

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