Una «dolorosa ciática» impide al Papa participar en el tradicional Te Deum

«Podría parecer forzado dar gracias a Dios al final de un año como este», señala en su homilía, leída por el cardenal Re

El Papa Francisco, durante la misa de Nochebuena REUTERS
Juan Vicente Boo

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En las últimas horas de un año marcado por una tragedia mundial, el papa Francisco ha sufrido una «dolorosa ciática» que le ha impedido participar en el Te Deum de acción de gracias y le impedirá presidir la misa del primero de año, dedicada a Santa María Madre de Dios y a la Jornada Mundial de la Paz. Francisco tendrá que limitarse a dirigir el rezo del Ángelus desde su biblioteca.

El cardenal Giovanni Battista Re , decano del Colegio Cardenalicio, leyó la homilía preparada por Francisco, caracterizada por la búsqueda de sentido en una pandemia que ha costado la vida a dos millones de personas, y ha trastocado la salud, la serenidad, la vida familiar y la economía en todo el planeta.

El Te Deum y la adoración silenciosa del Santísimo Sacramento se han celebrado en el ábside de la basílica, ante veinticinco cardenales y un grupo limitado de fieles – espaciados y con mascarillas – pues Italia tuvo que volver al confinamiento la semana pasada y la plaza de San Pedro estaba de nuevo, completamente vacía.

En el texto preparado para la ceremonia, el Papa reconoce que «podría parecer forzado, casi estridente, dar gracias a Dios al final de un año como este, marcado por la pandemia. Pensemos en las familias que han perdido a uno o mas miembros, en quienes han estado enfermos, sufren la soledad o han perdido el trabajo…».

Buscar respuestas

Ante esta situación Francisco aconseja no precipitarse a buscar respuestas ni dar explicaciones. Una de las imágenes de la bondad de Dios es la parábola del buen samaritano, que se lanzó a ayudar al hombre malherido por los ladrones en el camino de Jerusalén a Jericó, ante quien habían pasado de largo un sacerdote del templo y un escriba.

El Papa deseaba subrayar que el buen samaritano «cuando se encontró con aquel pobrecillo medio muerto al borde del camino no le hizo un discurso para explicarle el sentido de lo que le había pasado». No, el samaritano «se inclinó para ayudar a aquel extranjero, tratándole como a un hermano», le curó las heridas, le vendó y le llevó a la posada.

Según Francisco, a la luz de esa parábola «quizá podamos encontrar un ‘sentido’ al drama de la pandemia y de otros flagelos que golpean a la humanidad: suscitar en nosotros la compasión y provocar actitudes y gestos de cercanía, de cuidado, de solidaridad». En esa línea, el Papa invitaba a dar gracias a Dios por «tantas personas que, sin hacer ruido, se han esforzado por hacer más soportable el peso de la prueba». Entre ellos ha mencionado en primer lugar «al personal sanitario -médicos, enfermeros y voluntarios- que están en primera línea», igual que «muchos sacerdotes, religiosas y religiosos».

Pero ha extendido la acción de gracias «a quienes se esfuerzan cada día por sacar adelante a la familia y prestar un servicio al bien común», como los directores de centros educativos, los profesores y también «los administradores públicos, que saben potenciar los recursos disponibles y no se mueven por los intereses personales ni los del partido».

Problemas desde 2013

Tradicionalmente, la ceremonia del Te Deum se celebra a las 5 de la tarde y, a continuación, el Papa visita el Nacimiento monumental de la plaza de San Pedro y saluda a los fieles, en su mayoría familias de Roma.

Este año, en cambio, el Vaticano anunció por adelantado que Francisco no visitaría el Belén. Desde hace dos semanas, su cojera debida a la ciática es más pronunciada, pero casi nadie imaginaba que estaba yendo a peor hasta el punto de bloquearle casi totalmente. Es un problema de salud que arrastra de años . En el vuelo de regreso de Río de Janeiro, en julio de 2013, Francisco reveló que en su primer mes como Papa había sufrido «una ciática dolorosísima ¡Dolorosísima! ¡No se la deseo a nadie!».

Desde entonces ha venido tratándola con inyecciones y fisioterapia pero últimamente era visible el empeoramiento, con una mayor dificultad para caminar y, sobre todo, para subir o bajar escaleras.

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