La isla se adentra en el mar y crece medio kilómetro
El territorio firme ganado al Océano Atlántico pertenece automáticamente al Estado
La isla de La Palma ya no volverá a ser como era antes del pasado domingo 19 de septiembre. La erupción del volcán durante diez días y la llegada de la lava al mar ha cambiado la orografía de la ‘isla bonita’ irremediablemente. En su encuentro con el mar, la colada ha generado un delta de lava de 50 metros de altura y alrededor de 500 de ancho. El avance de la lava sobre el mar obligará a modificar el mapa, algo que corresponderá, una vez termine el episodio eruptivo al Instituto Geográfico Nacional.
El terreno que se está ganando al mar desde la madrugada del pasado miércoles es ya, automáticamente, dominio público marítimo terrestre, es decir, propiedad del Estado , mientras que las propiedades sepultadas en tierra firme por la colada magmática seguirán siendo privadas.
No obstante, este aumento del territorio nacional obliga al Estado a proteger su nuevo bien, ya que forma parte del patrimonio geológico y por tanto está sujeto a la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de modo que este podrá o no expropiar tales propiedades.
De acuerdo con la Ley de Costas, pertenecen al dominio público marítimo terrestre estatal los terrenos o islas que estén formadas o se formen por causas naturales en el mar territorial o en las aguas interiores de los ríos, hasta donde se hagan sensibles las mareas. Por tanto, estos terrenos que previsiblemente ganará el dominio público marítimo terrestre serán inalienables, imprescriptibles e inembargables.
En el marco de la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad de 2007, las nuevas formaciones geológicas también forman parte del patrimonio, de modo que se establece la obligación de su protección con alguna de las distintas figuras.
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