Cumbre Humanitaria Mundial: Poco dinero y menos reformas

La primera jornada de la Cumbre Humanitaria Mundial se cierra sin acuerdos estructurales y con promesas de inversión insuficientes para acabar con el déficit de la ayuda internacional

Fotografía facilitada por la oficina de prensa turca de la presidencia que muestra al presidente de Turquía y anfitrión de la cumbre, Recep Tayyip Erdogan (d) y a la canciller alemana, Angela Merkel (i), durante la Cumbre Humanitaria de la ONU que se celebra en Estambul EFE

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

Pasado el ecuador, el pesimismo no se disipa. Ni el enorme despliegue logístico ni la solemnidad utilizada por los organizadores para referirse a la primera Cumbre Humanitaria Mundial de la historia consiguen terminar con la sensación de que de Estambul no saldrán reformas significativas que consigan dotar de mayor eficacia a la ayuda internacional. Transcurrida una de las dos jornadas de la cita, algunos asistentes creen que en la cita «se van a ver más palabras que acciones» . Y eso que algunos países han prometido rascarse el bolsillo.

Uno de los primeros en comprometerse ha sido Alemania . «Ya hemos dado 1.300 millones de euros para ayuda humanitaria este año y donaremos 10 millones adicionales al Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones Unidas (CERF por sus siglas en inglés)», anunció este lunes el ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier. Canadá realizó otro comunicado parecido. En su caso destinarán más de 130 millones de euros durante los próximos cinco años al CERF.

La inversión no llegará solo de países occidentales. Por ejemplo, los Emiratos Árabes Unidos , a través de la organización Dubai Cares, se han comprometido a donar más de dos millones de euros para el proyecto de la ONU centrado en mejorar la educación de los más necesitados.

La lista de donantes continúa, pero sencillamente no es suficiente para paliar los 13.000 millones de euros que, cada año, faltan para poder dar una respuesta contundente a las emergencias humanitarias. Las cifras que proporciona la ONU no dejan lugar para la duda de que estamos en uno de los momentos con mayor sufrimiento en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. En total hoy hay más de 60 millones de personas que han sido forzadas a abandonar su hogar debido a la guerra, el hambre o ambas. Además, hasta 130 millones de seres humanos necesitan protección y ayuda para sobrevivir.

Ante la evidencia de que el dinero invertido no va a ser suficiente , los grandes donantes internacionales, así como las asociaciones humanitarias más importantes, esperan lograr más dinero de otras partes, en concreto del ahorro y de una mejor gestión de los recursos. Según apunta un alto funcionario de la Unión Europea a la agencia de noticias Reuters, se cree que así se puede alcanzar un bote de casi mil millones anuales, que sería destinado a ayudar a aquellos golpeados por la guerra y los desastres.

Algunas de estas medidas para ahorrar gastos son dar más protagonismo a las organizaciones locales y utilizar más dinero en efectivo. En este sentido, la ONG International Rescue Committee (IRC), con sede en Nueva York, ya se ha comprometido a gestionar, para el año 2020, el 25% de sus donaciones en efectivo.

A pesar de las promesas, algunas asociaciones apuntan a que la incapacidad de ayudar a las personas que más lo necesitan no tiene tanto que ver con el dinero. «Desde nuestra perspectiva, el principal problema es que el mundo está ignorando totalmente las leyes internacionales», explica a este diario Shalil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. «Proteger a los civiles se ha dejado por completo de lado. Mientras hablamos, en estos mismos instantes, están muriendo personas en Yemen y Siria… Yo estuve en Iraq hace muy poco, allí todos los diferentes grupos están violando los derechos humanos».

Sin rastro de reformas

Uno de los principales objetivos de esta cumbre, tal y como anuncian los organizadores, es reformular el concepto de ayuda humanitaria, adoptarla a los tiempos modernos para conseguir una acción más adecuada. En concreto, desde la ONU se apunta a lograr «un liderazgo en el sistema de ayuda humanitaria» para poder cumplir con una de las promesas más ambiciosas que ha lanzado su secretario general, Ban Ki-moon: reducir a la mitad el número de refugiados en los próximos 15 años .

Sin embargo, los compromisos de los participantes en la cumbre no han llegado tan lejos. Asimismo hay que recordar que ninguna de las promesas y conclusiones que resulten de las reuniones de trabajo tiene carácter vinculante.

«Yo creo que aquí se van a ver más palabras que acciones », critica el responsable de Amnistía Internacional. Y añade: «Al final esta cumbre va a servir como una hoja de ruta para que en septiembre [en la asamblea general de la ONU] se puedan tomar decisiones que realmente sean efectivas».

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