¿Cuánto y por qué mentimos?

Un equipo de psicólogos norteamericanos ha constatado que no siempre lo hacemos por egoísmo. El autoengaño y el intento de ayudar a otros nos llevan a mentir de manera frecuente

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ABC

Un equipo de psicólogos norteamericanos ha constatado que el autoengaño y el intento de ayudar a otros nos llevan a mentir de manera frecuente .

Dan Ariely, profesor de Psicología y Comportamiento Económico de la Universidad estadounidense Duke, decidió llevar a cabo un estudio para medir hasta qué punto y bajo qué circunstancias mentimos en los distintos aspectos de nuestra vida .

Los resultados han servido de base para el documental (Des)Honestos, dirigido por Yael Melamede (productor del corto documental ganador de un Oscar en 2013, Inocente).

Tal como relata el Ariely en una entrevista publicada en el canal «Connect» de Elsevier, él y su equipo comenzaron en 2002 una serie de estudios a los que llamaron «The Matrix Experiments». Las pruebas, a las que se sometieron 40.000 personas, eran sencillas: resolver 20 problemas matemáticos simples, pero en un tiempo muy limitado. Después, debían escribir cuántas de las respuestas habían contestado correctamente. Cada acierto valía un dólar .

Se les dijo que sus resultados pasarían por una destructora de papel antes de que nadie viera el resultado (por supuesto, era una pequeña trampa y los investigadores los conservaron intactos).

Casi un 70% de los participantes mintió en menor o mayor medida . De las 40.000 personas, sólo 20 dijeron una gran mentira y supusieron un coste total de 400 dólares al proyecto. Sin embargo, 28.000 personas hicieron sólo una pequeña trampa.

50.000 dólares por mentir

El coste de todas estas « mentirijillas » fue de 50.000 dólares. Según las concusiones de Ariely, aunque hay unas pocas personas que mienten a gran escala, hay muchos más «pequeños mentirosos» que acarrean un impacto económico increíblemente alto.

Ariely reconoce que el mismo tipo de trampas se da con frecuencia en el mundo de las publicaciones científicas, pero por razones no siempre egoístas sino, muchas veces, en un intento de ayudar a otros o de reforzar resultados que dan por ciertos.

«Básicamente, creo que las presiones para publicar un nuevo estudio, la necesidad de financiación, ayudar al grupo y la reputación son elementos muy presentes en la comunidad científica y son un factor relevante en los retos a que deben enfrentarse los investigadores».

«La ética es como la salud. Necesitamos invertir en ella y controlarla, ser conscientes en todo momento de su importancia» zanjó.

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