La crisis del coronavirus está empeorando la calidad de los pronósticos del tiempo
La Organización Meteorológica Mundial advierte que si continúa la pérdida de datos por las restricciones de movimiento por el coronavirus, su fiabilidad podría verse comprometida
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La crisis del coronavirus podría tener una víctima inesperada: la predicción del tiempo . En las últimas semanas, los datos recopilados con los que después se elaboran las predicciones están cayendo drásticamente y, según ha alertado la Organización Meteorológica Mundial (OMM), «puede que los pronósticos experimenten una pérdida gradual de fiabilidad» .
Por una parte, y tras la reducción del tráfico aéreo por la pandemia del coronavirus , se ha visto mermada la información que habitualmente las aeronaves comerciales aportan al Programa de Retransmisión de Datos Meteorológicos de Aeronaves (Amdar, por sus siglas en inglés), que se sirve de sensores, computadoras y sistemas de comunicaciones a bordo de aeronaves para recopilar, procesar, dar formato y transmitir observaciones meteorológicas a las estaciones terrestres a través de enlaces satelitales o de radio. Y la OMM subraya que ha habido una «drástica reducción» en la cantidad de mediciones realizadas durante las últimas dos semanas en algunas partes del mundo, sobre todo Europa.
Con el sistema de observación del Programa Amdar se han producido tradicionalmente más de 700.000 observaciones diarias de alta calidad de la temperatura del aire y la velocidad y dirección del viento, junto con los datos temporales y de posición requeridos, y se ha obtenido un número creciente de mediciones de la humedad y la turbulencia.
«Las mediciones de la temperatura ambiente y la velocidad y dirección del viento realizadas durante los vuelos son una fuente de información muy importante tanto para la predicción meteorológica como para la vigilancia del clima», sentenció la OMM.
Por otro lado, partes importantes del sistema de observación -por ejemplo, sus componentes satelitales y muchas redes terrestres de observación- son parcial o totalmente automáticas. La OMM espera que sigan funcionando sin experimentar un deterioro importante durante varias semanas o, en algunos casos, durante más tiempo. «Pero si la pandemia se prolonga más allá de algunas semanas, las labores de reparación, mantenimiento y aprovisionamiento que se dejarán de hacer, así como la falta de nuevos despliegues, serán cuestiones cada vez más preocupantes », añadió.
Además, en muchas naciones en desarrollo todavía no se ha completado el proceso de transición que les permita automatizar las observaciones, por lo que aún debe recurrirse a las observaciones que observadores meteorológicos realizan manualmente y luego transmiten a las redes internacionales para su uso en modelos meteorológicos y climáticos mundiales.
La OMM ha constatado una notable reducción de ese tipo de observaciones manuales en las dos últimas semanas. Ello puede atribuirse, en parte, a la actual situación provocada por el coronavirus, pero no se puede descartar por completo la incidencia de otros factores.
«Por el momento, se prevé que la disminución en la cantidad de observaciones afectará de manera relativamente limitada a la calidad de los productos de predicción meteorológica. Sin embargo, cada vez se dispone de menos observaciones meteorológicas de aeronaves y puede que los pronósticos experimenten una pérdida gradual de fiabilidad», apuntó Lars Peter Riishojgaard, director de la Sección del Sistema Tierra del Departamento de Infraestructura de la OMM.
Riishojgaard añadió que « ocurrirá lo mismo si continúa la reducción en las observaciones meteorológicas de superficie, en particular si la pandemia del Covid-19 empieza a repercutir de manera más amplia en la capacidad de los observadores para hacer su trabajo en grandes zonas del mundo desarrollado».
En la actualidad, 16 satélites meteorológicos y 50 satélites de investigación, más de 10.000 estaciones meteorológicas de superficie, automáticas o dotadas de personal, 1.000 estaciones en altitud, 7.000 buques, 100 boyas fondeadas y 1.000 boyas a la deriva, cientos de radares meteorológicos y 3.000 aeronaves comerciales especialmente equipadas miden a diario parámetros clave de la atmósfera, la tierra y la superficie del océano.
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