Vertedero Zaldívar

Crece la desconfianza por la crisis de Zaldívar: «Puede haber más cosas ocultas de las que dicen»

Crece la alerta entre los vecinos de las localidades próximas al vertedero de Zaldívar mientras continúan las labores de búsqueda de los trabajadores atrapados

Urkullu asume «errores» en la crisis del vertedero de Zaldívar

Varios operarios con maquinaria pesada trabajan en el rescate de los cuerpos de los dos trabajadores Efe

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El factor de la imprevisibilidad está presente en la crisis de Zaldívar, que desde que estallara hace casi dos semanas ha dejado un goteo constante de incógnitas sin resolver. Que trascendiera que entre los escombros había amianto, algo de lo que el Gobierno vasco tenía constancia y que no se avisó a los operarios encargados del rescate hasta horas después de iniciar las labores de búsqueda de los dos trabajadores sepultados, fue el primer aviso de que algo no encajaba en torno al polémico vertedero, que mantiene en vilo a las casi 50.000 personas que habitan en los municipios cercanos tras detectarse altos niveles de dioxinas y furanos en el aire. En ciudades como Ermua y Eibar, la situación es de total excepcionalidad: mucha gente va con mascarillas, y las ventanas de las casas están bajadas. Tampoco los colegios abren estos días: «Estamos preocupados, no sabemos lo que pasa», denunciaba ayer uno de los padres de un colegio ermuarra.

Video. El Gobierno vasco asegura que lo saltos niveles de ocntaminación no tendrán consecuencias para la salud ATLAS

La sensación que hay en la calle es de total confusión : «El alcalde nos cuenta un día una cosa y dos horas más tarde sacan un comunicado diciendo otra cosa totalmente diferente -explicaba a los medios este padre del colegio San Lorenzo-. La semana pasada había el mismo peligro que hay ahora pero no lo sabíamos, y hoy no han salido (los niños) al patio a jugar, están muy expuestos».

Porque los centros escolares de Zaldívar, Ermua y Eibar continúan cerrados estos días ante las recomendaciones de no realizar deporte al aire libre que trasladó a las poblaciones de Zaldívar, Ermua y Eibar el Gobierno vasco, que reconoció la presencia de dioxinas y furanos 50 veces más altas de lo habitual tras asegurar con anterioridad que el aire y el agua estaban bien. Vecinos de la zona insisten en que «cada vez que sale algo nuevo es a peor», y añaden que puede haber «más cosas ocultas de las que dicen». «No sabemos lo que se ha arrojado al vertedero, y todo eso ha podido afectar durante años a ovejas que han comido hierba, plantas…», dijo un ciudadano a Efe.

Pero no es la falta de previsión lo único que los afectados recriminan al Ejecutivo, que en las últimas jornadas se ha visto envuelto en diversas polémicas relacionadas con su gestión de la crisis de un vertedero que, a pesar de que manejaba materiales peligrosos, estaba ubicado en la ladera de una de las principales carreteras de la Comunidad Autónoma vasca.

Agonía familiar

Los familiares y allegados de los dos trabajadores atrapados, Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, han denunciado abiertamente la escasa información que están recibiendo sobre las tareas de búsqueda.«Esto es una agonía para la familia, necesitamos ya el cuerpo, darle un funeral digno y acabar con esto», advertía Helene Alberdi, sobrina de Alberto.

Esta mujer había denunciado en redes sociales la semana pasada que las instituciones los habían «abandonado». «No hay ninguna voluntad de encontrar a nuestros familiares. Estamos indignados», advertía la afectada, que, consultada por este periódico, declinó ayer ofrecer más declaraciones al respecto.

Tampoco se posicionó sobre los avances de la búsqueda el portavoz de la familia, el abogado Bernardo Sebastián Garate, que subrayó que el caso se encuentra bajo secreto. En este sentido, destacó que no ofrecerán declaraciones al respecto hasta que se encuentren los cuerpos.

Por el momento, la búsqueda sigue siendo insatisfactoria, aunque los operarios trabajan sin descanso para dar con los desaparecidos. Las labores se centran ahora en abrir accesos hacia la zona en la que presumiblemente se encontraría al menos uno de ellos. Los equipos trabajan en coordinación con los geólogos, que tienen monitorizado el terreno del derrumbe para valorar si existe riesgo de derrumbe.

De todos estos asuntos dará cuenta esta mañana el lendakari, Iñigo Urkullu, que se ha visto forzado a comparecer ante la Diputación Permanente del Parlamento vasco para explicar su gestión del desastre.

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