Coronavirus

Entierran una «cápsula del tiempo» en una bodega de vino para su apertura en la era posCovid, en 2070

Miles de mensajes llegados de todos los rincones alertan de la pandemia global y enseñan a las generaciones futuras el valor de cuidar el planeta y la familia

El depósito de hormigón donde se instala la cápsula del tiempo, con los mensajes enviados por miles de ciudadanos y «alguna» botella de vino, confiesa Iñaki Murillo, de la bodega Murillo Viteri FOTOS FACILITADAS A ABC
Érika Montañés

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Parece una cosa propia de «las películas», pero es que los tiempos inauditos que vivimos hace rato que superaron la ficción. La idea que ha tenido una bodega riojana recuerda al «mensaje en una botella», pero en el siglo XXI, en plena pandemia del coronavirus. Una botella que como el buen vino madurará los deseos y recuerdos de miles de personas, encajada en una cédula de hormigón para destaparla el 20 de abril de 2070 . La historia de la «cápsula del tiempo» que han auspiciado los Murillo Viteri en sus bodegas tiene cierta guasa, porque no son los adultos quienes posponen a futuro las enseñanzas recopiladas en los más de 5.000 mensajes recibidos estos días para mostrar a las generaciones del futuro qué fue eso de vivir la era del Covid-19 en España. Fueron los más jóvenes de la casa.

Dos niños, Ibai y Txaso , de 11 y 9 años, plantean una noche a su padre, Iñaki Murillo, por qué están haciendo los deberes desde hace varios días en su casa; por qué no van al cole; por qué no pueden salir de su domicilio; por qué hay que aplaudir a las ocho de cada tarde y por qué sus padres están roneando con el ordenador a vueltas todo el día dentro del hogar... «¿Lo había vivido así el abuelo?». La respuesta es sencilla: «No, no lo habíamos visto nunca». E Ibai, el primogénito, propone: «¿Papá, por qué no lo escribimos y dejamos constancia de lo que estamos pasando?» Madurez pasmosa la del niño, que estrena el blog colocado en la web de las bodegas de Cenicero (La Rioja) el primer mensaje.

Es este: « Hola gente del futuro, soy Ibai . Seguramente cuando abráis esta cápsula del tiempo yo todavía estaré vivo para contar lo que se está viviendo: se ha descubierto un nuevo virus llamado Covid-19, apodado coronavirus, es una enfermedad muy seria. Mi padre me ha dicho que nunca había visto nada igual ni en la época de mis abuelos, bisabuelos, mis tatarabuelos…

Esta cápsula se abrirá el 20 de abril de 2070. Para entonces, espero que todo vuelva a la normalidad.

El mundo está parado: no se juegan los partidos de ningún deporte, muchas empresas han tenido que cerrar (las de alimentos no, estamos en cuarentena y no tenemos clase.

Antes lo que no valoravamos como dar un paseo o ir a entrenar ahora cualquiera daria lo que sea para poder hacer esas actividades. Los días en casa para mí no son muy fáciles, me aburro, mucho pero entre que hago videollamadas con mis amigos y juego a la PS4 y todo eso paso el rato. Bueno, eso ha sido todo, adiós gente del futuro».

La bodega Murillo Viteri se enclava en un pequeño pueblo riojano y vinatero de poco más de mil habitantes. Desde que abrieron esta «cápsula del tiempo» para recabar los mensajes que dejarán guardados en el calado donde antiguamente se hacía el vino, en un depósito de hormigón de 20 centímetros de espesor a 15 metros bajo la tierra, han recibido un aluvión de cartas y publicaciones. Según cuentan Patxi e Iñaki Murillo, de la quinta generación de los Murillo Viteri , aún no tienen decidido si empaquetarán en esa cápsula alguna botella de vino, para que «cuando se abra, descorchen la botella» y brinden los miembros de la sexta generación, como Andrea Murillo , quien se ha comprometido a abrirla en 2070.

Brindarán con recortes de periódicos como los de ABC, dice a este diario Iñaki Murillo, porque han pensado que solo el formato digital «era frágil». En ese momento « no sé si nos comunicaremos con hologramas en el cielo o un chip en la cabeza , pero lo que queremos con todo este lío que se ha formado en torno a nuestra iniciativa es, como los medios de comunicación, servir para dar fe de los hechos», dice al otro lado del teléfono.

Al abrirla dentro de cinco décadas, los hijos y nietos de los Murillo Viteri alertarán al mundo, como rezan los mensajes recibidos, de la necesidad de cuidar el medio ambiente , porque la naturaleza tiene el mando. «Hay mensajes preciosos, que te invitan a pensar en que esta pandemia ha servido para darnos cuenta de que no hay países, ni razas, ni etnias, colores, sexos... porque el virus nos ha golpeado a todos», reconoce Iñaki Murillo.

Las misivas enviadas por centenares de personas demuestran que el dinero en realidad no palía las enfermedades, pero ayuda a esquivar sus consecuencias, que los impulsos internos nacen sobre todo de las relaciones sociales, las amistades y, por encima de cualquier otra, la familia. «Está siendo muy gratificante todo el revuelo organizado, con miles de llamadas que nos llegan de todos lados, México, Alemania... felicitándonos por la iniciativa; explicándosela o copiándola para alumnos de colegios; diciendo que es muy bonito enseñar a guardar cosas», confiesa Iñaki. Remata: «Los bodegueros somos especialistas en guardar cosas. Como me dijo Ibai aquella noche en casa en que germinó esta bonita idea, "nosotros estamos acostumbrados a guardar cosas, papá", y tenía razón. No ha sido tanto trabajo, es nuestra aportación para todo» en la vida, dice. Guardar cosas. Guardar moralejas hasta dentro de 50 años . Nos emplazamos para volver a hablar con los Murillo Viteri el 20 de abril de 2070, en la era posCovid .

Andrea, Iñaki y Patxi Murillo, en sus bodegas de Cenicero (La Rioja)

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