La «conciencia verde» gana terreno entre los católicos

El Papa Francisco marcó un antes y un después en la concienciación de los católicos en el cuidado del medio ambiente

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, en la planta de reciclaje de ropa de Cáritas EFE

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Pese a que el cuidado del medio ambiente está en el ADN del cristianismo, la conciencia ecológica de los católicos ha ido en aumento con el paso de los años. A ello han ayudado los magisterios de los papas. El primero en hacer una referencia explícita a la protección del planeta fue Pablo VI en su carta apostólica «Octogesima adveniens». En ese documento de 1971 sobre el papel de los católicos en la vida pública, el Papa ya denunciaba que la degradación ecológica era consecuencia de la actividad descontrolada del ser humano. Juan Pablo II y Benedicto XVI dieron continuidad a ese magisterio, pero fue el Papa Francisco quien impulsó de manera definitiva entre los cristianos «una conciencia más viva de la importancia del cuidado de la naturaleza», explica a ABC el profesor de Teología Moral en la Universidad de Navarra, Tomás Trigo.

Su encíclica «Laudato Si» (Alabado seas) publicada meses antes de la Cumbre de Clima de París en 2015 no solo fue el primer gran manifiesto ecológico de la historia de la Iglesia, sino que además introdujo un concepto nuevo en la lucha contra el cambio climático: el de la ecología integral. «El Papa ha demostrado que hay un vínculo indiscutible entre el cuidado de la casa común y la justicia social. La crisis es ecológica y a la vez social», señala a este periódico Adriana Opromolla, responsable de Seguridad Alimentaria y Cambio Climático de Cáritas Internacional.

El «pecado ecológico»

Esta nueva aproximación a la ecología se ha convertido en la piedra de toque de todos los programas de cooperación al desarrollo que Cáritas lleva adelante en distintas partes del planeta. «En nuestros proyectos no solo cuidamos el medio ambiente sino también de las comunidades. Si reparamos una zona que ha sufrido un fenómeno extremo, también restauramos la capacidad de resiliencia de esa comunidad para que pueda tener un desarrollo y una vida digna dentro de su propio territorio y respetando siempre su cultura», explica Opromolla a ABC, en el marco de una jornada organizada por la Fundación Pablo VI, con motivo de la COP25.

Desde 2008, Cáritas Internacional participa además en las cumbres del clima . El Vaticano también lo hace. Desde la de París, en 2015, una delegación de alto nivel, presidida por el secretario de Estado, Pietro Parolin, acude a la cita mundial por el clima.

Pero siguen haciendo falta más pasos. Consciente de ello, el Papa ha anunciado hace unas semanas que estudia incluir en el Catecismo «el pecado ecológico» y el «ecocidio», refiriéndose a los «genocidios naturales» causados muchas veces por la industria extractiva. «El no cuidar la naturaleza podría llamarse un pecado de omisión, porque pudiendo haber hecho el bien no lo hemos hecho. Los católicos debemos reflexionar cada vez más sobre cómo vivir seriamente nuestra fe en todos los aspectos de la vida», explica a ABC el director ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima, Tomás Insúa. Esta realidad eclesial secundada por miles de cristianos en todo el mundo surgió tras la cumbre de París para «visibilizar la enseñanza de la Iglesia sobre la ecología» y «movilizar a la sociedad en general».

Pese a que la toma de conciencia va en claro aumento, la responsable de Cáritas Internacional admite que «ésta no es suficiente para lograr el cambio». «Como le ocurre a la mayoría de los países contaminantes, es necesario pasar a la acción y modificar los estilos de vida», añade. Cáritas sí que lo ha hecho. Su programa estrella en España, Moda-Re, es una muestra de ello. Da una segunda vida a la ropa usada reciclando más de 38.000 toneladas al año. Con ello no solo consigue dar trabajo a 800 personas –500 de ellas en situación de exclusión–, sino que además ahorra 860.320 toneladas de emisiones de C02 y 71 mil millones de m3 de agua.

«Este proyecto de economía circular demuestra que se puede ser sostenible, social y rentable cuidando el medio ambiente», explica a ABC Manuel León, técnico de Moda-Re.

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