El colectivo trans exige a Calvo que rectifique su objeción a la ley o dimita

La vicepresidenta primera «afrentó» ayer, al cuestionar que la ley que ultima Igualdad «permitirá al menor elegir su género por mera voluntad o deseo»

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo EP

Érika Montañés y Gregoria Caro

Que la «ley Trans» no va a tener una travesía fácil antes de su aceptación en el Consejo de Ministros era un secreto a voces. Pero ayer Carmen Calvo, la vicepresidenta primera del Gobierno, puso sujeto, verbo y predicado a las objeciones y lo hizo a través de un micrófono, el de la Cadena SER. Un recado para quien quiera escuchar en el Ministerio de Igualdad , que ya tiene listo el borrador de la ley, lo que agiganta la brecha política entre los partidos del Gobierno de coalición.

Le preocupa a Calvo que su sucesora en el Ministerio, Irene Montero, permita, con su ley para regular los derechos del colectivo transexual en España, que una persona elija «el género, sin más que la mera voluntad o el deseo». También que la norma quebrante la «seguridad jurídica» y «ponga en riesgo» la identidad del resto de 47 millones de personas, frente al 0,01% de personas del colectivo; así que con estas palabras Calvo puso negro sobre blanco su profundo enconamiento con la ministra del ramo y su intención de pulir el texto con los ministerios de Justicia y Sanidad.

No solo eso: Calvo consiguió enfrentarse a todo el colectivo, que ayer vio una afrenta clara al reconocimiento a su plena identidad que entraña, a su juicio, la norma perfilada. Desde asociaciones como Chrysallis , señalaron a este diario que «no hay tal inseguridad jurídica», más bien les dota de todas las garantías a las casi 50.000 personas transexuales que hay en España. «La realidad trans es muy desconocida –dijeron a ABC desde la Federación Estatal FELTGB –. Y esta norma acredita que no son personas enfermas. Es un salto sumamente importante».

La Federación Plataforma Trans , por su parte, fue más allá en un comunicado en el que pide la rectificación inmediata de la vicepresidenta o su dimisión. Calvo manifestó en la radio que está muy preocupada por el borrador que lleva el cuño y la redacción de Unidas Podemos (UP). A Calvo, según dijo, no le importan tanto las diferencias con sus socios del partido morado, sino «el cómo» se va a resolver en la norma. Lo más importante para la dirigente socialista –y catedrática de Derecho– es legislar con «seguridad jurídica y calidad normativa». Podemos propone que no haya que esperar a la mayoría de edad para empezar la transición de género y que los menores de 16 años puedan hacerlo sin necesidad de consentimiento paterno, ni tampoco el aval de dos años de informes médicos y psicológicos que acrediten la disforia de género para iniciar el tratamiento hormonal y, en su caso, una intervención quirúrgica si el menor lo desea.

En este sentido, Calvo considera que «el problema no es solo la edad», que también, sino que los menores «tienen que estar particularmente protegidos» y que al generar nuevos derechos, «estos deben funcionar con los ya existentes». Una advertencia en la que abundó Calvo: «Los derechos tienen límites que los ponen otros derechos». Aun así, la vicepresidenta señaló que quieren trabajar con Podemos para no convertir «una ventana de avance en derechos en una especie de quimera » y, pese a las evidentes discrepancias, incluso con miembros de su partido que enfilan una corriente más próxima al ideario de UP, Calvo enunció que no rechaza «la ley Trans».

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