Cinco años del Acuerdo de París: ¿ha cambiado algo en la lucha contra el cambio climático?
Naciones Unidas pide a los países más compromisos, mientras el planeta se encamina a un peligroso nivel de calentamento global
![Desde la izquierda, Christiana Figueres, Ban Ki-moon, Laurent Fabius y Francois Hollande tras lograr el acuerdo el 12 de diciembre de 2015 en París](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2020/12/12/cop21-ok-kmJE--1248x698@abc.jpg)
Hace hoy un lustro, el miedo al fracaso podía palparse en un centro de convenciones a las afueras de París. Los delegados de casi 200 países habían pasado 13 días de agotadoras negociaciones. El objetivo era cerrar el primer acuerdo global contra el cambio climático , tras 20 años de intentos. Tras aplazamientos y aplazamientos, ese día todo quedó zanjado con un breve silencio y un mazazo: «Con un pequeño martillo se pueden lograr grandes cosas», bromeó al sellar el acuerdo Laurent Fabius, el presidente de la Cumbre del Clima de París. Cinco años han pasado desde ese golpe en la mesa que dio luz verde al texto que comprometió al mundo a mantener entre 1,5ºC y 2º el calentamiento global. Hoy, el ritmo de emisiones indica que el planeta incumplirá ese límite y llegará a los 3º. Pero la ONU aún no lo da todo por perdido, aunque el margen se acaba.
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En palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, «las políticas climáticas aún no están a la altura» . Los datos de la Organización Meteorológica Mundial tampoco son halagüeños: el planeta se encuentra ya a 1,2 grados sobre los niveles preindustriales, este 2020 va camino de ser uno de los tres años más cálidos desde que hay registros, y pese al parón derivado del confinamiento, las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero se han seguido acumulando y han vuelto a registrar valores récord.
Pacto europeo
Se suponía que 2020 sería un «superaño» para el medio ambiente. Todos los países firmantes debían presentar nuevos planes para recortar sus emisiones y cerrar los flecos aún abiertos del Acuerdo de París. Pero la pandemia lo ha alterado todo. Con la Cumbre del Clima de Glasgow retrasada un año (ahora, a noviembre de 2021), apenas unos 70 países de 197 tomarán este sábado la palabra en una cumbre alternativa auspiciada por Naciones Unidas para rendir cuentas sobre sus nuevos objetivos.
Uno de esos actores será la Unión Europea , que el viernes in extremis logró acordar en el Consejo un aumento del recorte de emisiones para 2030: del 40% previsto al 55%. Un objetivo que no fue fácil de lograr y que, para salvar la oposición de Polonia, dará libertad a los países para decidir su mix energético y elegir las tecnologías que crean más adecuadas en su transición verde, lo que abre la puerta al gas. Además no se le exigirá ese 55% de recorte de emisiones a cada Estado miembro, sino que el compromiso es de la Unión Europea en su conjunto. Próximamente Bruselas tendrá que actualizar la normativa sobre el recorte de emisiones que se exigirá en estos diez años a cada país.
El acuerdo de los Veintisiete se suma al cambio en la presidencia de Estados Unidos, con Joe Biden adelantando que el país volverá al pacto, y al reciente anuncio de China de ser neutra en carbono en 2060. Promesas que han devuelto el optimismo a parte de la comunidad internacional. Porque aunque ningún país era un «entusiasta» del texto final del Acuerdo de París, recordaba Fabius esta semana en un encuentro online con periodistas, «todos estaban de acuerdo» en que había que frenar el cambio climático. Y el gran escollo ha sido, según Fabius, los problemas de los países para lanzar sus objetivos nacionales y, sobre todo, «la actitud de algunos gobiernos», en referencia al presidente de EE.UU., Donald Trump.
El problema del corto plazo
«Lo malo es el corto plazo», aseguraba Adair Turner, exjefe del comité de cambio climático del Reino Unido esta semana en reunión virtual. Lo bueno, en sus palabras, es que el mundo sabe cómo crear una economía de cero emisiones para 2060. El informe «el efecto París» , publicado esta semana por la consultora Systemiq y avalado por el economista y «lord» inglés Nicholas Stern, asegura que el acuerdo ha acelerado la transición verde en campos cruciales como la energía, el transporte o las finanzas. Por ejemplo, al finalizar este año se prevé que la energía solar y eólica sean la forma más barata de nueva generación y, según la Agencia Internacional de Energía, para 2025 las renovables darán el sorpasso al carbón como la mayor fuente energética. Desde que en 2015 salieran al mercado los primeros modelos de vehículos totalmente eléctricos, estos se han multiplicado: hay 230. Y unos 200 aviones eléctricos están en fase de desarrollo.
Laurence Tubiana, arquitecta del Acuerdo de París, ve claro que la neutralidad en carbono para 2050 es hoy el punto de referencia para gobiernos y actores financieros. «Los líderes mundiales iniciaron un viaje en 2015 y ahora es el momento de acelerar» , dice. La ONU ha anunciado hoy que, al margen de los países, hay 23 regiones, 524 ciudades, 1.397 empresas y 76 inversores que se han comprometido a ser neutros en emisiones de CO2. Según Tubiana, «los cambios experimentados hasta ahora deberían darnos la esperanza de que el Acuerdo de París está funcionando».