China toma medidas drásticas para que el coronavirus no se propague en el Año Nuevo Lunar
Tras registrar 153 casos diarios, la cifra más alta en cinco meses, confina ciudades, prohíbe bodas y funerales y muchas provincias piden pruebas negativas para viajar
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Un reguero de clientes, la mayoría hombres con aspecto de currantes, no cesa en la clínica «Precisión Médica» de Shanghái, que ofrece entre otros servicios pruebas del coronavirus . Aunque la ciudad lleva sin informar de contagios locales desde que controló el brote en el aeropuerto de Pudong hace un mes, todos ellos tienen una buena razón para hacerse el test PCR del ácido nucleico. «Es para volver a casa», repiten uno tras otro al enfermero que, ataviado con una bata blanca en lugar de con un traje de protección, les toma los datos y cobra: 120 yuanes (15 euros).
Debido a los rebrotes del coronavirus en China, que este miércoles informó de su cifra más alta de contagios locales en cinco meses (107 más 38 asintomáticos), las autoridades han aumentado los controles y endurecido las restricciones para viajar con motivo del Año Nuevo Lunar, que empieza el 12 de febrero. Con un periodo festivo que este año durará del 28 de enero al 8 de marzo, se trata de la fecha más importante de China y de sus vacaciones más largas . Durante esos 40 días, por todo el país se moverán cientos de millones de personas, la mayoría emigrantes rurales que trabajan en las grandes ciudades y las fábricas y vuelven a sus pueblos con sus familias . Para impedir que este éxodo vacacional, el mayor movimiento de población del mundo, propague el virus por China, numerosas ciudades y provincias ya están pidiendo pruebas negativas PCR para regresar a casa.
Es el caso de Wuhan, capital de la provincia de Hubei y epicentro donde estalló la pandemia hace ahora un año . Desde el lunes, exige para entrar en la ciudad una prueba negativa con siete días de antelación. Y no solo viajando desde los lugares donde hay rebrotes, como Pekín y las regiones de Hebei y Heilongjiang, sino también desde otras «zonas de bajo riesgo» como, por ejemplo, Shanghái. La provincia sureña de Sichuan, donde también hubo un brote el mes pasado , requiere lo mismo para los procedentes de ciudades y distritos «de riesgo medio y alto» y los pertinentes códigos QR de salud para el resto. El lunes, este corresponsal viajó hasta la ciudad de Nantong, en la provincia de Jiangsu y a una hora y media en tren de alta velocidad desde Shanghái, y, al llegar, no solo pedían dicho código QR, sino también el pasaporte, número del móvil y el lugar adonde iba.
Aunque China tenía controlada la epidemia desde antes del verano y se respiraba bastante normalidad , los rebrotes de este invierno han disparado las alarmas porque demuestran lo difícil que es luchar contra el coronavirus. Y eso que, al menos oficialmente, las cifras de este país son muchísimo más bajas que las de Occidente.
En el último recuento oficial, la Comisión Nacional de Salud ha reportado este miércoles 115 nuevos casos confirmados, más del doble que el día anterior. De ellos, 107 son de transmisión local y el resto importados del extranjero, en su mayoría chinos que regresan a su país. En la provincia de Hebei, que rodea a Pekín, se han diagnosticado 90 y en Heilongjiang, al norte y fronteriza con Rusia, 16. Por su parte, los asintomáticos, que van en otra lista aparte pese a la recomendación de la OMS de sumarlos todos juntos, fueron 38, frente a los 81 del día anterior.
El foco de la epidemia
Con más de 500 casos entre confirmados y asintomáticos, Hebei es ahora el foco de la epidemia en China y preocupa por su cercanía a Pekín, donde se han reforzado los controles. Además de Shijiazhuang, capital provincial con once millones de habitantes, han sido confinadas dos ciudades más, Xingtai y Langfang, con más de cinco millones en total. En Heilongjiang, donde también ha estallado otro foco, ha sido cerrado el condado de Wangkui tras detectarse el lunes 36 casos asintomáticos. Ligados a dicho brote, han aparecido más asintomáticos en otras localidades cercanas y hasta en Changchun, capital de la vecina provincia de Jilin.
Como muchos de estos contagios se han producido en el entorno rural, donde las medidas de prevención y control son menores que en las ciudades, las autoridades están empezando a prohibir bodas, funerales y reuniones multitudinarias de cara al Año Nuevo Lunar. «Las enfermedades respiratorias infecciosas se propagan con más rapidez en invierno y los eventos sociales masivos, como bodas y funerales en los pueblos, aceleran los contagios», advierte a la agencia Xinhua el subdirector del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China, Feng Zijian.
Con todas estas restricciones, las autoridades intentan limitar el número de gente que viaje en tan peligrosa fecha . Además de animar a los emigrantes rurales a que pasen las vacaciones en los lugares donde trabajan, han prohibido a los funcionarios y cuadros del Partido Comunista que salgan de sus ciudades durante las vacaciones para dar ejemplo. Un año después del estallido en Wuhan, y cuando la epidemia ya estaba controlada, el coronavirus vuelve a poner a China en alerta justo antes de sus vacaciones más importantes.
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