China ya permite tener hasta tres hijos para frenar su envejecimiento

Tras acabar con la «política del hijo único» en 2016, el régimen sigue levantando las restricciones, pero las parejas se muestran reacias por la carestía de la educación y la vivienda y las largas horas de trabajo

China aprueba la reforma que autoriza hasta tres hijos por pareja AFP
Pablo M. Díez

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Hace cuatro décadas, el problema era la superpoblación y hoy lo es el envejecimiento de la sociedad . Así de rápido cambia China, que a finales de los 70 impuso la «política del hijo único» para que hubiera recursos para todos sus habitantes y ahora permite a las familias tener hasta tres descendientes. A través de una enmienda anunciada en mayo, el cambio ha sido introducido este viernes por el Parlamento en la Ley de Población y Planificación Familiar, según informa la Prensa estatal.

Aunque China sigue siendo el país más poblado del mundo con 1.412 millones de habitantes, en 2016 abolió la «política del hijo único» por el envejecimiento de su sociedad, que amenaza a su crecimiento económico en el futuro. Tras su apertura al capitalismo, su extraordinario desarrollo de las últimas décadas no solo ha alargado la esperanza de vida, sino que también ha generado una clase media urbana con más de 400 millones de personas que sufren los mismos problemas que las avanzadas sociedades occidentales.

Junto a las largas horas de trabajo, los más importantes son la carestía de la vivienda y de la educación, que han impedido que la erradicación de la «política del hijo único» en 2016 haya traído el 'baby boom' que esperaban las autoridades. Con solo 12 millones de bebés, el censo de 2020 volvió a mostrar por cuarto año consecutivo una disminución de los nacimientos , que cayeron un 18 por ciento con respecto a 2019 y alcanzaron su cifra más baja desde la tumultuosa década de las hambrunas y la «Revolución Cultural» en 1960. Muy por debajo del nivel de reemplazo estable que necesita toda sociedad, fijada en 2,1 hijos, la fertilidad de las mujeres chinas cayó hasta los 1,3 vástagos, el mismo índice que presenta otro desarrollado país asiático con graves problemas de envejecimiento: Japón .

Situación en el futuro

Para los próximos cinco años , las autoridades calculan una reducción de la fuerza laboral de 35 millones de personas. Ante los riesgos que esta situación presenta para el futuro, cuando no haya suficientes jóvenes para mantener a tantos mayores , el régimen sigue relajando sus restricciones a la natalidad con esta nueva «política del tercer hijo».

Pero sigue encontrándose con que muchas parejas no pueden permitirse tener más de un descendiente por lo caro que resulta criarlo y el poco tiempo que el trabajo les deja para cuidarlo. A tenor de una encuesta efectuada por la agencia de noticias Xinhua entre 31.000 personas cuando se anunció esta nueva medida en mayo, el 90 por ciento respondió que «ni siquiera consideraría» tener un tercer hijo .

Para convencerlos, la nueva política de natalidad prevé medidas de apoyo económico y social a las familias, como bajas por maternidad pagadas de hasta 98 días , beneficios fiscales y ayudas a la educación y el empleo. Además, los gobiernos locales podrán dar subsidios a los padres que dejen de trabajar para cuidar a sus hijos menores de tres años, según recoge el periódico 'South China Morning Post'. Pero será difícil que estos incentivos cambien a corto plazo la mentalidad de los chinos después de tantos años de limitaciones, que han dado lugar a una sociedad de familias con un solo hijo al que se le prestan tantas atenciones que son llamados los «pequeños emperadores» . Acostumbrados a no tener hermanos, estas nuevas generaciones de chinos también sufren la presión de garantizar el bienestar de sus progenitores en una sociedad hipercompetitiva y con más hombres que mujeres por la tradicional preferencia por el varón que impera en Asia.

El cambio, sin embargo, llega para tarde para los millones de familias que en el pasado pagaron multas por tener un segundo hijo. O, peor aún, para las funcionarias del Gobierno y del Partido Comunista que se vieron obligadas a abortar para dar ejemplo. Como si fueran máquinas, el autoritario régimen de Pekín les vuelve a pedir ahora que contribuyan al Estado, esta vez trayendo dos o tres hijos al mundo.

Para acabar con las paradojas de estos bandazos, que acaban haciendo mella en la psique colectiva, cuatro investigadores del Banco Central de China se atrevieron a pedir en marzo acabar con todas las restricciones de natalidad y que cada pareja tenga los hijos que quiera y pueda. Sin esta libertad, creen que pronto será tarde para revertir el envejecimiento de China .

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